Vista la sucesión de acontecimientos recientes, todos directamente relacionados con el tema que pareciera haber cooptado absolutamente toda la agenda nacional, los tristemente célebres Diálogos de La Habana, nos encontramos ante una contemporánea versión de “La Conspiración Septembrina”, donde la Patria encarna a Bolívar, Juan Manuel Santos funge como Carujo, y los áulicos de las Farc enquistados en la sociedad, serían Azuero y compañía. Cada cosa sucedida, supera en ignominia a la anterior y mancha irremediablemente la dignidad nacional. Veamos.
La organización narcoterrorista Farc, incumpliendo por enésima vez sus anuncios, secuestra en el departamento del Chocó a un General de la República, a un suboficial del Ejército Nacional y a una empleada civil de la misma institución. Sin entrar a analizar las innumerables hipótesis que se han tejido para explicar el insuceso, pues sería tenor de otra columna, prefiero centrarme en el abominable hecho que constituye el secuestro de estas tres personas. Según la versión del señor Brigadier General Alzate, fue secuestrado por el frente 34 de las Farc en total estado de indefensión, lo cual por una parte, viola flagrantemente el Derecho Internacional Humanitario, y por otra parte, deja al descubierto un imperdonable y monumental error táctico, que en una sociedad fortalecida y civilizada hubiera tenido al menos tres consecuencias directas. La primera, la dimisión del comandante en jefe de un ejército al que le acaban de secuestrar a un oficial de la más alta graduación; la segunda, la terminación definitiva de cualquier dialogo con los terroristas que son capaces de semejantes atrocidades; y la tercera, que la sociedad en pleno se hubiera congregado alrededor de sus instituciones para fortalecerlas y para alentarlas a perseguir a los únicos culpables del secuestro. Pero nada de ello sucedió, y más bien vimos a un remedo de comandante exigiendo explicaciones vía Twitter y en un acto de inconmensurable perversión, cubriendo con el manto de la culpabilidad al mismo secuestrado; en el mismo tenor actuaron los áulicos de las Farc, como el Senador Armando Benedetti quien en el culmen de la imbecilidad, se refirió al departamento del Chocó como un territorio de las Farc. Y como si todo lo anterior no fuera de extrema gravedad, se monta todo un show mediático donde se obliga a la víctima a posar con sus victimarios y donde se usa el crimen cometido para intentar vender la liberación de los secuestrados como un magnánimo gesto de paz y hacerle marketing al espurio proceso. Muy del actuar de Juan Manuel.
Dos soldados profesionales que habían sido secuestrados también por la organización narcoterrorista Farc, son utilizados en idéntica manera. Ante las cámaras del canal Telesur, dan unas declaraciones aun en cautiverio, en donde palabras más, palabras menos, hablan de sus captores como si de una orden religiosa de caridad se tratara. Ya en libertad, los soldados cuentan como al ser entrevistados por esta cadena, detrás de cámaras estaban siendo apuntados por los fusiles de un nutrido grupo de terroristas quienes los obligaron a decir el libreto. Esto ni más ni menos, constituye tortura por parte del grupo de terroristas que los mantenían secuestrados, con la complicidad del personal técnico y periodístico de la cadena Telesur, quienes deben ser denunciados inmediatamente ante la Corte Penal Internacional por esta ignominiosa violación al Derecho Internacional Humanitario. Veremos en qué tenor actúa el gobierno colombiano frente a este hecho.
Por último, escuchamos las declaraciones del Presidente Juan Manuel Santos y algunos de sus funcionarios, en las que pretenden darle tratamiento de delito político al narcotráfico, para allanar el camino a los verdaderos propósitos de los diálogos de La Habana, que según mi entender, no son más que un negociado para otorgarles impunidad a los narcoterroristas, mientras se lavan sus cuantiosos activos y se usan sus fusiles para implantar una tiranía de corte socialista que atienda perfectamente al manual cubano y permita el rápido enriquecimiento de un pequeño buró, a costa del empobrecimiento masivo de los ciudadanos. Nada bueno puede salir de la sincronización de acciones entre los Hermanos Castro, Nicolás Maduro, Ernesto Samper, Enrique Santos, Juan Manuel Santos, Timochenko, Iván Márquez, Iván Cepeda, Alirio Uribe y Piedad Córdoba, entre otros. Como vemos, son muchos los conspiradores, y muchos los actos de conspiración, pero esperanzado en el carácter cíclico de la historia, estoy atento a la aparición de una ignota Manuelita Saenz, que dé al traste con los planes de defenestración de la democracia colombiana.
Por Rodrigo Gallo
@AlegreBengali
Ad: Espero que la respuesta ciudadana a la convocatoria de la marcha del 13 de diciembre, sea numerosa y enérgica. Marchemos ahora que todavía podemos. Hay que hacer el deber por la patria