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Por Rafael Nieto Loaiza

El encuentro entre los expresidentes Gaviria y Uribe es el momento crucial de esta campaña. Distanciados desde el gobierno de Uribe, donde Gaviria hizo oposición, la reunión marca el rumbo de las elecciones y del país.

No son los del próximo año unos comicios normales, unos típicos donde solo se define el nombre de quien gobierna y un énfasis programático. En las del 2026 nos jugamos la democracia misma. Si gana el candidato de Petro, no hay duda de que la izquierda extrema, ahora sí, se queda en el poder. Petro, en quien late un tiranito, no ha parado de buscar caminos para seguir. Sin éxito, pero el objetivo se mantiene.

Las instituciones resultaron más fuertes, mucho más fuertes, de lo que creían tanto en la izquierda como en la derecha. Las Cortes, a pesar de los constantes ataques de Petro y en ocasiones de sus turbas, han hecho su trabajo de defender la Constitución y aplicar la ley. Una y otra vez han tomado decisiones que marcaron la primacía de la Carta del 91 por encima de la voluntad del gobierno y echaron abajo decisiones gubernamentales que violaban el ordenamiento jurídico. Eso que Petro llama «golpe blando” no es sino el imperio de la ley. El Congreso, a pesar de los esfuerzos sistemáticos desde la Casa de Nariño por sobornarlo, ha demostrado independencia. Con frecuencia ha hundido proyectos del gobierno que considera inoportunos, inconvenientes o francamente dañinos. Eso que Petro llama “bloqueo institucional” no es sino el ejercicio de la separación de poderes y del sistema de frenos y contrapesos.

Pero esas instituciones no resistirían cuatro años más de penetración y ataques presidenciales. Lo que han demostrado Petro y sus cómplices es que hacen parte de la izquierda carnívora, la que gana elecciones para destruir desde dentro el sistema y quedarse en el poder. Si volvieran a ganar, en especial peligro estaría la Corte Constitucional, que sería colonizada, y con ella perderíamos la democracia.

Además, esta elecciones se realizarán, como no ocurría hace décadas, bajo el fusil de los violentos. El asesinato de Miguel Uribe, el más fuerte de los precandidatos, se cierne sobre todos los candidatos de la oposición tanto como las dianas que les marca Petro en el pecho. Los violentos, favorecidos por sus políticas, están en el momento de mayor fortaleza en más de dos décadas y ejercen control sobre grandes áreas del territorio nacional. Para rematar, corre a raudales el dinero sucio del narcotráfico y la minería ilegal, dinero que, desde el pacto de la Picota, tiene probadas simpatías por Petro y su banda.

En esas dificilísimas condiciones la oposición debe triunfar. La unidad de los demócratas es indispensable para esa victoria. Por eso el encuentro entre los expresidentes es fundamental. Significa que se unificarían los procesos de consultas interpartidistas que se iban a desarrollar separadamente, uno entre liberales, conservadores, Alma y quizás la U, y otro entre el CD, Vicky Dávila, Pinzón y de la Espriella. Digo que tal vez la U porque Alex Vega, copresidente de esa colectividad, habló de la posibilidad de que le dieran aval a Roy Barreras y la condición sine qua non de la alianza es no apoyar petristas. Me dicen, sin embargo, que la posición de Vega no es mayoritaria y que La U se mantendría en la coalición. Significa también que, aunque hay que esperar para verificarlo, los partidos tradicionales le levantarían el veto a Abelardo, que despierta muchas resistencias entre los partidos tradicionales y entre algunos otros. Y significaría que a esa consulta entraría también Cambio Radical, aunque no se sabe aún si con la candidatura de Germán Vargas o con el aval a alguien más (¿Pinzón? Con el apoyo de Cambio Radical su candidatura tomaría mucha fuerza).

Poco quedaría por fuera. Uribe dijo que la invitación incluye a Fajardo. No se si aceptaría, sentado en su aparente superioridad moral y en su tibieza. Y es candidato, junto con Roy, de Santos, que juega a varias bandas y le está apostando a conseguir el apoyo de la izquierda para cualquiera de los dos en una segunda vuelta. El petrosantismo… ¿Que harán los del triunvirato independiente? Le hicieron el feo a Peñalosa y Marta Lucía y los coqueteos con Fajardo son evidentes. Pero no los veo apostándole al apoyo izquierdista. Y solos son irrelevantes.

En cualquier caso, la coalición que cocinan Gaviria y Uribe sería imparable y asegura la preservación de la democracia después del 26. No queda sino aplaudir y esperar a que cuaje bien.

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Rafael Nieto Loaiza
Rafael Nieto Loaiza

Abogado, columnista y analista político. Ex viceministro de Justicia.


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