El presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) reveló que ha dado a conocer esta situación a los ministerios de Agricultura y Comercio, “pues tan importante como persistir en el esfuerzo exportador, es eliminar las distorsiones del mercado interno en beneficio de quienes producen y quienes compran”.
“¿Quién se quedó y hoy se queda con ese margen billonario?” es la pregunta que se hace José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán, sobre los especuladores que, al amparo de la informalidad, se convierten en formadores efectivos de precios y verdaderos buitres que devoran el esfuerzo ganadero y el bolsillo del consumidor.
El alto ejecutivo destacó el aporte del gremio en la diversificación de las exportaciones agropecuarias ya que tienen un efecto en la modernización productiva y esta sobre los precios y la rentabilidad, que redundan en bienestar al ganadero y mejoramiento de la vida rural.
Además, las ventas internacionales de cane, leche y otros productos del campo colombiano hacen parte de los planes de este y otros gobiernos que han planteado una menor dependencia de las rentas de la industria del petróleo dentro de la canasta exportadora.
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Menos exportaciones, peligro para miles de familias ganaderas
Sin embargo, el comercio internacional de carne colombiana ha tenido este año una reducción importante afectando a miles de familias ganaderas y a las regiones que dependen de este renglón económico y social.
En su columna semanal, el dirigente gremial recordó que gracias al objetivo gremial exportador, que incluyó la recuperación del estatus de país libre de fiebre aftosa, el esfuerzo modernizador en producción sostenible y una intensa actividad comercial, las exportaciones de carne y animales crecían desde 2020, con ventas por 267,1 millones de dólares, una disparada en 2021 con 427,4, hasta 2022 con 502,4 millones, superando la meta de 500 millones en exportaciones cárnicas.
“No fue fácil, pues además del reto de los altos estándares de los mercados, enfrentamos las narrativas contra nuestra actividad. Hay que exportar, pero si exportamos animales, con estricto cumplimiento de protocolos de sanidad y bienestar, recibimos el ‘matoneo mediático’ de animalistas extremos; y si exportamos carne, somos causantes del alto precio al consumidor y de la inflación”, agregó.
El precio de la carne
¿Qué sucede con el precio de la carne? En su escrito titulado “La encrucijada del sector cárnico”, Lafaurie Rivera explicó que en efecto, entre 2020 y 2022 el precio de la carne al consumidor aumentó a la par con las exportaciones, pero no por causa de estas últimas, sino del fenómeno inflacionario mundial que afectó a todos los productos.
“En 2023, sin embargo, esta tendencia positiva se detuvo, con exportaciones de carne y animales por 305,6 millones de dólares a noviembre, por debajo de las de 2021”, dijo.
¿Qué pasó?
– Primero: la inflación mundial cedió y bajó el precio internacional.
– Segundo: mientras el peso se apreció en beneficio de los importadores, el real brasilero, la moneda del gran vendedor en la región se devaluó y su carne alcanzó mayor competitividad-precio.
– Tercero: como lo que uno gana otro lo pierde, nuestra menor competitividad por tasa de cambio llevó al cierre, entre agosto y septiembre, de las dos plantas de la multinacional Minerva, responsable del 90 % de las exportaciones.
¿En qué estamos?
– Primero: frente al riesgo latente de la retirada de Minerva, porque las multinacionales ponen sus huevos donde hay mejores condiciones para que la rentabilidad incube, lo cual representaría el colapso exportador y una verdadera catástrofe para nuestra ganadería, porque el precio, con su mayor cota en mayo de 2022 a $9600 kilo/potrero/báscula, hoy ronda los $7400 y podría caer a $6500.
– Segundo: a diferencia de lo sucedido en el mundo —disminución del precio al consumidor—, en Colombia la carne mantiene un precio “establemente alto”, a pesar de que el del ganado cayó en más del 20 %.
Esto ya sucedió en 2009. Cuando se desplomaron las exportaciones a Venezuela cayó el precio del ganado, pero no se redujo un peso el precio al consumidor. ¿Quién se queda con este margen?
En declaraciones a medios de comunicación, el alto ejecutivo denunció a una cantidad de gente que compra ganado en efectivo, lo trae de diferentes lugares del país, lo sacrifica sin ningún tipo de control y después lo vende como carne caliente, “¿dónde está el secretario de Salud de Bogotá? ¿Dónde está el secretario de Gobierno de Bogotá? ¿Por qué la carne no ha bajado?”.
Si por la carne llueve…
Por último, el presidente ejecutivo de Fedegán adelantó lo que será su próximo análisis: “Si por la carne llueve, por la leche no escampa”.
La situación no está nada fácil para un renglón económico y social que es dos veces el avícola, 3 veces el cafetero y el floricultor, 4,1 veces el porcícola, 5,2 veces el bananero y 7,2 veces el palmicultor.
Además, la ganadería genera alrededor de 1 millón de puestos de trabajo y tiene presencia en más de 1000 municipios colombianos.