«Habrá un baño de sangre en Venezuela»: Pedro Carmona, analista y exlíder gremial venezolano

Compártelo:
«Es posible que haya más derramamiento de sangre, no sólo por parte de las fuerzas de seguridad del estado venezolano, sino que en Venezuela existe un ejército de ocupación de 40.000 cubanos, y una estructura militar, entre ellos del temible G2 y cuerpos de élite como los denominados «Avispas Negras», grupos de choque violentos entrenados para matar».
 
Por Ricardo Angoso.

Pedro Carmona anda muy preocupado en estos días por la grave crisis que atraviesa su país. Lógico, el horno no está para bollos. Carmona vivió en primera persona la crisis de  abril de 2002, cuando tras una serie de protestas contra la orientación autocrática del régimen chavista, se produjo una violenta represión oficialista contra una masiva marcha en Caracas, con el resultado de casi una veintena de muertos y el desacato militar a órdenes represivas de Chávez, que condujeron al anuncio de su renuncia por parte del alto mando militar. La crisis y el desacato llevó a la conformación de un gobierno de transición que encabezó el mismo Pedro Carmona durante apenas unos días, cuyo propósito era conducir a elecciones generales en breve plazo. La crisis tiene un parecido con la de ahora, pero no es igual, tal como nos lo explica Carmona. Ahora, este profesor e investigador universitario exiliado en Colombia, responde a las preguntas que Diario16 le formula sobre el actual y crítico momento por el cual que atraviesa el país. La crisis venezolana va para largo ¿o no? Veremos qué pase en las próximas semanas.

Ricardo Angoso (R.A.): ¿Parece que después de mucho tiempo se podría ver luz al final del túnel, no cree?

Pedro Carmona (P.C.): No dudo que se ha producido una nueva alineación de los astros en las últimas semanas, derivada de la ilegalidad del proceso electoral convocado por Nicolás Maduro en mayo del año pasado y por la componenda ilegal del régimen para conformar una Asamblea Nacional Constituyente. Luego, Maduro tomó posesión el 10 de enero de una forma irresponsable, ilegítima e ilegal, como presidente para un segundo sexenio, provocando, con ello, una reacción apoteósica y masiva de la población en esas multitudinarias marchas en todo el país el 23 de enero, y de nuevo el 3 de febrero pasado. Por otra parte, la comunidad internacional ha adoptado posiciones firmes y rotundas ante esta ilegítima toma de posesión de Maduro por un nuevo período. Algunas de ellas tienen especial importancia y peso, como la de América Latina en el Grupo de Lima, y el papel protagónico que han jugado países como Argentina, Chile, Colombia, Perú y Brasil, así como la decisión de la mayoría de los países de la Unión Europea de reconocer a Juan Guaidó como Presidente interino, tras la negativa de Maduro al ultimátum de convocar a elecciones limpias en Venezuela. Fue también importante la reciente reunión entre los presidentes argentino Macri y el brasileño, Bolsonaro, en la cual Venezuela representó un tema prioritario. Y el papel encomiable del Secretario General de la OEA, Almagro, merece especial mención.

Pero quizás el más reciente de los hechos de estas últimas semanas ha sido protagonizado por los Estados Unidos, ya que no aplicará sanciones no solo contra funcionarios connotados del régimen, sino que ha profundizado sanciones financieras, tanto a los bonos soberanos de la deuda de Venezuela y de la empresa estatal petrolera PDVSA, sino nuevas medidas para impedir que haya flujos monetarios de la filial de esa empresa en Estados Unidos, Citgo, hacia Venezuela. Esos recursos irán en adelante a cuentas bloqueadas para que el dinero no sea malversado, como ha ocurrido tantas veces, e incluso el dinero de las exportaciones de Venezuela a Estados Unidos, que rondan los 400.000 barriles diarios, tendrán que ser depositados en cuentas bloqueadas por el Departamento del Tesoro norteamericano. Esa es una sanción especialmente dura que tarta de resguardar los recursos financieros del país, o lo que queda de la industria petrolera, que, dicho sea de paso, sólo produce en la actualidad un millón de barriles diarios, evidenciando el colapso de PDVSA, con una preocupante tendencia decreciente hacia el próximo futuro. A esta situación, de por sí grave, vino a añadirse la ilegítima reelección de Maduro, calificada oficialmente por la Asamblea Nacional como un acto de usurpación del poder.

Pedro Carmona en un Foro realizado por la Fundación Ideas Para la Democracia, que dirige el periodista Ricardo Angoso (Izq.).

R.A.: Pese a todo, yo descarto una intervención militar de los Estados Unidos por ahora, ¿usted qué piensa?

P.C.: Yo, con franqueza también la descarto. Estados Unidos está más bien inclinado a ejercer mayor presión política y económica de la mano de los principales países democráticos del mundo, a ofrecer la ayuda humanitaria pedida por el Presidente Guaidó. y a restringir medios financieros, además de advertir a Maduro que si toca al presidente interino Juan Guaidó, o a la Asamblea Nacional, Washington mantendría abiertas todas las opciones, dejando así una amenaza clara. Sin embargo, descarto una intervención militar norteamericana en Venezuela, aunque Estados Unidos va dando pasos, como el reconocimiento del representante diplomático nombrado por Guaidó en ese país, Carlos Vechio y buscando la cohesión con la comunidad internacional contra el despótico régimen que gobierna a Venezuela.

También Colombia ha reconocido al representante nombrado por el presidente interino, Humberto Calderón Berti, un hombre de gran trayectoria no sólo en Venezuela sino en el mundo. Han ocurrido en estos días hechos muy relevantes que ofrecen esperanzas de que este sea un punto de no retorno. La reacción del gobierno ha sido brutal, con más de cuarenta muertos, y 900 detenidos, como ya había ocurrido en el 2014 y en 2017, en que hubo en total más de 200 muertos de manos de los esbirros del régimen. Un ejemplo de la crueldad del régimen fue el caso del asesinato de tres muchachos que habían participado en protestas en El Tucuyo, Estado Lara, de manos de cuerpos de seguridad dentro de sus casas y delante de sus familias. Eso evidencia cómo el régimen ejerce terrorismo de estado para amedrentar al pueblo, pero no lo lograrán, pues el pueblo está en la calle, incluyendo las barriadas populares que antes apoyaban al régimen, lo que significa que se está combinando la acción de la calle con actos de gobierno por parte de Guaidó, y la presión internacional, una triple acción para asegurar el cambio. Por todos estos motivos, considero que se ha producido un punto de no retorno.

R.A.: También es importante el cambio que ha habido en la posición de la Unión Europea (UE), ¿no cree?

P.C.: Al momento de darle esta entrevista, 20 países de la Unión Europea han reconocido a Guaidó como Presidente del gobierno de transición, entre ellos Alemania, Francia, el Reino Unido, España, Holanda, Suecia, Portugal, Finlandia, Dinamarca, la República Checa, Hungría y los países bálticos, una vez cumplido el ultimátum dado a Maduro para que convocara elecciones, a lo cual este hizo caso omiso con singular desprecio. De la misma forma, el Reino Unido, que aunque está de salida de la UE, ha jugado un papel relevante al negarse a entregar a Maduro 1.200 millones de dólares en oro, para preservar el patrimonio de los venezolanos, el cual no debe seguir siendo manejado por un gobierno ilegítimo y que seguramente sería utilizado en detrimento del interés general de los venezolanos.

EL PAPEL DEL EJÉRCITO VENEZOLANO EN LA CRISIS

R.A.: No obstante, en toda esta crisis el rol determinante quizá lo va a juzgar el ejército y el papel que tome en el futuro, ¿considera que será así?

P.C.: El Presidente Guaidó propuso a la Asamblea Nacional la aprobación de una Ley de amnistía para militares o civiles que pasen al bando de los demócratas para restaurar el régimen de libertades y el Estado de derecho, aunque habría que puntualizar que esa Ley debe ser limitada a quienes no hayan cometido delitos de lesa humanidad, o que no hayan lesionado el patrimonio público con actos de corrupción, es decir que no hayan participado del saqueo a los recursos del Estado. Tiene que haber reconciliación sin impunidad, y dar confianza al estamento militar de que no va a haber una cacería de brujas. Otro aspecto a destacar es que el actual régimen tiene de 200 militares presos, lo cual revela el malestar existente en las Fuerzas Armadas, aunque la cúpula militar abyecta y corrupta, respalda a Maduro por ahora.

R.A.: El intento de recuperar el oro depositado en Inglaterra no le parece que es, como se dice en Venezuela, intentar raspar la olla de los últimos recursos que les queda.

P.C.: Totalmente, porque se trata de preservar el patrimonio nacional. En efecto, ante la inexistencia de reservas internacionales líquidas, el gobierno ha optado por la venta de lingotes de oro de dichas reservas y porque se ha permitido una explotación indiscriminada del oro y del coltán, el costoso mineral llamado el mineral de la muerte, en estos momentos críticos. Han liquidado todo pues el país está en bancarrota. Turquía, los Emiratos Árabes y Rusia han recibido parte del oro extraído, y han obtenido acceso al llamado arco minero de Guayana, zona rica en minerales en la cual también se ha comprobado la presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, disputándose con otros grupos criminales el control de esa zona.

R.A.: No sé si se atreve a hacer un vaticinio, ¿pero no piensa que la crisis no será tan corta como piensan algunos?

P.C.: Una cosa es pensar con el deseo y otra ver la realidad. Veo una combinación de factores, como la fuerte movilización de la calle, de masas populares, tras una etapa de abatimiento y parálisis de la población ante el terror, además de la presión internacional contra el régimen, el colapso económico del país y las evidencias de malestar en el estamento castrense. El desenlace puede darse en un tiempo no muy largo. Es deplorable el apoyo que siguen brindando países como Rusia, China, Turquía e Irán a esa sangrienta tiranía, depredadora y cruel. Esperemos que los factores de presión se mantengan, porque al mismo tiempo Maduro y sus secuaces atacan, persiguen, asesinan o apresan a miles de personas, como también lo ha hecho el Fiscal General de la Nación al solicitar al Tribunal Supremo de Justicia medidas contra Guaidó, como la congelación de sus bienes y la prohibición de salida del país. Son medidas desesperadas, porque las fieras heridas son aún más peligrosas.

¿HABRÁ UN BAÑO DE SANGRE?

R.A.: ¿Descarta un baño de sangre?

P.C.: Es posible que haya más derramamiento de sangre, no sólo por parte de las fuerzas de seguridad del estado venezolano, sino que en Venezuela existe un ejército de ocupación de 40.000 cubanos, y una estructura militar, entre ellos del temible G2 y cuerpos de élite como los denominados «Avispas Negras», grupos de choque violentos entrenados para matar. Luego están los colectivos, o grupos paramilitares entrenados y financiados por el gobierno, que han sido siempre violentos y han cometido miles de crímenes. Y, por último, está la amplia presencia de la guerrilla colombiana: el ELN y las milicias disidentes de las FARC. El ELN y miembros de las antiguas FARC respaldan sin limitaciones al gobierno de Maduro, y ello nos es un secreto para nadie. Hay presencia del ELN en diez estados venezolanos, con la protección del régimen venezolano. Cuba juega un papel clave en Venezuela, pues dicta la estrategia, y se juega el todo por el todo, ya que en un desenlace que afecte al régimen tiene mucho que perder. Acaban de llegar a Venezuela 3.000 médicos más de los que Bolsonaro retiró de Brasil, y tengo la seguridad de que entre esos médicos se mezclaron más integrantes de los grupos de élite o de inteligencia a los que me refería antes. En Venezuela, frente al Palacio de Miraflores y en la isla de la Orchila, funciona la sala situacional del ejército de ocupación cubano. Esos grupos constituyen un núcleo de fuerza dispuesto a enguerrillar al país antes que perder a Venezuela y que asuma un gobierno democrático. Pero serán derrotados por el pueblo y la democracia. Ya lo fueron en los años 60 cuando existió la lucha armada en Venezuela, auspiciada por Cuba.

R.A.: ¿Qué diferencias ve entre este movimiento y el del 2002?

P.C.: Veo diferencias muy importantes. La crisis política del 2002 vino sin que existiese una preparación para la misma. Fue un hecho político derivado de las protestas y marchas contra Chávez, ante las evidencias autocráticas de su gobierno y la politización de PDVSA, que derivó en una brutal represión a cargo del régimen contra toda formas de oposición. La oposición no era considerada como adversarios políticos sino como enemigos que había que exterminar. Chávez usó armas militares contra una marcha pacífica, generando el desacato de altos militares y el desencadenamiento de la crisis política posterior, que tenía entre uno de sus ejes la politización de PDVSA y la liquidación de la empresa privada, para establecer un régimen socialista, con un estado omnipotente, omnipresente e intervencionista en toda la vida nacional. Observe, con el paso del tiempo y el caos a que ha sido conducida PDVSA, como había razón en la defensa del manejo meritocrático de esa vital empresa estatal venezolana. La analogía principal entre aquélla crisis no planificada es que existe coincidencia en ambas fechas en el objetivo de convocar a elecciones limpias, con garantías observación internacional y con un Consejo Nacional Electoral que funciones como un árbitro imparcial, y no como un brazo activo del régimen. Pero las circunstancias son distintas porque en 2002 Chávez todavía contaba con el apoyo de una parte del ejército y del pueblo, la comunidad internacional que no era consciente de la naturaleza de la dictadura y de los peligros y amenazas en que se ha convertido, y porque además Guaidó ha llenado constitucionalmente el vacío de poder como Presidente que es del Poder Legislativo (Asamblea Nacional), reconocida hoy por el mundo como la única institución legítima en su origen, por emanar de la voluntad popular expresada en las elecciones legislativas de diciembre de 2016.

Ahora la situación cambió y tanto internamente como externamente el régimen ya no tiene crédito. El rechazo de la población venezolana a Maduro y al re´gimen que representa llega al 95% y la comunidad internacional comprendió la naturaleza brutal y represiva del régimen, y su intención de aferrarse al poder sin miramientos. Otro elemento importante que revela la diferencia entre ambas circunstancias ha sido la proliferación de marchas masivas contra Maduro en zonas populares antaño chavistas, tanto en Caracas como en otras ciudades del país. Hay pues ahora elementos positivos y novedosos.

CÓMO SACAR A VENEZUELA DE LA GRAVE CRISIS

R.A.: ¿Qué cree que debería hacer Guaidó para sacar a Venezuela de la grave crisis en que se encuentra el país?

P.C.: Los principales retos son: reconciliar al país pero sin impunidad, ofreciendo garantías de que quienes no hayan cometido delitos de lesa humanidad de que no serán objeto de persecución. La reconciliación de un país fracturado, donde se sembraron odios y lucha de clases, no será fácil. Hay que revertir también la dependencia del Estado a través de parte de la población, a través de subsidios o dádivas que representan un control social, por una cultura de libertad y de trabajo, cosa que tampoco será fácil. 

En segundo lugar, no menos importante, hay que poner el énfasis en reconstruir las instituciones. Se han destruido las instituciones y han sido sustituidas por una institucionalidad revolucionaria, totalitaria e ineficaz: Hay refundar desde las Fuerzas Armadas hasta PDVSA, pasando por la justicia y el Banco Central, por hablar de algunas de las fundamentales.

Como tercer aspecto, es necesario desarmar al país, un reto grande ya que el país ha sido armado con la justificación de defender la revolución. Hay que desarmar a los colectivos violentos y recoger miles de armas en Venezuela que contribuyen al estado de anarquía e inseguridad que se vive en el país.

En cuarto lugar, es prioritario reconstruir la descalabrada economía, aunque sostengo que Venezuela es un país viable, que requiere un urgente cambio de políticas, la reconstrucción del aparato productivo, derrotar la hiperinflación y la hiperdevaluación, que aniquilan el poder adquisitivo del salario, y empobrecen a la nación. El Banco Central no puede seguir financiando gasto público a través de emisiones inorgánicas, pues son el fuego que alimenta la inflación. Las estimaciones de analistas creíbles muestran que el país necesitará unos 70.000 millones de dólares para la reconstrucción del aparato productivo y de los servicios públicos fundamentales, entre ellos la red eléctrica abandonada. Todos los servicios públicos están colapsados y necesitarán de grandes inversiones para recuperarlos. Hay que rescatar las empresas básicas del estado, arruinadas o paralizadas: siderurgia, aluminio, petroquímica, minería, petróleo, electricidad, y toda su infraestructura. De la industria, comercio o agricultura que existía al comienzo de este régimen, subsiste apenas sobreviviendo, un 25%.

Un quinto elemento es que los militares vuelvan a los cuarteles a cumplir su papel constitucional, descontaminar a las Fuerzas Armadas de la inconveniente carga ideológica impratida, convertidas como están en un partido político armado. Las Fuerzas Armadas deben estar al servicio de la nación, según el precepto constitucional que estipula que no puede estar al servicio de persona o parcialidad política alguna.

«El Presidente Guaidó propuso a la Asamblea Nacional la aprobación de una Ley de amnistía para militares o civiles que pasen al bando de los demócratas para restaurar el régimen de libertades y el Estado de derecho, aunque habría que puntualizar que esa Ley debe ser limitada a quienes no hayan cometido delitos de lesa humanidad, o que no hayan lesionado el patrimonio público con actos de corrupción, es decir que no hayan participado del saqueo a los recursos del Estado. Tiene que haber reconciliación sin impunidad, y dar confianza al estamento militar de que no va a haber una cacería de brujas».

También hay que redefinir las relaciones internacionales internacional del país, para que respondan a los intereses vitales y estratégicos de la nación y no los del régimen gobernante. Y, por último, transversalmente, hay que rescatar los valores perdidos, luchar contra la delincuencia y la corrupción, rescatar el valor del trabajo y de la familia, la educación de calidad; y recuperar las fortunas creadas mediante el saqueo de que ha sido objeto el patrimonio nacional, que se estiman en 400.000 millones en los 20 años de desgobierno de este régimen. El sistema educativo, incluyendo las universidades está en un profundo deterioro y hay que reconstruirlo. Todo ello requerirá trabajar por un gran acuerdo nacional para garantizar la gobernabilidad, pues habrá que tomar medidas duras para restablecer orden en la economía y, en general, en todos los órdenes de la vida nacional. Habrá también que recuperar cuanto sea posible del talento humano que el país ha perdido con la diáspora de profesionales y técnicos bien formados del cual disponía.

Hay que apostarle a la idea de que Venezuela sólo saldrá adelante con trabajo y no con dádivas, y abandonar la cultura del asistencialismo impuesto por el régimen para subyugar al pueblo. En fin, las penurias que ha sufrido el país han sembrado una mayor conciencia en todos los venezolanos que se encuentran en el país o en el éxodo, de que hacia futuro todos tendremos que dar un aporte a la descomunal tarea de la reconstrucción nacional y afrontar los retos que hemos comentado en esta entrevista. Pero soy por encima de todo optimista. Venezuela saldrá adelante como un país mejor. ¡Que viva Venezuela libre!

Compártelo:
Ricardo Angoso
Ricardo Angoso

Periodista y Analista


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *