Por: Eduardo Padilla Hernández, abogado, presidente de Redvigila.
Si la sociedad colombiana quiere salir adelante, tiene que calcar el ejemplo de unión de los valientes campesinos irlandeses.
Cuenta la historia que Boycott fue contratado en 1880 por el conde de Erne como administrador de sus tierras en el Condado de Mayo, en la Isla Achill en Irlanda, y adquirió fama de explotar a sus subordinados.
Por este motivo Boycott amenazó con medidas judiciales, y finalmente contrató en noviembre de 1880 a trabajadores protestantes del Condado de Ulster y puso la cosecha a resguardo con la colaboración de la Real Policía Irlandesa.
Una decisión de la Liga Agraria Irlandesa, fundada en 1879, les concedió oficialmente a los campesinos la posibilidad de evitar a Boycott y no llevar adelante ningún tipo de negocio con él. Incluso el ferrocarril se negó a transportar su ganado.
Los irlandeses resultaron vencedores porque reaccionaron como un sólo hombre para defenderse ante la conducta explotadora de Boycott. A los campesinos irlandeses le debemos el término boicotear.
Si la sociedad civil colombiana quiere en verdad defender la paz, debe acudir a este memorable ejemplo, y boicotear el muro del capitalismo salvaje, que a simple vista parece inexpugnable, pero que para nadie es un secreto que tiene un talón de Aquiles que es la corrupción. Este es el punto débil sobre el cual el capitalismo no tiene poder ni dominio.
Un pueblo bien entrenado en ballestas puede alcanzar la precisión para disparar la saeta directa a la mencionada fragilidad. La ballesta es el conocimiento correcto de la realidad colombiana, y la saeta es el bolígrafo para marcar el tarjetón.
Un pueblo entrenado en el conocimiento correcto está en capacidad de saber que el capitalismo salvaje es el principal estorbo para lograr la paz.
El capitalismo es como el agua. Esta es mala o buena: depende del uso que se le dé. Puede calmar la sed o ahogar a una persona.
El capitalismo es también como el fuego. Este sirve para cocinar los alimentos o para incendiar un bosque.
Las clases sociales no desaparecen, sino que cambian de nombre. Es así como después de los amos y los esclavos, aparecen los propietarios feudales y los siervos, y luego, la burguesía y el proletariado. Los cambios de nombres de las clases han sido siempre el resultado de nuevas relaciones económicas y sociales. Se trata del mismo perro con diferente collar isabelino, la misma gorguera de Isabel de Inglaterra del siglo XVI.
El capitalismo fracasó, porque no fue orientado hacia la vida, sino que sus pasos nos están conduciendo hacia la muerte.
¿PARA QUÉ HA SERVIDO EL CAPITALISMO?
El capitalismo no ha resuelto ningún problema. Ha saqueado al mundo, dejando una estela de pobreza. Ha creado estilos de vida y modelos de consumo que son incompatibles con la realidad. Ha envenenado las aguas de los mares, de los ríos, de los lagos. Ha dañado la tierra, la atmósfera, el aire, la flora, la fauna. Ha originado un despilfarro descomunal. Ha causado un trastorno climático sin precedentes. Las guerras que masacran a millones de personas tienen su origen en el capital.
El capitalismo posee recursos financieros excesivos, pero no soluciona el problema de la educación, de la salud, de la vivienda, ni de la alimentación, ni del medio ambiente.
Según una encuesta de opinión realizada en Colombia en abril de 2022, más del 40% de las personas entrevistadas afirmaron que la corrupción es el principal problema del país. La pobreza y el hambre fueron el segundo punto más mencionado por los entrevistados con un 27,7% del total.
Los principales problemas sociales de Colombia causados por el capitalismo, son:
• Hambre.
• Inseguridad.
• Violencia.
• Discriminación.
• Pobreza.
• Desigualdad social.
• Feminicidios.
• Corrupción.
El capitalista presume de trabajar, trabajar y trabajar, pero su fortuna no la ha amasado con el sudor de su frente, sino como parásito del Estado. Para amasar una fortuna con el Estado no se requiere ingenio, sino carecer de transparencia. La honestidad es incompatible con amasar una fortuna en detrimento del erario público.
El capitalismo no nos ha brindado un modelo de vida decente, saludable ni próspero, porque está asociado a factores como: corrupción, manipulación, engaño, maquinación, conflicto armado, narcotráfico, daño al medio ambiente, pobreza, despojo, desplazamiento forzado, falsos positivos, ignorancia, peculado, y sigue un largo catálogo de infamia. En derecho, el peculado o la malversación de caudales públicos es un delito consistente en la apropiación indebida del dinero perteneciente al Estado por parte de las personas que se encargan de su control y custodia en beneficio propio o de terceros.
Si el capitalismo hubiese permanecido en su orden socioeconómico sostenido en la propiedad privada, que propone la acumulación de capital como reflejo de la producción de bienes y servicios, depositando los medios de producción en manos privadas, y no hubiese sido orientado hacia la especulación financiera, metiendo sus tentáculos en el erario público, quizás sus actividades económicas fueran transparentes, pero desafortunadamente este sistema se apartó de su objetivo y pasó los límites razonables, centrando sus efectos más o menos incontrolables sobre el medio ambiente, y la desigualdad de oportunidades sociales en un sistema centrado en el capital.
El capitalismo es indisociable de la producción industrial, y esta última, al menos como se ha venido ejecutando en los últimos dos siglos, ha tenido un impacto brutal sobre el medio ambiente, cuyo ejemplo más tangible es el cambio climático.
Si bien el capitalismo permite la movilidad de clases sociales, es decir, las clases no están determinadas de manera inamovible como en tiempos feudales, las personas que nacen pobres tienen muchas menos oportunidades que quienes nacen en la clase media o alta, y esto propicia que las clases sociales se estanquen.
Las personas con más capacidad de compra acceden a más y mejores bienes y servicios, reciben mejores oportunidades y pueden por ende aspirar a mejores trabajos y remuneraciones, creando una brecha entre pobres y ricos que a menudo puede ser imposible de saltar.
La sociedad de consumo construida por el capitalismo industrial requiere de una masa consumidora que esté constantemente comprando nuevos servicios y productos, para mantener la rueda productiva andando.
El capitalismo ha entrado en línea de colisión con la democracia. Las señales de peligro se acumulan: bajo crecimiento, tendencias deflacionistas, endeudamiento, desempleo, bajos salarios, pobreza. El malestar social va en aumento.
El capitalismo ha permeado la justicia: las campañas políticas se financian con dinero extranjero, los funcionarios públicos son seducidos para que se endeuden en los bancos privados, no obstante a que existe un banco del Estado; los capitalistas sobornan a las autoridades para evitar ir a la cárcel.
El capitalismo corrupto enfrenta tres grandes crisis: la sanitaria, la económica y la climática. Ahora
La transparencia tiene una oportunidad para mostrar las falencias del sistema y luchar por su transformación.
Esto es algo sorprendente: el capitalismo fue vislumbrado por el rey Nabucodonosor 2500 años a. de J.C..
He aquí una gran estatua. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era sublime, estaba en pie delante del rey Nabucodonosor, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. El rey estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido (talón de Aquiles), y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
En la mitología griega, Aquiles, el héroe de la guerra de Troya, muere en batalla cuando una flecha envenenada lo alcanza en su punto débil: su talón. Al nacer, su madre trató de volverlo inmortal, al sumergirlo en el río Estigia, pero al sostenerlo por el talón, ese preciso punto de su cuerpo quedó vulnerable.
Estos dos pronósticos: semita y griego, significan que el fracasado sistema capitalista corrupto está siendo derogado por un nuevo régimen transparente que cubrirá toda la Tierra.