La tecnología ha permitido avances inimaginables en la sociedad, en las instituciones y en los individuos, pero también, un perceptible desquiciamiento en las relaciones sociales, familiares, personales y en el manejo de la información y en la estructura del sistema de educación en el mundo.
La era digital, con sus beneficios que dan pasos agigantados hacia una mejor justicia, una comunicación inmediata entre personas que se encuentran en los extremos geográficos, una casi óptima prestación de los servicios públicos y privados, un adecuado desempeño institucional y muchas ventajas en el desarrollo diario de la economía, impactó negativamente los hábitos de lectura y de adquisición de los conocimientos generales y particulares de las ciencias y las profesiones.
La investigación se restringió a los buscadores que como Google, Wikipedia y otros, arrojan informaciones precarias, si no, faltas de veracidad. Añoramos los viejos tiempos en los que nos tocaba ir a las bibliotecas municipales a leer los libros de Julio Verne, de la Primera y Segunda Guerra Mundial, de los emperadores de Roma y los zares de Rusia.
Como lo dice un gran amigo, las redes sociales acercaron a las personas más remotas, pero alejaron a quienes estamos más cerca. Basta observar un almuerzo familiar en el que cada miembro está al celular y atrapado en las redes.
Por fortuna, surgen antídotos que, con la misma medicina, pretenden servir de herramienta útil para entronizar los beneficios de la tecnología y minimizar los problemas que trajo. Me refiero al nuevo movimiento político denominado “Partido Digital: Colombia Soy Yo” que acaba de ser registrado por el Consejo Nacional Electoral mediante la Resolución No. 02963 del 5 de junio de 2024.
Uno de los propósitos de este nuevo movimiento político es, justamente, buscar por todos los caminos jurídicos la implementación del voto electrónico que desde el artículo 39 de la Ley Estatutaria 1475 de 2011, le ordenó a la Organización Electoral hacerlo “con el fin de garantizar agilidad y transparencia en las votaciones”, sin que hasta la fecha sea una realidad.
Además, dentro de su plataforma ideológica y programática adquiere compromisos frente al “fortalecimiento de las instituciones y la democracia, contando con el uso de las tecnologías de la información como llave para el acceso a los servicios y para el ejercicio de los derechos y libertades civiles y políticas de los colombianos.”
Loable resulta la apertura que el Consejo Nacional Electoral le da a este modelo de innovación política cuyas bases programáticas van desde la seguridad multidimensional, la equidad y la justicia social, el desarrollo económico sostenible, la identidad nacional e internacional, la modernización y eficiencia del Estado, las sinergias multisectoriales y, lógicamente, la ciencia, la tecnología y la innovación, sin dejar de lado el extremo cuidado y preservación del medio ambiente a partir de los avances aplicables para tal efecto.
Le auguramos éxitos en la puesta en marcha de este proyecto político pensado desde el dolor de patria que sienten los connacionales cuando se encuentran en tierras lejanas y las grandes preocupaciones que los invade al límite de la impotencia por ver crecer en forma expedita a un país que necesita de todos. ¡En hora buena!
