Por: Bernanrdo Henao Jaramillo.
Columnista de Opinión
Ha sorprendido a Colombia presenciar un hecho sin precedentes en nuestra historia judicial, ver como una jurisdicción que tiene claros límites en su actuar, se presta para un grotesco espectáculo como si se tratase de un reality al recepcionar y publicitar por medios virtuales, la declaración que desde los “Estados Unidos” rindió el paramilitar Salvatore Mancuso.
Audiencia que se realizó con ocasión de lo expuesto por la Sección de Apelación de la JEP que al confirmar el rechazo al sometimiento a esa justicia del declarante, adicionó la decisión de primera instancia para “abrir” una puerta que había mantenido cerrada, pues, en varias de sus decisiones había sostenido su falta de competencia para admitir integrantes de la AUC, como, entre otros, lo dio a conocer en su comunicado 016 de 2021, en el cual para rechazar la petición de Jorge Luis Alfonso López dio como una razón que “actuó en calidad de integrante activo de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), cuyos miembros están excluidos del marco de competencia de la JEP.”
En verdad, no se pudo ubicar la norma que le atribuye a esta Sección la función utilizada para la adición, la que contradice la confirmación al rechazo que en esa misma providencia imparte, al señalar que se le permite u otorga una audiencia única de verdad plena al solicitante “antes de resolver sobre su solicitud de sometimiento(…)”.
En el año 2020, mediante providencia comunicada en auto No. 90 argumentó la Sala para confirmar el rechazo al sometimiento impetrado que el que el rol de Mancuso había sido el de un «miembro orgánico de la estructura criminal, desarrollando una función continua de combate». Recalcó que «no se demostró que las conductas de Mancuso correspondieran a las de un tercero civil financiador o colaborador de un grupo armado ilegal sino, por el contrario, evidencian su participación directa en las hostilidades al ejercer una función continua de combate.” Luego, es lo cierto, que la petición de sometimiento quedo resuelta negativamente.
Sin embargo, ahora como antecedente de esta particular y larga diligencia de varios días, se indicó que la JEP a través del Grupo de Análisis de la Información (Grai) consultó 120 fuentes judiciales provenientes de Justicia y Paz, la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía y el Consejo de Estado, así como sentencias de la Jurisdicción Especial de Restitución de Tierras, como también tuvo en cuenta cinco informes entregados a la JEP por entidades del Estado, el Informe Final de la Comisión de la Verdad, nueve informes de organizaciones de víctimas y de la sociedad civil, más doce informes de prensa, aportes con los que identificó el patrón criminal: Apoyo a la conformación y expansión de grupos paramilitares, el cual, según dicha entidad, está constituido por cuatro prácticas criminales: 1. Las Convivir como fachada del accionar paramilitar. 2. Operaciones conjuntas entre paramilitares y fuerza pública 3. Alianzas entre funcionarios, civiles, paramilitares y fuerza pública 4. Filtración de información del DAS con fines contrainsurgentes.
Amén de los graves errores que precedieron a esa audiencia, la JEP falló en lo más elemental. Dada la naturaleza misma de la diligencia debió comisionar su práctica presencial, mucho más cuando quien debía deponer no estaba admitido ante esa jurisdicción.
Pero las concesiones, que pueden causar sospechas, no paran ahí. Como, al parecer, su relato no se soportó en puntuales y cruciales pruebas, se le otorgaron 30 días hábiles, para que probara sus manifestaciones.
Es importante recordar y tener en cuenta que Mancuso se sometió a la Ley de Justicia y Paz (975 de 2005), situación jurídica que tiene fuerza de cosa juzgada y que la JEP no puede desconocer. Hacerlo sería inconstitucional
La justicia se representa como una mujer con los ojos vendados, la espada en una mano y la balanza en la otra, como símbolo de equilibrio y equidad. Valores de la justicia que hasta donde se puede apreciar no se cumplieron, pues, en adición a lo anotado se tiene que en los días que duró el relato se violaron reglas mínimas como la de la contradicción.
Para los observadores atentos y personas con conocimiento de recepción de declaraciones o formulación de interrogatorios con el debido rigor, la intervención de Mancuso fue un simple relato carente de espontaneidad y se puede pensar que hubo respuestas sugeridas, quebrantándose las formalidades exigidas para la recepción de testimonios.
No obstante, la JEP anticipó, previamente a la recepción del testimonio, que todo será contrastado por la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas, la cual tendrá la última palabra. Esta Sala con total independencia y autonomía debe decidir si finalmente el italiano ingresa o no a esa jurisdicción.
Pero lo más absurdo y grotesco es el papel protagónico que desempeñó Gustavo Petro, quien pareció fungir como juez y desde su cuenta de Twitter dio credibilidad al novelesco relato del italiano. Además señaló “Si la JEP fracasara aquí, vendrá entonces la Corte Penal Internacional”, lo que traduce una indebida presión.
Por otra parte, esta actuación ha constituido una verdadera desgracia para los señalados en la declaración de marras. No tuvieron posibilidad de refutar. Y el daño se hace mayor en la medida en que las bodegas pagas se dan a la tarea de difundir ese relato.
Esta justicia espectáculo cobra notable notoriedad frente al pésimo balance de la JEP en sus 7 años de funcionamiento de los quince de su existencia. No se tiene información de otra jurisdicción en el mundo que en tan largo tiempo no haya proferido ni una sola sentencia. Extrañamente, se la reconoce y admira por cuestionables organizaciones extranjeras.
La JEP le incumple al país al llevar adelante en forma mediática audiencias propias de un proceso interno de apelación. Al proceder en ese sentido parece tornarse en cómplice de difundir hechos que no tienen ningún respaldo probatorio, quebrantando el deber que tiene de proteger el buen nombre de todos y perjudicando a una parte del sector empresarial del país y a diferentes colombianos, todos ellos sin que hayan tenido ninguna oportunidad de contradicción.
Todo puede suceder. Timochenko ya le solicitó a la JEP que aceptara a Mancuso y vale recordar que cuando Timochenko asistió por primera vez a la JEP, ingresó sonriente y con el puño en alto, para enseguida decir “Estoy a su disposición con una profunda emoción por ver que se cristaliza ese sueño que tejimos en La Habana”.