Por: José Félix Lafaurie Rivera.
Me debo a la ganadería como actividad económica, a los ganaderos como personas y a su institucionalidad gremial; es por ello que para mí es tema obligado el Día Nacional del Ganadero, que celebramos cada 30 de septiembre, desde 2005, cuando se cumplían diez años del asesinato de José Raimundo Sojo Zambrano a manos de las Farc, ordenado por quienes hoy se sientan en el Congreso de la República, los mismos que habían declarado a Fedegán y a los ganaderos como objetivo militar desde los años sesenta del siglo pasado, y no cejaban en su empeño asesino, al punto que, apenas dos años antes de nuestra primera celebración, en 2003, sin éxito, afortunadamente, intentaron repetir, atentando contra la vida de mi antecesor en la presidencia de Fedegán, Jorge Visbal Martelo.
Por eso, el primer objetivo de la celebración del Día Nacional del Ganadero es, y seguirá siendo, honrar y hacer visibles a las víctimas ganaderas de la violencia, y reivindicar sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación, porque, como siempre lo hemos dicho, nuestras víctimas no son menos víctimas.
No obstante, el Día Nacional del Ganadero no es solamente una celebración de duelo, porque los ganaderos miramos hacia atrás para honrar nuestro pasado, pero ese pasado, precisamente, nos empuja a mirar hacia delante para construir nuestro futuro, un futuro que impone nuevos paradigmas, con la sostenibilidad ambiental en primer lugar, pero también la formalización y el bienestar animal, entre otros; un futuro que enfrenta el ataque de los enemigos de siempre y de otros nuevos, como los ambientalistas y animalistas extremos, que quisieran un mundo sin ganadería; un futuro que nos demanda, como nunca, unión alrededor de nuestras instituciones y un liderazgo cada vez más dinámico, no solo para proveer servicios a los productores, sino para defender a la ganadería.
Es costumbre, en esta fecha, condecorar a los ganaderos destacados en las regiones con la “Gran Cruz al Liderazgo Ganadero Regional, Miguel Santamaría Dávila”, pero en esta ocasión la ganadería colombiana ha querido honrar especialmente a quien dio nombre a esa condecoración, Miguel Santamaría Dávila, quien recibió una organización gremial que había nacido a la vida jurídica el 13 de diciembre de 1963, pero que estaba solamente en el papel y, además, no tenía recursos, y logró llevar a Fedegán, en diez años, a posicionarse entre los gremios importantes del país.
Miguel Santamaría, líder estudiantil, conservador contestatario y activista en contra de la dictadura de Rojas Pinilla, gobernador de Cundinamarca, representante a la Cámara, Senador de la República, líder gremial, docente consagrado, embajador, economista, pero apasionado por la historia y el rescate de la figura del libertador desde la Sociedad Bolivariana de Colombia, pero siempre y ante todo, defensor de la ganadería colombiana y presidente emérito de Fedegán.
Hoy, cuando la ganadería está siendo atacada en las redes sociales; cuando resurge el tema de la reforma agraria, aunque, es justo reconocerlo, en un entorno de diálogo que esperamos sea permanente; cuando enfrentamos la invasión de tierras, con la unión, la solidaridad y el respeto por la ley como nuestras únicas armas, y cuando se imponen los retos de la producción sostenible; se requieren liderazgos comprometidos, como el de Miguel Santamaría Dávila.
Ese es nuestro mensaje en esta celebración; una invitación a la unidad, la solidaridad y el liderazgo, y un saludo a todos los hombres y mujeres que se dedican a producir carne y leche para Colombia y el mundo, construyendo país en medio de las dificultades y abandonos de la vida rural. A todos ellos, Feliz Día Nacional del Ganadero.
@jflafaurie