La Ciénaga de Ayapel, entre la Gestión y la Indiferencia

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Por Eduardo Padilla Hernández.

Abogado.  Presidente Asored Nacional de Veedurías*.

eduardopadilla@hotmail.com

Según la cosmogonía Zenú, la inmensa Ciénaga de Ayapel (Córdoba) se formó de una gota de agua que llevaba una paloma en su pico; y la dejó caer en la tierra. Los nativos, que habitaban en esa zona, nadaron hasta la orilla para no morir ahogados. Luego empezaron a lanzar al agua piedras que se convirtieron en peces.
Gobierno.

El país se llamaba Panzenú y estaba gobernado por el cacique Yapel, de la etnia Zenú. Las comunidades zenúes de Ayapel se dedicaban a muchas labores: pesca, caza, agricultura, artesanía, cerámica, danzas, medicina natural y orfebrería, entre otras actividades. Aunque esto suene extraño, entre los panzenúes había un equipo de ingenieros alineados con el equilibrio de la naturaleza, quienes tuvieron la capacidad de adecuar, para la agricultura, un sistema de drenaje a gran escala de más de 500 hectáreas de terrenos inundables en la cuenca media y baja del río San Jorge; este esquema tenía forma de esqueleto de pescado (en la actualidad se conoce como diagrama de Ishikawa, concebido por el japonés Kaoru Ishikawa en 1943). Debido a esta perfecta adecuación, los panzenúes fueron la civilización más prominente en la actividad agrícola precolombina. Pero, de pronto, toda la prosperidad desapareció. Aquel acervo cultural, agrícola, aurífero y artesanal, parece que se lo hubiese tragado la tierra. No obstante todo esto está claro: Esa catástrofe humana, laboral y cultural, tuvo su causa en la sed de oro de los invasores extranjeros en el siglo XVI.
Historia.

En 1535, llegó un ejército a Ayapel al mando del capitán español Alonso de Heredia, el cual no fundó la población, sino que le dio vida jurídica, según las leyes de España, a esa comunidad de personas que pertenecían a una misma familia lingüística y cultural. A raíz de la riqueza aurífera del país, los conquistadores masacraron a la población y saquearon el pueblo. Los nativos que lograron escapar, y se salvaron de la espada y de los arcabuces, se ocultaron en el bosque de los alrededores de la ciénaga y en las estribaciones de la cordillera central.

Situación Geográfica

La ciénaga de Ayapel, con una extensión de 149 mil hectáreas, está ubicada en el valle del San Jorge, entre los ríos Cauca y San Jorge, al pie de la vertiente de la cordillera central, en la depresión momposina, al oriente del departamento de Córdoba (también abarca parte del departamento de Sucre), a 145 kilómetros de Montería.
Un mar de agua dulce.

En la inmensa ciénaga de Ayapel, la segunda más importante de Colombia, conviven 31 especies de mamíferos, 194 especies de aves y 46 especies de peces.
La problemática de la Ciénaga de Ayapel.

Hace algunos años esta reserva natural era un emporio de prosperidad, por sus reservas acuíferas; pero en la actualidad se ha reducido manifiestamente el recurso pesquero, y esto se debe a unos factores bien conocidos: aparejos de pesca prohibidos, captura incontrolada sin tener en cuenta los tamaños de los ejemplares, uso de dinamita, contaminación de la ciénaga, vertimiento de aguas residuales, mercurio en la explotación de oro, corrupción oficial y privada.

Además, hay otras causas que agudizan la crisis: La sequía que se produce en el marco del fenómeno del niño, el aumento de la temperatura o cambio climático y la deforestación causada por las inundaciones del 2010 en las que el río Cauca se salió de su cauce arrasando más de 49 mil hectáreas de mangle dulce que ayudaban a mantener el equilibrio en ese ecosistema. Todos estos factores, en este hábitat, conllevan a la disminución de la capacidad de autorregularse.

¿A quiénes ha golpeado esta problemática?

Han resultado afectados negativamente más de 4.000 pescadores, agricultores, ganaderos de la región; y, por reflejo, toda la comunidad del municipio de Ayapel. El impacto ambiental negativo también ha llegado no sólo hasta los cultivos que predominan en la región como el arroz y el maíz, sino que también ha alcanzado la flora, la fauna, el suelo y el agua.

Recuperación y conservación del humedal

Sobre el tema de recuperación y conservación de esta cuenca hidrográfica, la burocracia es muy lenta. Se requiere que las instituciones demuestren voluntad de solución, con un trabajo permanente y decidido que esté encaminado a la ejecución de una política de ordenamiento ambiental del territorio que permita propender por desarrollo sostenible.
Gracias a la gestión realizada por CorpoAyapel, hace más de un año la Ciénaga de Ayapel fue incluida en la lista de humedales Ramsar.

Se esperaba que esa convención internacional trabajara en pro del uso racional del ecosistema, que velara por el mantenimiento de sus características, que vigilara para garantizar su manejo eficaz y cooperara en el ámbito internacional; todas estas buenas intenciones estaban enmarcadas dentro del plan estratégico Ramsar 2016-2024. Pero como dice la teología: “El árbol se conoce por sus frutos”, y este árbol aún no ha dado ni flores.

El pasado 6 de abril de 2019, se reunieron, a las 11 de la mañana, el gobernador de Antioquia Luis Pérez y la gobernadora designada de Córdoba, Sandra Devia, con el propósito de firmar un acuerdo de voluntades para armar un nueva Región de Administración y Planificación (RAP), una figura contemplada en la Constitución que permite que dos o más departamentos puedan unirse como un solo territorio para planear su desarrollo social y económico.

Dios permita que la directiva de este acuerdo incluya en sus planes de desarrollo a la Ciénaga de Ayapel, un ecosistema que cada día se deteriora más a raíz del impacto ambiental negativo registrado ampliamente en este artículo.

Por su parte, CorpoAyapel no ha podido cumplir a cabalidad con los planes de sus proyectos por falta de compromisos de la comunidad seleccionada (pescadores y agricultores). Debido a esta dificultad, se hace urgente y necesario implementar un plan de contingencia educativo orientado hacia la capacitación de la comunidad elegida en los planes de esa entidad ambientalista, en los proyectos de Ramsar y en los propósitos de la RAP.

Líderes ambientales competentes han tratado de ejecutar proyectos para superar la crisis de la Ciénaga de Ayapel; pero por otro lado se encuentran con la desidia de algunos sectores que son tropiezo para la solución, ignorando deliberadamente que ellos mismos son víctimas del problema, como se ha detallado en este argumento.

Magíster en Derecho Ambiental y profesor de la materia*.

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Eduardo Padilla Hernández
Eduardo Padilla Hernández

Abogado, Columnista y Presidente Asored Nacional de Veedurías