La Influencia Migratoria en el Conflicto de Bogotá

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Por Eduardo Padilla Hernández.

La capital colombiana es presionada por diversos fenómenos de desplazamiento interno y externo que se han visto incrementados ante la llegada de los ciudadanos venezolanos, que, huyendo de la compleja situación social, económica y política, arriban a Bogotá para hacer de nuestra ciudad su nueva residencia o como destino de paso en su migración a otras ciudades o a otros países.

Esta sensible situación migratoria ha impactado en las estadísticas delictivas de Bogotá, por hechos cometidos por ciudadanos venezolanos que como lo podemos verificar diariamente en los medios de comunicación que alimentados de los informes de las autoridades y de los ciudadanos que cotidianamente con víctimas de atracos, atropellos, violaciones, homicidios, y un sinnúmero de delitos y contravenciones, que hoy han alimentado la hoguera de enfrentamientos entre los ciudadanos y las autoridades.

También es conocido, la participación de extranjeros en el fenómeno denominado microtráfico, que no es otra cosa que el expendio de droga en pequeñas cantidades y en determinados barrios y parques de la ciudad (las llamadas líneas), para venta inmediata a los consumidores, y que trae como consecuencia las luchas por los territorios entre las bandas delictivas de extranjeros y nacionales, provocando que la actividad criminal en nuestra ciudad sea cada vez más compleja para los habitantes y las autoridades que tienen a su cargo la protección de los ciudadanos.

El impacto económico de estas bandas delictiva que se enfrenta en nuestras calles ha incrementado la presencia de personas armadas organizada en bandas criminales genera el sometiendo de la sociedad civil, quienes, desesperados ante la frecuente, constante y continua violación de sus derechos, se vuelcan a las calles en una confrontación con las autoridades nacionales, lo que termina siendo beneficioso para las empresas criminales que sacan partido dentro del desorden que se genera.

En el análisis de este fenómeno encontramos dos factores importantes. Los delincuentes conocen el daño que están causando a nuestra juventud y a nuestra sociedad, es decir, desde el punto de vista de desarrollo endógeno como procedimiento para perfeccionar el delito, se aplica el concepto de potenciación de las capacidades que tiene una comunidad local o distrital en su interior, de manera que las puedas usar para volver su economía y su sociedad más fuerte. Con base en el microtráfico para conseguir un negativo desarrollo integral que cada día aumenta vertiginosamente la descomposición social en la que juventud no tiene claramente definido un proyecto de vida, porque el acceso a las oportunidades educativas y laborales, no es suficientemente garantizada por Estado.

Las organizaciones criminales que se apoyan en un modelo endógeno cuentan con recursos humanos que tienen los conocimientos y la experiencia específicos para, en su rama criminal especializada, trabajar con el norte de alcanzar el crecimiento del grupo delincuencial. Este conocimiento se pone al alcance de los demás, para que todos los miembros crezcan y colaboren con el avance de la comunidad hacia su destrucción, solo pensando en los frutos económicos de la descomposición social que es el objetivo fundamental del microtráfico.

Por otro lado, desde el punto de vista exógeno, el microtráfico afecta a la sociedad y es un hecho notorio que la influencia del desplazamiento de venezolanos hacia Bogotá y todo el territorio colombiano, abusando de las políticas de acogida impulsadas por el Presidente y las demás autoridades colombianas, de manera humanitaria frente al conflicto interno de nuestro hermano país, que lamentablemente por ser magnánimos, terminando siendo victimizados por los ciudadanos venezolanos, que se han convertido en un fenómeno que podríamos denominar infección social exógena, que se presenta cuando el agente perverso llega al huésped procedente del exterior.

Este fenómeno ya alcanzado proporciones inmanejables para nuestra administración, pues además del incremento de los fenómenos delictivos, otros aspectos de la vida cotidiana de nuestro país también se han impactado negativamente, como el desempleo producto de que las fuentes formales de empleos de los ciudadanos compiten con la disponibilidad de extranjeros que ofrecen su mano de obra a costos más baratos.

Las autoridades como la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía, Bienestar Familiar, la Alcaldía de Bogotá, las personerías locales y distritales, deben ir más allá de la mera observancia de las consecuencias, para entender el fenómeno sociológico que estamos viviendo y del cual estamos siendo víctimas todo el ciudadano, que mantenemos nuestro accionar en el marco del principio de legalidad, regente desde nuestra constitución política.

Desde la alcaldía de Bogotá en cabeza de la Dra. Claudia López, deben tomar acciones inmediatas, acompañados de las autoridades nacionales y la academia para proponer acciones que pongan freno a las consecuencias nefastas para nuestra sociedad presionada por el fenómeno migratorio.

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