Por: Eduardo Padilla Hernández, profesor de derecho ambiental.
Durante 212 años (1810-2022) el pueblo colombiano no ha gozado de un conocimiento veraz acerca de las políticas del Estado, porque los gobernantes no han socializado los proyectos de sus administraciones.
Oseas (4:6) dice que quien oculte el conocimiento será destruido.
Los intelectuales no gubernamentales sabemos que existe un plan premeditado, tendiente a promover cosas que no edifican, cuyo objeto consiste en invadir y atiborrar la mente del pueblo con cosas frívolas, para que este no tenga conocimiento de los planes de la élite.
Por ejemplo, cualquier transmisor (en radio o tv) les pregunta a sus receptores:
– ¿Cuál es el reguetonero y el tema más popular?
Todos responden:
-Daddy Yankee es considerado el rey del reggaeton, título que se ha ganado a pulso por temas como ‘Descontrol’.
En cambio, uno le pregunta a la gente:
– ¿Qué es el Acuerdo de Escazú?
Y responde:
-Qué es eso?
El pueblo no conoce este asunto, porque es un tema que los medios estatales disimulan intencionadamente. Este discurso es promovido sólo por activistas no convencionales, los cuales explican que la palabra Escazú proviene de la voz indígena «itzkazú», que significa lugar de descanso, la cual evolucionó para dar origen a la palabra “Escazú”.
El Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, más conocido como Acuerdo de Escazú, es el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe, adoptado, por varios países, en el cantón de Escazú, Costa Rica, el 4 de marzo de 2018.
Este pacto es importante porque «una protección adecuada del medio ambiente es esencial para el bienestar humano, así como para el goce de múltiples derechos humanos, en particular los derechos a la vida, a la integridad personal, a la salud y el propio derecho a un medio ambiente sano».
Hay un sector político que se opone a la ratificación de este acuerdo que actualmente está cursando en el Congreso de Colombia.
Los que confrontan el acuerdo alegan que este pacto está en conflicto con la soberanía nacional y que atenta contra las minorías étnicas afros e indígenas.
Pero los que apoyan el acuerdo aseguran que eso es una excusa hipócrita de los contradictores, pues ellos ratificaron el Tratado de Libre Comercio (TLC) que arruinó a los agricultores y productores; ignoraron los asesinatos de líderes sociales que lucharon en pro del medio ambiente, que contendieron contra la minería mal manejada y que lidiaron contra los negociados de las licencias ambientales.
Los activistas son conscientes de que Colombia es rica en minería (oro, plata, esmeraldas, platino, cobre, níquel, carbón, petróleo), un renglón que constituye uno de los principales motores económicos del país.
Pero también estos influyentes de redes sociales saben que esta misma riqueza puede dejar devastada a Colombia si no se le pone una jáquima a esa actividad.
Lo que propone el Acuerdo de Escazú existe ya en la legislación colombiana sobre el cambio climático, pero nunca se tuvo en cuenta.
Con el acuerdo simplemente se va a poner en práctica la legislación ambiental existente.
Escazú propone una socialización, una consulta previa con las comunidades. Esto debió efectuarse hace rato en Colombia, pero por intereses mezquinos no se trabajó en esa agenda. Por esta razón, los gobiernos de estos dos siglos, que finalizan su mandato el 7 de agosto de los corrientes, pasaron sin pena ni gloria, porque son una vergüenza nacional e internacional.
Fuentes:
1.https://es.wikipedia.org/wiki/Miner%C3%ADa_en_Colombia.
2.Asociación colombiana de petróleo y gas/Acuerdo de Escazú.
3.BluRadio/Acuerdo de Escazú, implicaciones en Colombia.
4.Efecto Pirry/ El Acuerdo de Escazú.