E
l ritmo de reducción del casquete polar ártico, es tan acelerado, que si en el invierno de 1980 el tamaño de esta masa de hielo era de aproximadamente 15 mlls. 600 mil km2, hoy faltan 960 mil, aseguran recientes estudios. De seguir la inercia, el panorama no es muy alentador, pues la superficie se derretiría completamente hacia fines de siglo, aunque otros señalan que podría darse entre 2040 y 2050. “Hay que señalar que al decir ‘desaparecerá’, quiere decir que no habría capa de hielo en el verano, aunque ésta podría regresar en invierno”. Preocupación que ha aumentado después de 2007, en que se observó una disminución a razón de 3.5 por ciento cada 10 años, registrándose una recuperación entre 2008 y 2009. Si bien la condición no se agravó como se esperaba, la merma continúa. El espesor de esta capa gélida mide alrededor de dos o tres metros sobre toda la extensión de hielo, aunque llega a tener 25 metros en algunos lugares.
Impacto de la actividad humana: La deforestación, la producción de gases efecto invernadero y uso desmedido y poco eficiente de los hidrocarburos son algunas de las actividades humanas detrás del inusual aumento en la temperatura alrededor del globo, fenómeno al que el Ártico es particularmente sensible, pues los agujeros más grandes en la capa de ozono se localizan justo arriba de los polos.
Temperatura ártica. Sin importar la estación, siempre hay agua congelada sobre el océano ártico, aunque en invierno se observa más; sin embargo, de continuar el ritmo al que se derrite, probablemente desaparecerá durante los veranos. La temperatura ártica sufre el doble de los efectos del calentamiento que la de las demás regiones, debido a que, al desaparecer la cubierta helada que cubre al piélago, el cambio de albedo a que ocasiona alteraciones locales rápidamente perceptibles. “El área virgen se vería inmediatamente alterada. A lo que se sumarían las disputas internacionales, porque los hielos no tienen dueño, pero al desaparecer el casquete, los países colindantes reclamarían derechos de uso y explotación del área despejada”.
Muchos activistas han formado un frente para evitar que las compañías pesqueras y petroleras tengan acceso a la zona antes que los científicos, pues es preciso que ellos evalúen y anticipen cualquier impacto ambiental, tanto en la superficie como bajo el océano, pues hablamos de aguas que tienen de cuatro mil a cuatro mil 500 metros de profundidad.
Por: mario arias gómez.
Bogota, D. C. 24 de julio de 2019.