Petro, Lula da Silva y López Obrador, cómplices de Maduro y responsables del Holocausto en Venezuela

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Por Rafael Rodríguez-Jaraba*

Independientemente del vulgar y descomunal fraude perpetrado por el régimen de Nicolás Maduro en las elecciones de pasado 28 de julio, la abstención de 11 países y la ausencia de otros 5, incluido México, en la votación de la Resolución presentada en la sesión extraordinaria de la OEA que apremiaba a las autoridades venezolanas a publicar de inmediato las actas de las elecciones, es, en esencia, lo que ha permitido que hoy, aún, se mantenga aunque tambaleante la Narco Dictadura de Nicolás Maduro.

La historia será implacable con los gobernantes de las 11 naciones que se abstuvieron de votar, y de las 5 que no asistieron a la reunión, cuyo objetivo era conjurar la grave situación que afrontaba y sigue afrontando Venezuela, dadas las implicaciones y consecuencias que de ella se derivan para el hemisferio, todo, resultado de un fraude anunciado, denunciado y probado por la oposición, y advertido y ratificado por entidades neutrales, entre ellas, el Centro Carter.

Los países que se abstuvieron de votar, así como los que no concurrieron a la sesión, son corresponsables de las retaliaciones, las vejaciones y las atrocidades ejecutadas por el espurio régimen de Maduro, contra la oposición y el pueblo venezolano.

Tanto la abstención en la votación, como la no comparecencia a la reunión, son inexcusables y merecen el más severo rechazo y repudio. Qué no se olvide que, la neutralidad, la indiferencia y la indolencia frente al delito, es una forma tácita de complicidad.

No siendo poco lo anterior, Gustavo Petro, Lula da Silva y Manuel Andrés López Obrador, en un acto del más desvergonzado cinismo, tuvieron la osadía de promulgar una declaración conjunta, en la que, entre varios desvaríos, afirman: “Las controversias sobre el proceso electoral deben ser dirimidas por vía institucional. El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados”.

La anterior afirmación es inaceptable, dado que estos regresivos gobernantes progresistas bien saben que, en Venezuela no hay vía constitucional, por tener Maduro controladas todas las instituciones, incluido, el Consejo Nacional Electoral, conformado por cinco oscuros personajes que fungen como rectores, y presidido por el corrupto Elvis Amoroso.

Luego, en la misma declaración, antes que exhortar a las autoridades electorales para que garanticen la pulcritud y la transparencia de los escrutinios, aducen: “hacemos un llamado a los actores políticos y sociales a ejercer máxima cautela y contención en sus manifestaciones y eventos públicos con el fin de evitar una escalada de episodios violentos”, dicho en otras palabras, para que acepten dócilmente los resultados y no hagan ejercicio del legítimo derecho a la manifestación y la protesta ante el evidente y comprobado fraude consumado.

Con todo y los despropósitos contenidos en la declaración suscrita por Petro, Lula da Silva y López Obrador, a Maduro la he servido para intentar legitimar el fraude, y más que eso, para ganar tiempo, habida cuenta que bien sabe, que es inminente el fin del perverso esperpento Castro-Chavista.

Y es que, el grotesco y descomunal fraude instrumentado por Maduro y sus secuaces, sobrecoge y produce repulsión y asco. Es por eso que el mundo libre y democrático, debe condenar este execrable delito, y la oposición y los ciudadanos venezolanos repudiarlo, y exigir todas las actas y el recuento de los votos, aunque al parecer, las actas ya no existen.

A su vez, los miembros del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, deben ser enjuiciados y condenados con la mayor severidad por haber consumado tamaña canallada y delito.

En mundo no debe olvidar que, los mayores responsables del mayor fraude electoral y de la más cruenta y sangrienta represión contra el pueblo venezolano, son el General Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa y el señor Elvis Amoroso, corifeo de Maduro y presidente del Consejo Nacional Electoral. La justicia no debe tener misericordia con estos villanos y la historia recordará sus delitos a sus descendientes.

Tampoco se debe olvidar que, en 2018, el señor Elvis Amoroso fue nombrado Contralor General por la Asamblea Nacional Constituyente, una institución promovida y dominada por el régimen, y considerada por la oposición, abiertamente inconstitucional.

Y menos se debe olvidar que, sin mediar sentencia judicial, y violentándose el orden legal, Elvis Amoroso, durante su gestión como Contralor, inhabilitó a 15 dirigentes de la oposición, entre ellos, a María Corina Machado, lo que determinó que Edmundo González Urrutia corriera para la presidencia y no ella.

Es por eso que todos los Estados democráticos, y como viene sucediendo, deben condenar la tramoya del dictador Maduro y sus cómplices, y reconocer a Edmundo González Urrutia como legítimo presidente electo de Venezuela.

Además, y como en urgente llamado lo solicitó la senadora María Fernanda Cabal Molina, las Naciones Unidas debe enviar de inmediato, un contingente de Cascos Azules para detener la masacre del pueblo venezolano a manos de la moribunda dictadura de Maduro, aún respaldada por algunos militares y policías corruptos y traidores de la democracia.

Honor a María Corina Machado y Edmundo González Urrutia; toda nuestra solidaridad al pueblo venezolano y; repudio a Gustavo Petro, a Lula da Silva y a Andrés Manuel López Obrador, corifeos y espadachines de la putrefacta Narco Dictadura Bolivariana.

COLOFÓN. Ante la masacre del pueblo venezolano a manos de la dictadura de Maduro, resulta ruidoso el silencio cómplice de Human Rights Watch; de Amnistía Internacional; del Comité Internacional de la Cruz Roja; del Papa Francisco; del Reino de Noruega; de José Miguel Vivanco; de José Luis Rodríguez-Zapatero y; del sacerdote jesuita Francisco de Roux.

*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado Esp. Mg. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Litigante. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional en Derecho. Profesor Universitario. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.

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