Silvia Yepes

¿Desde cuándo la transparencia es sospechosa?

Compártelo:

Por Silvia Juliana Yepes Serrano
Profesora investigadora

En días recientes, diversos medios de comunicación han insinuado la existencia de un escándalo en Ecopetrol, sugiriendo que la contratación de una investigación interna podría estar relacionada con interceptaciones telefónicas o prácticas de inteligencia indebida. Como si no bastara con las presunciones infundadas, ahora el señalamiento apunta al presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, a quien algunos pretenden retratar como un actor desleal o manipulador. Nada más alejado de la verdad.

Y no hace falta ser experto, ni tener información privilegiada, ni afiliarse a ninguna orilla política para entenderlo. Basta con mirar las cosas en perspectiva. Basta con hacerse una pregunta elemental: ¿quién, actuando de mala fe, permitiría que lo investigue su propio jefe de cumplimiento, con autorización expresa de la Junta Directiva? ¿Quién, si tuviera algo que ocultar, no solo no interviene, sino que respalda un proceso interno que lo incluye a él mismo?

Antes de continuar, quiero dejarlo claro: no defiendo al gobierno, no tengo intereses políticos, y no pretendo justificar actuaciones ajenas. Lo que me mueve aquí es la indignación ante una injusticia evidente, amplificada por titulares ligeros y juicios construidos sin rigor.

Lo cierto es que el presidente Roa ha hecho lo que corresponde en una compañía que se toma en serio la ética empresarial: respetó la función del jefe de cumplimiento (Chief Compliance Officer), respaldado por la Junta Directiva, y no puso obstáculos cuando dicha función implicó auditar actuaciones propias y de su equipo.

Y frente a ese acto de coherencia y transparencia, en lugar de reconocer su significado, algunos sectores optaron por sembrar dudas. Como si el control fuera prueba de culpa. Como si permitir que lo examinen fuese sinónimo de tener algo que esconder. Como si estuviéramos condenados a leer todas las acciones públicas desde el lente de la sospecha permanente.

Lo paradójico —y esperanzador— es que incluso el propio Presidente de la República ha salido en defensa de Roa, señalando con claridad lo absurdo que resulta cuestionar a quien, precisamente, ha facilitado el ejercicio del control.

La hoja de vida de Ricardo Roa no necesita adornos: ingeniero mecánico, especialista en planificación energética, con amplia experiencia directiva en empresas públicas y privadas del sector, promotor de la transición energética y conocedor del marco regulatorio y de las estructuras de cumplimiento. Su liderazgo ha sido técnico, no ideológico; su conducta, ética y pública.

No todo se vale. No todo puede ser leído con desconfianza. Y no todo merece convertirse en espectáculo. A veces, basta con mirar las cosas en perspectiva para entender que lo evidente también merece ser dicho: lo que ha hecho Ricardo Roa no es motivo de sospecha, sino de reconocimiento.

Compártelo:
La Otra Cara
La Otra Cara

La Otra Cara es un portal de periodismo independiente cuyo objetivo es investigar, denunciar e informar de manera equitativa, analítica, con pruebas y en primicia, toda clase de temas ocultos de interés nacional. Dirigida por Sixto Alfredo Pinto.


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *