¡Relaciones peligrosas!

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La explosiva confesión del ex jefe de inteligencia y contrainteligencia venezolano, Hugo Carvajal, “El Pollo” -61 años-, hombre de confianza del fallecido Hugo Chávez, desahogo previo a la extradición a EE.UU. donde la justicia lo acusa de “participar en una conspiración de narcoterrorismo, importar un cargamento de 5.6 toneladas de cocaína desde Venezuela, vía México, en abril de 2006, junto con delitos relacionados con armas de fuego«,

Extradición aprobada por la Audiencia Nacional, que se hará efectiva, una vez quede en firme la ‘denegación’ de asilo. Testimonio que ratificó la entrega de dineros a las redes chavistas, entre ellas, la encabezada por Gustavo Petro. Hecho sobreviviente que obligará reabrir -en medio de la campaña presidencial- la investigación.

Carvajal, con Alex Saab se convertirá en ‘garganta profunda’, apelativo que el jefe de redacción del Washington Post, impuso a la fuente -oculta por tres décadas- de la más famosa y poderosa búsqueda en la historia del periodismo investigativo, conocida el 31 de mayo/2005, en que supo que aquella era, Mark Felt, exdirector adjunto del FBI. Escándalo que obligó a Richard Nixon a renunciar a la presidencia, el 8 de agosto/1974. Pesquisa que le valió a los acreditados periodistas, Bob Woodward y Carl Bernstein -autores- el famoso Premio Pulitzer (1973).

El Pollo’, en 2016 se juramentó como diputado del chavismo, declinando en 2019, luego de distanciarse del dictador venezolano Nicolás Maduro, huyendo a España, donde vivió durante dos años en la clandestinidad, convirtiéndose en el más encarnizado, feroz opositor del iletrado sátrapa, quien solicitó su extradición por traición a la patria y por patrocinar terroristas. Por su parte, EE.UU. ofreció US$ 10 millones, a cambio de información que condujera a su captura. Arrestado el pasado 9 de septiembre, inició el calvario definitivo.

Transcribo apartes de la candente revelación relacionada con el terrorismo internacional y lo que toca, puntualmente, con la relación (negada mil veces) del chavismo con Petro: “Mientras fui director de Inteligencia y Contrainteligencia Militar de Venezuela, recibí una gran cantidad de reportes que señalan que este financiamiento internacional estaba ocurriendo. Entre otros el ‘petrochavismo’ en Colombia… reseñado como receptor de dinero enviado por el Gobierno venezolano”.

La FM - People en Español

Antes de que Hugo Chávez conociera y amistara con Fidel Castro, y fuera aún presidente, está fehacientemente documentada su cercanía con el lumpenpetrismo y su cobarde, insufrible, irritante, odioso, repudiado cabecilla,  ‘hablamierda’ -epítome de Fernando Álvarez-. Mancornas afines, con comunes, recíprocas, desmedidas ambiciones de poder, quienes compartieron “el proyecto socialista que lleva desarrollándose varios años».

Intimidades entresacadas del libro, «El Encuentro«, de Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez (2005), páginas 66 y 67, en las que Chávez rememora su primer viaje a Colombia -Julio 25 de 1994- que registró ‘El Tiempo’, en el que Chávez llegó a Bogotá “invitado por el exparlamentario Gustavo Petro y José Cuesta, acompañado de cinco colaboradores”.

«Recuerdo que cumplí 40 años en Colombia -exactamente en el Puente de Boyacá-, y ese 28 de julio perdí el avión de regreso a Caracas. Lo pasé esperando impaciente otro vuelo… Andábamos sin ningún dinero y habíamos llegado tres días antes, para alojarnos en una casa grande, que era la sede de la JTC. Era propiedad de unos jesuitas. Había muchísimo frío y dormíamos como en una cuadra de tropas, y realmente parecía la barraca de un cuartel, porque por ahí yo creo que pasaba medio Colombia: negros del Pacífico, grupos de trovadores, movimientos de muchachos universitarios, muchachas…

Visitamos la Quinta ‘Bolívar’. Me acompañaron Gustavo Petro, José Cuesta y otros exguerrilleros, que se habían robado allí mismo, 20 años antes, la espada de Bolívar para anunciar la creación del M-19, con aquello de “Bolívar, tu espada vuelve a la lucha”. La señora que atendía la Quinta nos explicó: “Aquí estuvo la espada, lamentablemente se la robaron los guerrilleros del M-19”. Ella no sabía que eran los que estaban al lado mío. Y yo les hice un gesto así: “¿Dónde está la espada?

El arma había estado en Cuba, y luego fue devuelta al gobierno colombiano. Fíjate si aquel movimiento me había impactado que, siendo capitán, llegué a planificar también el robo de la espada de Bolívar que se conserva en Miraflores. No creo que hubiésemos podido hacerlo; habría sido una locura. Fue durante el bicentenario, el 24 de julio de 1983. Hasta logré que me incluyeran en un grupo de capitanes que la custodió en un recorrido por la ciudad, para colocarla provisionalmente en la casa natal, por donde pasaría a verla el Rey de España«. CONTINÚA

Bogotá, D.C., 24 de octubre de 2021

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mario arias gómez
mario arias gómez

Abogado, periodista y escritor


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