Por Rafael Rodríguez-Jaraba*
Bien saben mis lectores que, salvo contadas excepciones, solo escribo sobre ideas, propuestas, principios y valores, y no, sobre personas. También saben, que soy amigo de la crítica asertiva y propositiva, y rotundo enemigo del halago obsecuente; pero considero de justicia, dedicar unos renglones a la vida y obra de Álvaro Uribe Vélez, el Gran Colombiano, quien ha consagrado su vida entera al servicio de la patria.
Es por eso que no sorprende que en la más reciente encuesta realizada por Guarumo-Ecoanalítica -firmas serias, neutrales y confiables-, se revele que, si en Colombia hubiese reelección, Álvaro Uribe ganaría entre todos los expresidentes, incluido el actual, a quien el 59,1% de los encuestados lo descalifican por su pésima y destructiva gestión.
Y es que Álvaro Uribe modificó la historia de Colombia e hizo que los colombianos nos sintiéramos gobernados. Sí, Uribe revivió la fe, la confianza y la credibilidad en el gobernante; redimió y ensanchó la economía y la hizo incluyente; respetó y defendió la ley y el Estado de Derecho; remozó la ilusión colectiva de aspirar a una patria mejor; restableció la institucionalización del país; develó la corrupción de algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia; y, rescató el orgullo perdido de una nación mancillada por la violencia y la barbarie entronizada por un puñado de criminales disfrazados de guerrilleros.
Uribe exigió diligencia y acierto a sus colaboradores, estremeció con vigor las agencias del Estado, puso en movimiento el pesado carruaje burocrático de ellas e hizo cercano el Gobierno a las regiones y sus habitantes.
Cómo olvidar sus Consejos Comunitarios en los más apartados lugares de la geografía nacional, en los que, con humildad y grandeza, y valiéndose de sencillas palabras, exhortó a las comunidades para que miraran lejos y con perspectiva de futuro, haciendo que la esperanza de progreso fuera posible y sostenible a partir de la decisión y gestión de ellas mismas, y con el apoyo de sus gobernantes locales y del Gobierno Nacional.
En materia de Seguridad, los logros de Álvaro Uribe durante sus ocho años de Gobierno, son cuantiosos e inestimables, entre ellos:
- La desmovilización, captura o baja de numerosos cabecillas de las Naco-Farc, incluidos los alias “Raúl Reyes”, “Iván Ríos”, “Negro Acadio, “Martín Caballero”, “El Paisa”, y de tantos otros.
- La realización de la llamada “Operación Jaque”, sin antecedentes en la historia mundial, planeada estratégicamente para rescatar a Ingrid Betancourt y sus compañeros de cautiverio a manos de las Narco-Farc, en la que no hubo ninguna baja.
- La Liberación de todos los políticos secuestrados por las Narco-Farc, como resultado del asedio de la fuerza pública, entre ellos, Consuelo de Perdomo, Clara Rojas, Gloria Polanco, Jorge Géchem, Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán, Sigifredo López y Alan Jara.
- La desmovilización y reincorporación a la vida civil de más de 35.000 miembros de las AUC y de 18.000 miembros de las Narco-FARC y el Narco-ELN, en el marco de la Ley de Justicia y Paz.
- La reducción de 33.3% en el número de hectáreas sembradas con cultivos ilícitos.
- La disminución de 85% de los atentados terroristas.
- La reducción de homicidios en un 74%.
- La disminución a 282 los secuestro en 2010 frente a 2.882 en 2002.
- El ensanche y continuidad del Programa Familias Guardabosques, que vinculó a 114 mil familias que protegieron más de un millón de hectáreas de bosque natural de los impactos nefastos que causan los cultivos ilícitos.
- El acompañamiento a cerca de 58 mil hogares desplazados por el terrorismo mediante planes de retorno o reubicación.
- La extradición de 956 personas formalmente acusadas de narcotráfico.
En lo Económico, sus logros siguen siendo inigualables. En materia de confianza inversionista y crecimiento económico, los resultados son elocuentes, entre ellos:
- La inversión extranjera se incrementó en 164%.
- Se crearon 150 mil nuevas empresas.
- El crecimiento económico promedio del país superó el 4% anual, alcanzando niveles de 7.2% y 6.7% durante los años 2006 y 2007, respectivamente.
- Se crearon 3’668,000 puestos de trabajo y la tasa de desempleo cayó de 15.8% a 11.2 % (agosto de 2002 – agosto de 2010). En las 13 principales ciudades, la caída del desempleo fue incluso más pronunciada, al pasar de 18.3% a 12.2% durante el mismo período.
- La capacidad adquisitiva de la población se incrementó de manera significativa como resultado de la disminución de más de 60% en la tasa de inflación, la cual pasó de 5.98 a 2.31% (agosto de 2002 – agosto de 2010).
- El ingreso per cápita de los colombianos se multiplicó por un factor de 2.64, alcanzando $USD 6.327 en 2010.
- La sostenibilidad fiscal y el equilibrio externo de la nación se restauró, y las reservas internacionales crecieron 150%, al pasar de $USD 10,673 millones en agosto de 2002 a $USD 26,712 millones en agosto de 2010.
- La productividad promedio del agro colombiano se incrementó en 13%.
- Se construyeron 1 millón doscientas mil viviendas, alojando así al 12% de la población colombiana.
Pero probablemente, el mayor éxito de su gestión fue en lo Social, como resultado del restablecimiento de la seguridad, la estabilidad legal y la seguridad jurídica, lo que permitió que se registraran avances nunca antes vistos en términos de cohesión social y reducción de pobreza:
- El número de colombianos protegidos por el sistema de aseguramiento en salud pasó de 25 millones a 41 millones.
- Dos millones de víctimas del desplazamiento forzado fueron vinculadas al régimen subsidiado.
- La cantidad de personas activas en el Sistema General de Pensiones creció de 4 millones a casi 6 millones (diciembre 2002 – marzo 2010).
- El número de afiliados al Sistema de Riesgos Profesionales pasó de 4.2 millones a cerca de 7 millones.
- El número personas afiliadas a las Cajas de Compensación Familiar aumentó de 3.4 millones a 5.9 millones.
- Se alcanzó 100% de cobertura en educación media.
- Se crearon 60 mil cupos de educación superior, de los cuales 32.3% correspondieron al nivel técnico y tecnológico.
- La deserción escolar cayó de 8.0% a 5.2%.
- En el 2006 el programa Familias en Acción se amplió a todos los centros urbanos del país. En 2008 se extendió a comunidades indígenas. Durante el 2009 el programa se concatenó a un proceso masivo de bancarización de las familias beneficiarias en 229 municipios del país.
- En el marco del programa Desayunos Infantiles con Amor, el ICBF le brindó desayuno a más de 8 millones de niños y niñas menores de 6 años de los niveles 1 y 2 del Sisbén.
- Su Gobierno sacó adelante el Código de Infancia y Adolescencia, permitiendo acceso oportuno a la información y rápido tratamiento de los niños en situaciones de maltrato, explotación sexual o laboral, y abandono.
- Bajo el programa de Protección Social al Adulto Mayorpara mayo de 2010, más de 573 mil personas de la tercera edad en situación vulnerabilidad socioeconómica recibían un subsidio monetario mensual.
- Durante su Gobierno, 3.5 millones de personas salieron de la pobreza y cerca de 1.7 millones de situación de pobreza extrema.
- En el 2009, último año completo de su mandato, su Gobierno transfirió 17 billones de pesos a sus programas sociales que beneficiaron al 40% más pobre de los colombianos.
El Presidente Uribe culminó sus períodos presidenciales en armonía con su visón de gobierno, la que partía del restablecimiento de la seguridad, y desencadenaba, aumento de confianza en el futuro, crecimiento económico sostenible, fomento a la educación, cohesión social y disminución de la pobreza; lo que permitió el fortalecimiento de la democracia y su sostenibilidad fiscal.
Luego de sus dos períodos de gobierno, Álvaro Uribe Vélez se convirtió en el presidente que Colombia amó, y sigue amando y extrañando, y, su formidable labor dejó, impronta indeleble en la mente y corazón de la inmensa mayoría de los colombianos.
Que hoy, el 78% de los colombianos añore el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, es evidencia cierta de su inestimable gestión y brillante talante de estadista, más que de presidente.
Pero como todo ser humano, Álvaro Uribe cometió errores y desaciertos, y el más grande de ellos, fue confiar en Juan Manuel Santos; inefable traidor, no de Uribe, sino de la democracia colombiana. Que nadie olvide que, los llamados y execrables falsos positivos, ocurrieron en su mayoría, estando Santos de Ministro de Defensa, los que de inmediato Uribe repudió y condeno con el mayor rigor, y por los que Santos tan solo pidió perdón en junio de 2021, bajo el apremio de la mal llamada Comisión de la Verdad.
Por eso sorprende, sobrecoge y resulta inexplicable, que algunos jóvenes desinformados, odien más a Álvaro Uribe que lo que quieren a Colombia, y, al mismo Juan Manuel Santos y a su Paz con Impunidad; paz cínica, espuria y desvergonzada, que violentó el orden constitucional, pervirtió las instituciones, premió criminales, burló inocentes, estimuló la violencia y convirtió vastas zonas del territorio nacional en vergeles de cultivos ilícitos y en cadena interminable de factorías de narcóticos.
Ya es hora que esos jóvenes desinformados, se interesen por la historia y no se dejen aleccionar por la retórica mentirosa de la posverdad comunista, y se sumen al frente unido democrático, cívico y pacífico que aglutina a la mayoría de los colombianos, constituido para evitar que el gobierno que padecemos, como lo hizo el de Santos, siga socavando el Estado de Derecho y erosionando las instituciones republicanas. De ahí la importancia que, por encima de toda diferencia política, partidista o ideológica, con estos jóvenes, cerremos filas contra el populismo y la implantación del perverso, anacrónico y retardatario régimen comunista, tan solo bueno para sembrar esperanzas y cosechar frustración, desengaño y miseria.
Es urgente que sigamos construyendo una unidad nacional fuerte y pluralista, que nos integre en una fraternidad inquebrantable, y no tan solo en la alegría y el duelo. Ser colombiano, debe ser la vivencia diaria del ideario de principios y valores democráticos y solidarios que el presidente Álvaro Uribe Vélez ha predicado y aplicado, y que nos ha señalado y enseñado. Es difícil, muy difícil saber, cuánto le debe Colombia a un hombre que ha dedicado su vida entera a servirle.
Presidente Álvaro Uribe Vélez, gracias por devolvernos la esperanza; gracias por defender la democracia; y, gracias por consagrar su vida al servicio de la patria.
Álvaro Uribe Vélez, Presidente Eterno de Colombia y Estadista de América,
*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado Esp. Mg. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Litigante. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional en Derecho. Catedrático Universitario. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.