Una muestra del despojo que sufre la hermana Venezuela

Acontecimientos.

Quedan 133 días para finalizar el año.

 

rimera-. -. Denuncian que con la ayuda de China, Rusia y Turquía, la cuadrilla de Nicolás Maduro, ´Maburro’, se apoderó de las nuevas plantas procesadoras de oro venezolano, que ingresan más de 5.000 millones de dólares al año, país, al parecer, con la segunda reserva de oro más grande del mundo, ubicadas en el Arco Minero del Orinoco, que abarca casi el 12 % del territorio nacional -duplicando la faja petrolífera del mismo nombre, lo que sería la fuente inagotable de ‘Maburro’ y sus aliados, militares retirados o civiles relacionados con el gobierno (7.000 toneladas de reservas).

El “plan oro”, se llamó inicialmente al desfalco de la nación ordenada por el Gobierno, que daría ingresos de más de 5.000 millones de dólares anuales, con la puesta en marcha de 54 plantas procesadoras de minerales, para la explotación de oro, diamante, coltán, hierro, bauxita, entre otros minerales preciosos. La minería se ha transformado en la nueva maquinaria de corrupción del Gobierno y la única manera de sobrevivir de muchos que se convierten prácticamente en esclavos del sistema. “Es el salvavidas financiero para el país, pero lleno de trampas y conflictos”.

Segunda-. El modelo de negocio lo encarna un grupo de inversionistas privados, que preside Eduardo Ribas, un nuevo mecenas del oro vinculado a la familia presidencial, ‘Maduro-Flores’. La técnica aplicada para separar la tierra del oro es el mercurio, un proceso sumamente largo y contaminante. Actualmente se perpetra “el mayor crimen ecológico de la historia”, según denuncias de diputados de oposición.

Allí se están escenificando guerras entre distintas mafias, nacionales y extranjeras, así como grupos paramilitares -como el ELN- que buscan hacerse del control de la explotación. Se desconoce qué ocurre en el Complejo Domingo Sifontes, “nadie sabe en realidad cómo, para dónde y cuánto llega realmente a las arcas del Estado”. “Nada es gratis y siempre está involucrado un uniformado (militar) con sus intereses particulares”.

Tercera-. El senador ruso, Konstantín Kosachov, planteó: «Es momento de que la verdadera comunidad internacional imponga sanciones por la coerción económica a actos políticos para complacer a las fuerzas externas», refiriéndose a la supuesta intención del Gobierno estadounidense de establecer un bloqueo marítimo a Venezuela.

El sitio web Axios, afirmó ayer que Trump, había planteado a sus asesores, estudiar el bloqueo marítimo del país latinoamericano, similar al impuesto a Cuba en 1962. El citado legislador recalcó que las sanciones causan la muerte de pacientes civiles en Venezuela y los responsables de esas muertes no parecen detenerse. Se conoció -de otra parte-, que el Canal de Panamá permitirá el paso de buques venezolanos pese a presión de EEUU. Por el momento, dijo Kosachov, el Pentágono no considera realista esa opción, ya que Venezuela no es una isla como Cuba y es poco probable que funcione.

Cuarta-. A principios del mes ocurrieron dos hechos que permiten vislumbrar el camino trazado por Estados Unidos para tratar ‘el caso venezolano’. Ellio tt Abrams, enviado especial de la Casa Blanca para Venezuela, hizo un balance sobre el plan general de Washington para derrocar a ‘Maburro’. En Brasil, se organizó una reunión empresarial para hablar de la reconstrucción de Venezuela en el periodo poschavista. Interrogado Abrams sobre qué pretende hacer en el corto y mediano plazo para lograr sus objetivos, respondió: «Estamos tratando de, déjeme usar un buen término marxista, ‘aumentar las contradicciones’, es decir, estamos ejerciendo una enorme presión sobre estos individuos. (…) Estamos presionando todo el sistema».

Preguntado del por qué no se aplica la opción militar como vía rápida para lograr los objetivos de la Casa Blanca, respondió: «Creemos que hay muchos civiles, incluso en el PSUV, que es el viejo partido de Hugo Chávez, el partido chavista, que se dieron cuenta de que el sátrapa estaba destruyendo su partido, destruyendo su marca». «Si nos fijamos en la coalición que tenemos de 55 países que apoyan a Juan Guaidó, destruiremos esa coalición. La intervención militar no la quieren los latinoamericanos ni los europeos. Es posible que pueda encontrar dos o tres países que dicen en privado: ‘Sí, se debería invadir Venezuela’, no más que eso».

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