Por Bernardo Henao Jaramillo.
Hoy llega la más esperada de las noches del año, la Nochebuena. Es entonces hora de dar gracias por la venida del Salvador.
Todos los años por esta fecha, según las costumbres y ritos de la religión católica, se conmemora, a las doce de la noche, el nacimiento del Niño Jesús y todo es fiesta, alegría y regocijo en unión con la familia y los amigos.
No falta quien, enfrentado a una situación difícil, deba pasar esta noche en soledad, dedicado a la meditación.
Siempre se tiene la esperanza de recibir muchos regalos navideños y de que el año nuevo traiga consigo parabienes, siendo lo primero la salud física, mental y emocional.
Desafortunadamente el 2023 no pinta como quisiéramos. El gobierno de Gustavo Petro, que aún no cumple 5 meses, se ha distinguido por una avalancha de reformas e iniciativas que permiten suponer que tendremos un año difícil. Más que el que está por terminar.
Reinan el desasosiego y la desesperanza, pero Colombia es un país de mayoría católica y creemos que el Redentor no nos va a desamparar, pero no bastará con hacer oración y tener fe, es necesario pasar a la acción.
En este fin de año estamos lamentando la decisión de la justicia en el sentido de comenzar a dejar en libertad a los integrantes de la primera línea. Tal decisión no está a la altura de lo que el país reclama y esperaba. Es pusilánime por parte de los operadores judiciales que recibieron las solicitudes de excarcelación de la primera línea no haber impedido la liberación de estos criminales. Varios de ellos participaron directamente en actos terroristas y de tortura. Es una ofensa, en particular para la fuerza pública.
La Corte Constitucional ante las demandas conocidas al Decreto 2422 de 2022 tendrá la última palabra. Su decisión será fundamental y confiemos que no vaya a dar luz verde a este proceso equivocado de pacificación confiando en el aporte de quienes han delinquido y no de aquellos que no lo han hecho, pero si han recibido el daño. Son las víctimas y deben ser los primeros en ser tenidos en cuenta. Una decisión similar a la aprobación del Fast Track en el acuerdo de Paz de la Habana sería un completo desastre.
No hay duda que esta nueva norma es inconstitucional por violación a las reglas de formación de las leyes contenidas en la Constitución, el reglamento del Congreso y la ley 65 de 1993. También resulta inconstitucional por violación a los principios de consecutividad e identidad flexible toda vez que se aprobó en una comisión de conciliación un artículo previamente negado por una de las cámaras. Por ende, no.
se cumplieron los requisitos de forma que rigen el procedimiento legislativo. Finalmente es ilegal por desconocer el artículo 250 de la Constitución evidenciándose un completo desconocimiento de los derechos de las víctimas lo cual a su vez vulnera el derecho a la igualdad.
El personaje del año en el país son las FFMM y de Policía. Los 230 integrantes de la primera línea son delincuentes y a pesar de ser jóvenes son también avezados criminales. Dice la sabiduría popular: Árbol que crece torcido nunca su rama endereza.
Lamentablemente, como se expuso, los jueces no han aplicado la excepción de inconstitucionalidad en este caso en que realmente estas personas merecen estar en la cárcel. Nuestra democracia, sostenida hasta hoy, en gran parte, por nuestras FFMM y de Policía, corre verdadero peligro, así como la sociedad toda. La recta, cumplida e impoluta justicia es la única puede abrir paso a la Paz, pero no de la forma inconstitucional en que se está procediendo.
No obstante, esta triste situación y este panorama oscuro, no debemos perder las esperanzas. Si trabajamos unidos podemos enderezar las cosas, poner remedio a estos males, corregir, en suma, el rumbo que llevamos. Es indispensable identificar nuevos liderazgos en la sociedad civil que deberá mantenerse unida. Será necesario, en primer lugar, permanecer atentos, como recomendó Lao Tse. E ir tomando acción.
Pildorita. Por temporada vacaciones de fin de año, volveremos con la columna el próximo siete de enero de 2023. Feliz año.
