Por Fernando Orjuela Galeano.
El gran y nefasto fenómeno histórico y social condenable que ha producido en Colombia la violencia y en consecuencia el triste éxodo de los campesinos a las ciudades, ha generado en los municipios del país, muchísimos problemas de planificación urbana.
Por incapacidad económica cuando los campesinos de nuestro país han migrado a las cabeceras municipales o a las grandes ciudades, normalmente se ubican en la periferia de las urbes aumentando de manera gradual y sistemática, los cinturones de miseria de los pueblos o de las ciudades, generando un caos urbano de dimensiones sociales y económicas imposibles de cuantificar en el tiempo.
El asentamiento de la migración en los sectores subnormales de los municipios, ha generado problemas sociales gravísimos como la invasión de tierras, urbanizaciones piratas, volteo de tierras en la ejecución de los POT (Planes de ordenamiento Territorial), pirateo de los servicios públicos, problemas ambientales, crecimiento desordenado y sin control de las ciudades y sobre todo un sometimiento a situaciones infrahumanas de calidad de vida de nuestros conciudadanos que poco se ha visualizado, acostumbrándonos a visualizar barriadas por doquier.
El cambio estructural de vida de un campesino en las ciudades, sometiéndose a vivir en tugurios, en hacinamiento, sin servicios públicos, lejano a los centros de trabajo que implica grandes desplazamientos y a gran costo para ellos, no solo ha generado una nueva cultura de vida en los colombianos marginados, sino que le ha costado al estado una inversión inmensa por el costo de la implementación de la infraestructura de servicios necesaria para tratar de solucionar la problemática con algunas soluciones importantes, pero con una demanda insatisfecha latente.
No hay que desconocer que se han implementado muchísimas políticas para solucionar esta problemática con proyectos urbanos y de construcción destacables y muy importantes, pero es tanta la pobreza del país del 42%, que es prácticamente imposible dar soluciones en el corto plazo en materia de vivienda digna para más de 20 millones de colombianos y menos con el precio actual de la tierra urbana.
En la VIVIENDA RURAL como solución a esta problemática, poco se ha pensado y es allá donde puede estar la solución de vivienda para millones de compatriotas que merecen volver a vivir con calidad de vida y de paso solucionar indirectamente muchos problemas de gobernabilidad y de política de planificación urbana de los municipios.
La tierra rural colombiana todavía es barata en una gran proporción, en cambio el precio de la tierra en las urbes es ya imposible y es el gran problema para proyectar proyectos VIS viables y sostenibles con calidad de vida. Las áreas y el diseño de las unidades de vivienda como resultante del ejercicio económico de un proyecto de construcción no superan los 50 M2 en el mejor de los casos y su costo mínimo es de 135 salarios mínimos mensuales, lo que, si bien es una solución plausible, todavía es bastante excluyente para la mayoría de colombianos.
Para dar solución a esta grave problemática, es necesario generar políticas macro que permitan que el campesino vuelva al campo. Una política de la mayor importancia podría ser, poderle generar y proporcionarle al colombiano la posibilidad de que tenga una vivienda digna a donde sus antepasados la tenían y es el en campo colombiano, en donde el factor precio de la tierra no es determinante y en cambio son muchos los factores que le pueden generar una gran calidad de vida.
En media hectárea de terreno rural o incluso menos, se puede proyectar una vivienda básica a bajo costo con posibilidades de crecimiento infinitas. El servicio de luz se soluciona con un panel solar, el alcantarillado con un pozo séptico, el gas con un sistema biodigestor, el servicio de agua con un acueducto rural o un aljibe, con la mejor vista posible, aire puro, una granja que garantice alimentación y nutrición para la familia, sitio para proyectar una microempresa de transformación de productos del campo y se podría lograr gran calidad de vida, sin duda la mejor.
Esta posibilidad ligada y concatenada con la estructura de servicios complementarios municipales de salud orientada a la buena nutrición, educación y deporte, con el acopio necesario comunal y de transformación de los productos del campo para exportación y de necesidades locales, podrían coadyuvar a solucionar las grandes problemáticas sociales que tiene el país y a las que se han visto abocados los colombianos por la violencia y que en el marco del proceso de paz en marcha, le podrían dar otra gran dimensión a la problemática social que tienen el país a muy bajo costo.
La Presidencia de la Republica, el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Vivienda, los municipios, unidos con la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Ingenieros y los gremios de la construcción, muy rápidamente le podrían dar una nueva dimensión al país, creando muchas oportunidades y valores agregados con este tipo de soluciones.
En sus manos esta, señor presidente electo Gustavo Petro Urrego y acá le dejo mi propuesta.