Miguel Botache, alias Gentil Duarte, era un curtido, temible y sanguinario guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), quien no se acogió al Proceso de Paz y, por el contrario, siguió delinquiendo y manejando los jugosos negocios relacionados con cultivos de coca y las rutas del narcotráfico.
Dicen que su poder militar era tan grande que a él, supuestamente, se le deben los crímenes de sus propios compañeros subversivos Seuxis Pausias Hernández Solarte, alias Jesús Santrich; Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, alias El Paisa, y Henry Castellanos Garzón, alias Romaña (quienes estuvieron en el Proceso de Paz), también en territorio venezolano o cerca a la frontera, por temas de mafia.
Gentil Duarte, era uno de los hombres más buscados en Colombia. Murió luego de ser atacado con explosivos por parte de un comando enviado por su enemigo, Iván Márquez, quien sí se acogió al Proceso de Paz en La Habana (Cuba) en 2016 entre las Farc y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, pero quien luego prefirió continuar su vida delictiva disputandole los negocios de narcotráfico al mismo Duarte.
Márquez volvió a la clandestinidad junto con Santrich porque ambos fueron pedidos en extradición por la justicia de Estados Unidos la cual descubrió que participarpon en el envío de un cargamento de cocaína con destino a ese país, en sociedad con los poderosos carteles mexicano.
El campamento de Duarte fue abandonado, pero quedaron los rastros de la presencia de los subversivos, incluso pertenencias de Duarte, informaron fuentes del Ministerio de Defensa de Colombia.
Lo que se vive entre los grupos terroristas de Márquez y Duarte es un verdadera guerra de narcotraficantes que todavía no acaba y dará mucho de qué hablar.