Por: Eduardo Padilla Hernández, abogado, presidente de Redvigila.
El doctor Labrenty Palomo Meza, magistrado del Consejo Seccional de la Judicatura de Córdoba, viene adelantando un estudio profundo, muy avanzado, plasmado en una serie de ensayos, con cuya erudición hace exposiciones en distintos eventos académicos, sobre una teoría que puede ayudar mucho a la consolidación de la Paz Total en Colombia. Él exalta y difunde la teoría del reconocimiento como fundamento doctrinario y filosófico de la Justicia Restaurativa.
Con este artículo pretendemos elogiar su labor profunda, y destacarlo como una persona intelectual prominente del departamento de Córdoba, que tiene méritos para muchas cosas, como la excelente contribución que le hace con estos estudios a la sociedad en general.
Aristóteles sabía que el ser humano sólo puede realizarse como ser social. Sobre esta tesis Aristotélica Fichte acuña por primera vez la palabra reconocimiento como forma de realización del individuo.
Esta tesis del reconocimiento mutuo de Fichte impacta al gran filósofo alemán Hegel, quien estructura entonces, a partir de la tesis Fichtiana, en sus primeras clases como joven profesor de la entonces Universidad de Jena, su Teoría del Reconocimiento como tesis fundamental de la realización del individuo humano a partir de un enfoque dialéctico de dicha postura filosófica.
Posteriores filósofos modernos, quienes siguiendo los lineamientos Hegelianos dentro de lo que se conformó como la filosofía crítica y posterior escuela de Frankfurt, desarrollaron en diferentes aspectos esta teoría en diversos campos, como Teodoro Adorno, en el aspecto educativo y pedagógico, Horkheimer y Michel Foucault, en el aspecto sancionatorio, Habermas en el aspecto del lenguaje y otros contemporáneos que han enfocado la teoría del reconocimiento desde diversas ópticas como Nancy Fraser, Charles Taylor, Poul Ricord y Axel Honneth (este último fue discípulo de Habermas); además, hubo varios críticos del mismo Habermas, quienes al consolidar la integralidad de la teoría que, en su compresión universal, se refiere en esencia a la tesis de que el ser humano lucha al final más que por sus propias condiciones materiales de existencia, por su reconocimiento.
La justicia restaurativa se asocia con la teoría del reconocimiento de la filosofía política y filosofía del derecho de la segunda mitad del siglo XIX, que parte de un nuevo enfoque del origen de los conflictos. Para filósofos como Hegel, la injusticia deriva de la negación del reconocimiento del otro.
La negación de este reconocimiento lleva a la humillación, y el hombre humillado, despreciado, sin reconocimiento, pierde su integridad, sus derechos, su autonomía moral y personal, su dignidad, en síntesis, su esencia. Honneth revela que las formas señaladas de menosprecio, desposesión de derechos, la exclusión social y el desconocimiento, no sólo produce una radical limitación de la autonomía personal, sino que provoca en el sujeto un sentimiento de no ser reconocido como moralmente igual a otros, pues no se acepta su capacidad de formar juicios morales. Se ha reemplazado la categoría de justicia por la categoría del reconocimiento o reconocimiento reciproco.
Lo anterior implica que lo importante para el equilibrio social no es proveer justicia, sino reconocimiento al otro. La teoría del reconocimiento se soporta en que el otro tiene una función esencial para el sujeto que remite a los principios de igualdad y moralidad. En Hegel aparece el concepto de lucha por el reconocimiento que se convierte en una disputa a muerte en la relación entre amo y esclavo. De esta manera los conflictos, en especial los problemas sociales del siglo IXX y XX pueden entenderse como luchas por el reconocimiento.
Habermas, en el siglo XX, expone la noción de reconocimiento mutuo como núcleo del Estado de Derecho democrático, ya que solamente la igualdad de condiciones garantiza el respeto o reconocimiento mutuo. Para Honneth el reconocimiento es una nueva categoría, es un proceso con dimensión individual, moral y social y se realiza en distintas etapas marcadas por determinadas formas.
En la lucha por el reconocimiento intersubjetivo existe la necesidad de construir y reafirmar la identidad del sujeto que reclama algo a lo que cree tener derecho, dando paso al conceptualizar sobre la Autoafirmación, y como dice Mead, la defensa de las pretensiones del propio «yo» frente al entorno social, que sólo es posible si el sujeto, en lugar de la perspectiva de la voluntad común existente, se desplaza a una comunidad de derecho ampliada.
Frente a este panorama real en que viven nuestras sociedades, se plantea la creación del Estado Social de Justicia Restaurativa, bajo la identidad de que somos una familia humana estatuida como comunidad planetaria donde deben establecerse las relaciones comunicacionales de las personas a través de sentimientos de solidaridad, ayuda, respeto, reconocimiento e incluso misericordia, que deben permear las políticas públicas desde una visión Hologramática.
El filósofo y sociólogo alemán Axel Honneth, una de las figuras más prominentes de la llamada tercera generación de la Escuela de Frankfurt, para la filosofía política y la filosofía del Derecho, desarrolló las investigaciones que fundamentan su reconocida Teoría del Reconocimiento, y si bien esta teoría se le atribuye expresamente, el reconocimiento, y específicamente la lucha por el reconocimiento, en principio fueron categorías tratadas por Hegel en su libro «Fenomenología del Espíritu”.
Honneth le da bases a su teoría con un concepto central del idealismo alemán llamado Anerkennung, que no es más que la idea del reconocimiento, tematizado por primera vez en el año 1796, contenida en la obra Fundamentos del Derecho Natural de Johann Gottlob Fichte. Axel Honneth, dice que «los conflictos sociales son una lucha por el reconocimiento» intersubjetivo, que se establece en un proceso con dimensión individual, social y moral. El «mí» ideal que con ello erige en sí, le preserva por encima de la ruptura moral con la entidad común, el reconocimiento intersubjetivo sin el que no se puede mantener una identidad personal.
Indubitablemente, el reconocimiento como fundamento doctrinario y filosófico de la Justicia Restaurativa conduce a la vida, a la paz. La ausencia de esta sana doctrina genera saqueo, destrucción y toda suerte de incidencias criminales o violación de todos los derechos humanos. Tuvieron que transcurrir más de 200 años de conflicto para que un gran sector de la sociedad colombiana despertara y fuera alumbrada por la Ciencia del Reconocimiento Mutuo, que es el fundamento de la Justicia Retaurativa.