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Los mejores días de Colombia están por venir

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Por Rafael Rodríguez-Jaraba*

Día a día, sin prisa y sin pausa, se extingue el gobierno de Gustavo Petro. Un gobierno signado por la ineptitud, la incapacidad, la torpeza y la perversidad del remedo de presidente que la nación, con estoicismo y valor, ha padecido, empero, sus veladas amenazas de perpetuarse en el poder, y de suspender la continuidad de la Democracia, el Estado de Derecho y el Sistema Republicano.

El balance del mandato Petro no puede ser peor: aumento de la inseguridad; pérdida de gobernabilidad territorial; exponencial aumento de los cultivos ilícitos; expansión del narcotráfico; empoderamiento de la criminalidad; inestabilidad legal; inseguridad jurídica; disminución de la inversión nacional y extranjera; contracción de la economía; pérdida de la soberanía energética; pauperización de las finanzas públicas; aumento del déficit fiscal; incremento del endeudamiento; ruptura de la regla fiscal; rampante malversación de recursos; aumento de la burocracia; vulgar y descarada corrupción; devastación de la salud pública, y; grave retroceso en materia de educación, y son tan solo algunos de los resultados adversos que arroja su balance de gobierno.

Ojalá que la amarga experiencia que dejará esta nefasta aventura progresista, nos sirva de lección, de manera que el populismo quede a perpetuidad desterrado, y deje de ser alternativa reaccionaria y contestataria a la incapacidad del Estado para atender y resolver las necesidades y urgencias de los sectores más vulnerables, las que, paradójicamente, el populismo, antes que atenderlas y resolverlas, las aumenta y agudiza.

Es por esto que, por encima de nuestras inclinaciones, diferencias y discrepancias partidistas, políticas e ideológicas, tendremos que decidir entre mantener nuestra perfectible democracia y el Estado de derecho, o acoger el populismo comunista que pretende entronizar Petro y su Banda.

Como hace unos meses lo manifesté y hoy lo reitero, el próximo presidente no puede ser un corifeo de Petro y menos, de Juan Manuel Santos, gran responsable de la violencia y anarquía en que vivimos, y quien, burlando el querer y la voluntad mayoritaria de la nación, con la complicidad de la Corte Constitucional de la época y la obsecuencia de un Congreso fletado, postró el Estado ante los más sanguinarios criminales, e instauró la más desvergonzada impunidad, la que perdonó el delito, premió la criminalidad y gratificó la villanía.

Es por eso que la nación debe estar atenta a rechazar las candidaturas de algunos que ayer posaban de orgullosos “Santistas” y hoy, de vergonzantes, e inclusive, que han intentado infiltrarse en los partidos de oposición, u obtener el aval de ellos, cuando lo que deberían hacer, es buscar el apoyo de Santos y el aval del partido de la U, el partido que Santos con sus escuderos, le usurpó a Álvaro Uribe Vélez.

No sobra reiterar que el próximo presidente, cualquiera que sea, estará abocado desde el primer día de su gobierno, a reconstruir la democracia y recomponer la economía, y para lograrlo, deberá, ante todo, imponer el orden, recuperar la seguridad, ejercer la autoridad y restablecer la gobernabilidad en todo el territorio nacional.

También, desde el mismo día de su posesión, deberá promover reformas estructurales de carácter legislativo y decretar acciones administrativas en orden a corregir las desigualdades sociales, generar expansión económica, reducir el gasto, aumentar la inversión y lograr equilibrio fiscal.

Si bien rectificar el camino para regresar al sendero de la seguridad y del desarrollo económico y social no será fácil, estimo que quien mejor lo haría, sería una mujer; una mujer íntegra, preparada, capaz y valerosa, y por fortuna, hay varias que aúnan esas condiciones, entre ellas, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín y la periodista Vicky Dávila.

Estimo que a Colombia le llegó la hora de ser gobernada por una mujer; por una mujer que nos haga sentir gobernados, y que nos restituya la fe en el gobernante y en la esperanza posible de llegar a ser una nación civilizada y desarrolla, en la que impere la educación, el orden y el bienestar.

Si alguien tiene dudas acerca de la capacidad de las mujeres, tan solo pregúntese cómo se viene al mundo, y, además, recuerde que cerca de la mitad de los hogares en Colombia, los mantienen mujeres.

De elegirse una mujer presidente, no tengo duda en que los mejores días de Colombia están por venir.

Colofón 1.- Meritoria la investigación periodística del portal de opinión pública @EIExpedienteCol, la que considero que es una contribución inestimable para la restitución del honor, la rectitud y la confianza en la justicia, y una razón más para que la Comisión Nacional de Disciplina Judicial y, en especial, el Tribunal Superior de Bogotá, sienten un precedente judicial histórico en defensa del debido proceso y de los principios de:

  1. Derecho al libre acceso a la justicia;
  2. Exclusión e inaplicabilidad de legislaciones y doctrinas foráneas en juicios nacionales;

III. Presunción de inocencia;

  1. Inviolabilidad del secreto profesional;
  2. Legalidad en la obtención de pruebas;
  3. Resolución de toda duda razonable en favor del procesado;

VII. Obligación de la Fiscalía de probar la responsabilidad de procesado, y no de este, probar su inocencia.

VIII. Respeto por la dignidad del procesado y su familia; y; el más importante,

  1. Existencia de prueba o evidencia que demuestre, de manera clara, inequívoca e irrebatible, la responsabilidad del procesado.

En suma, la Fiscalía no pudo probar la responsabilidad del ex presidente Álvaro Uribe Vélez y, no obstante, la señora Juez, sin estar facultada para hacerlo, lo condenó sin fundamento alguno.

Colofón 2.- La elección de Carlos Camargo Assis como magistrado de la Corte Constitucional, garantiza la continuidad de la Democracia, el Estado de Derecho y el Sistema Republicano. Su elección vivificó la tesis del barón de Montesquieu sobre la separación de poderes, y el Congreso ratificó que la democracia está por encima de los partidos y las ideologías.

*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado. Esp. Mg. LL.M. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Litigante. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional en Derecho. Catedrático. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.

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