jose felix lafaurie

Esto no va nada bien

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Por José Félix Lafaurie Rivera.

No va nada bien la lucha contra el narcotráfico ni su inmediata consecuencia, la violencia de grupos narcoterroristas que persisten en disfrazarse de defensores de los pobres, mientras someten a sus defendidos, extorsionan a los productores rurales y a las empresas, destruyen la infraestructura y asesinan a todo aquel que se les resista, con la Fuerza Pública en primer lugar. Mientras escribo, cinco familias lloran a sus hijos y 16 más esperan la recuperación de los suyos.No va bien la seguridad en las ciudades, extensión de la violencia narcotraficante a través de miles de bandas del microtráfico, que no solo merodean a nuestra juventud para envenenarla, sino que roban, atracan, extorsionan y asesinan por pedido. La inseguridad no es una percepción, sino una realidad semioculta y amenazante, porque es inmenso el subregistro de la extorsión, de los delitos cibernéticos, del atraco callejero. Inseguridad son los vándalos entrenados en el “estallido social”, que se toman universidades convertidas en territorio de nadie, cuando no las calles con cualquier motivo o sin motivo ni razón, sembrando destrucción con total impunidad, pues se esconden en el derecho a la protesta, mientras el ladronzuelo apenas visita la cárcel y recobra la libertad.

No va bien nuestro ordenamiento democrático, que hoy luce como “desordenamiento”, con instituciones peligrosamente enfrentadas, pues la tajante descalificación del Congreso por parte del Ejecutivo, las acusaciones de traición, las amenazas y, sobre todo, la convocatoria a una consulta popular para suplantarlo por la voz directa del pueblo, no deja de ser una aventura, en un entorno de control de territorios rurales cada vez más extensos por parte de bandidos narcoterroristas; territorios que se pierden para la soberanía nacional y también para el libre ejercicio de la democracia en las urnas, algo muy peligroso para la consulta y de cara a los procesos electorales que se avecinan.

Es paradójico: Ayer, Santos, el demócrata ¿de centro?, consultó al pueblo y, no contento con su dictamen, lo suplantó ilegítimamente por el Congreso en representación de ese pueblo ya consultado. Un asalto a la democracia. Hoy, Petro, el progresista de izquierda, llevó sus propuestas al Congreso, representante constitucional de la voluntad popular, pero no contento con su dictamen, lo suplanta por la consulta a ese pueblo ya representado en el Congreso. A la inversa, pero otro asalto a la democracia.

Tomo prestadas las palabras con que mi esposa y candidata, la senadora María Fernanda Cabal, tituló su más reciente ensayo: “La democracia en peligro”, pues lo está, qué duda cabe, no solo por el enfrentamiento institucional, sino por la violencia, el deterioro de las relaciones con nuestros aliados, la crisis energética que se asoma, el abandono del campo, el rezago en equipamiento y empoderamiento social de la Fuerza Pública y, entre otras cosas, por el llamado del presidente a las calles, en una tácita invitación a otro “estallido social”, que el país no resistiría en las actuales condiciones.

En fin, el país no va nada bien y, por el contrario, está afectado por una suerte de “suma de todos los males”. Muchos enfermos no mueren por una enfermedad específica, sino por una conjunción de males que afecta todos sus sistemas. Que no le pase lo mismo a nuestra democracia. Es bueno advertirlo, porque “soldado advertido…”

@jflafaurie

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