Por Bernardo Henao Jaramillo
Columnista de Opinión
«La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo» escribió Nelson Mandela. ¡Qué gran verdad! Pero, despreciando lo que verdaderos pensadores y filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles desde la antigüedad pregonaron sobre la educación, así como lo que han expresado Rousseau, Jean Piaget, Ovide Decroly, María Montessori y muchísimos más sobre la trascendencia e importancia de ese tema en la vida del individuo y en la sociedad, hoy encontramos, quizás por ignorancia, a personajes del Pacto Histórico que señalan que educar “es una forma de violencia y adoctrinamiento”, desconociendo que la educación es un factor clave para promover habilidades sociales, igualdad de oportunidades, bienestar emocional, creatividad, pensamiento crítico y conocimientos, por lo que constituye uno de los soportes fundamentales en la vida de las personas.
Sostenía Platón que la educación es el único sendero que permite llegar a la formación de los gobernantes que por antonomasia logra crear una sociedad justa.
De hecho, es un tema sensible utilizado en las campañas políticas, en la del actual presidente éste dijo “(…) solo las sociedades que han priorizado la formación integral de sus ciudadanos han logrado construir condiciones duraderas de desarrollo humano y de dignidad (…) Queremos que los jóvenes puedan educarse en lo que deseen y en lo que el país y sus territorios necesitan”. ¿Será por ventura que ese propósito se materializa transformando el Icetex en banca de primer piso?
Vale recordar que la iniciativa de la «Matrícula Cero» buscó garantizar la gratuidad de ésta en programas de pregrado de instituciones públicas. Fue impulsada por diferentes actores políticos en diferentes momentos. Durante la administración Duque se implementó esta política en la educación universitaria, técnica y tecnológica públicas para estudiantes de los estratos uno, dos y tres. Esta medida se formalizó con la firma del decreto 1667 de 7 de diciembre de 2021, beneficiando a cerca de 700.000 estudiantes.
En su campaña a la presidencia Gustavo Petro quiso apropiarse de la idea. Al ser elegido continuó y fortaleció esta política mediante la ley 2307 de 2023, consagrando en el parágrafo 2 del artículo 2 “El Gobierno Nacional promoverá medidas para garantizar la permanencia y terminación de los procesos formativos de los jóvenes”, objetivo para el cual, ineludiblemente, el Icetex prestaba un certero apoyo.
Ello, porque el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior, Icetex, es una entidad estatal que promueve la educación superior mediante el otorgamiento de créditos y becas.
Se fundó el 3 de agosto de 1950 por afortunada iniciativa de Gabriel Betancur Mejía quien, tras beneficiarse de un préstamo para estudiar en el extranjero, concibió la idea de una institución que facilitara mediante financiación a estudiantes de alto nivel académico y limitados recursos económicos continuar con su educación.
Muchos colombianos tramitaron créditos que les permitieron estudiar en las mejores universidades ya que inicialmente el enfoque de la institución fue el de otorgar préstamos para estudios técnicos y especializados en el exterior.
Hoy, todos ellos son defensores del Icetex. Con el tiempo se empezó a incluir financiación de estudios de pregrado y postgrado dentro del país, adaptándose a las condiciones cambiantes de la demanda de educación.
A lo largo de sus más de 74 años de existencia el Icetex ha beneficiado a millones de colombianos, facilitando su acceso a la educación superior y contribuyendo al desarrollo social y económico del país. La entidad ha evolucionado para ofrecer diversas modalidades de apoyo financiero, incluyendo créditos reembolsables, condonables y becas, además de gestionar programas internacionales que permiten a los estudiantes acceder a oportunidades educativas en el extranjero. En la actualidad, el Icetex continúa siendo una pieza irreemplazable, clave en el sistema educativo colombiano, adaptándose a los desafíos contemporáneos y buscando mejorar sus servicios para atender las necesidades de los estudiantes y contribuir al progreso de la nación.
Esa gran contribución a la educación tiene a más de 200.000 personas adelantando estudios y ahora está a punto de desaparecer. El destructivo gobierno Petro ha empezado a promover la idea de reemplazar al Icetex por un banco.
A la fecha la institución se encuentra sin recursos económicos para continuar con su labor y sus beneficiarios en ascuas sobre cómo continuar con sus estudios. Ahora bien, ¿a qué fin reemplazarla por un banco tradicional cuando en el país tenemos una gran cantidad de ellos? Esto sugiere que hay un nefasto trasfondo ideológico.
¿Será que Gustavo Petro pretende embrutecer a nuestra juventud y acabar las universidades privadas? Es importante recordar que en el año 2019, durante los disturbios que Gustavo Petro, hoy presidente, patrocinó y promovió, la sede del Icetex fue atacada por encapuchados que protestaban por posibles recortes de presupuesto. ¿Dónde están esos reclamantes? Quizás en el gobierno. Lo cierto es que no se comprende por qué nadie ha salido a protestar por la grave situación que realmente atraviesa esa Institución.
La propuesta de reforma al Icetex busca transformar su modelo de financiamiento educativo, priorizando los odiosos subsidios que tanto fomentan la vagancia. Para garantizar la sostenibilidad financiera del Icetex y su funcionamiento como entidad de subsidios se propone crear un fondo financiado con recursos del Presupuesto General de la Nación o provenientes de sectores estratégicos del país. Este fondo desde luego se alimentaría con los impuestos de los colombianos.
Una de las medidas es la condonación de las deudas actuales de los estudiantes en situación de vulnerabilidad. Este programa convertiría los créditos en becas o apoyos no reembolsables, priorizando a quienes pertenecen a los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3.
Es una gran demagogia para tratar de conseguir a futuro votos. ¿Por qué será que todo lo que bien funciona lo pretenden destruir?
La crisis del Icetex ha llegado al Congreso y ya cerca de 70 congresistas han solicitado a los ministros de Hacienda y Educación que antes de finalizar noviembre se giren los 432.000.000.000 que se le adeudan a la institución. También piden que se abra de inmediato la convocatoria de créditos para el año 2025.
Quieren hacer un control político pero el cierre de las sesiones ordinarias, que será el 16 de diciembre, probablemente no lo permitirá.
Para agravar más la situación se conoció que el Gobierno anunció un recorte en el presupuesto general para 2025, que afectará diversos sectores, incluida la educación. Según el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, se prevé una disminución del 33% en la inversión pública, impactando especialmente a los sectores de Inclusión y Reconciliación Social, Agricultura y Educación.
En el caso específico de la educación, el presupuesto de inversión podría reducirse en aproximadamente 5 billones de pesos, lo que representa una caída del 56% en comparación con el año anterior. Esta reducción afectaría programas claves como la gratuidad educativa y la infraestructura en instituciones de educación superior. Por ejemplo, el Viceministerio de Educación Superior solicitó 6,55 billones de pesos para 2025, pero solo se le asignaron 4,63 billones, casi 2 billones menos de lo requerido. No hay dinero para educación, sí para subsidios de “Pagar para no matar”, qué ironía.
Pildorita: ¿Qué nos pasa a los colombianos que no protestamos contundentemente por la llegada de Benedetti al gobierno de Petro, en calidad de asesor?