La agresividad del Alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, no es un ejemplo a seguir

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Luego del hecho, la Procuraduría General suspendió por tres meses al Alcalde Hernández, porque los mandatarios no pueden «elodar la función pública agrediendo a los ciudadanos».

El Alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, se transforma en un hombre iracundo y agresivo cuando se le habla de combair la corrupción entre los miembros de su gabinete.

En Bucaramanga se dice que Hernández se la ha pasado haciendo promesas y la ciudad no ha avanzado y que el único hecho recordado de su gabinete, fue cuando izó la bandera de la comunidad LGBTI en lo más alto de la Alcaldía, como resplado a ese sector, durante varios días.

Se ha dedicado a grabar videos que sube a las redes sociales cuestionando la corrupción, lo cual está bien, pero de obras, pocas.

Su irascibilidad quedó en evidencia en un encuentro en la propia Alcaldía con el Concejal Jhon Claro, crítico de su gobierno, quien lo cuestionó por tener en su Despacho a colaboradores denunciados por algunas irregularidades. Hernández montó en colera e increpó verbalmente al cabildante con palabras de grueso calibre, pero luego se calentó más y pasó a la agresión física, no propia de ningún funcionario en Colombia.

El respetado Alcalde, casi octogenario, le dio un fuerte puño en la cara a Claro, e intentó darle otro tremendo golpe, pero fue detenido por un policía de turno, porque este le recordó su sociedad y la de un hijo suyo con un personaje relacionado con la corrupción local llamado Fredy Anaya, exdirector de la corporación ambiental CDMB.

Suspendido por tres meses

Luego de conocerse el bochornoso incidente, la Procuraduría General de la Nación tomó cartas en el asunto y suspendió del ejercicio de su cargo durante tres meses al Alcalde Hernández, quien ya había salido corriendo a algunos medios a disculparse por el hecho y hasta se hizo internar en un clínica de Bucaramanga alegando una supuesta enfermedad repentina a raíz del caso. Hernández hasta leyó un comunicado público con sus disculpas, supuestamente arrepentido, pero no le sirvió con frente al Ministerio Público.

El Procurador Fernando Carrillo afirmó que este tipo de actuaciones van en contra de las funciones de quienes ocupan cargos públicos.

«Uno no puede de manera alguna enlodar el ejercicio de la función pública, entre otras cosas, agrediendo a los ciudadanos«, señaló Carrillo, al explicar que la actuación de Hernández en una de las faltas gravísimas en el Código Único Disciplinario.

La medida de la Procuraduría contra el Alcalde de Bucaramanga fue una medida cautelar, mientras avanza un proceso formal disciplinario en su contra, que lo podría sacar definitivamente de su cargo al inhabilitarlo por varios años.

La agresividad y falta de tolerancia del Alcalde Hernández no es un ejemplo a seguir para ningún funcionario en Colombia. Un hombre que necesita el retiro inmediato de la vida pública. Este furioso personaje debe renunciar. No representa a la sociedad bumanguesa.

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