Por Eduardo Padilla Hernández
Montería (Córdoba) es una ciudad muy especial en Colombia. Luis Mendoza de la Espriella la honra resaltando su historia, cultura, música, gastronomía, personajes y sus hermosos paisajes. «La vieja y la nueva Montería» es una obra que destaca la evolución y el desarrollo de la ciudad a lo largo del tiempo.
Este libro nos permite conocer la historia, las tradiciones y los cambios que han marcado a Montería a través de los años.
Es una excelente manera de conectarse con las raíces y entender cómo ha crecido la ciudad. Sin duda, es un homenaje literario a Montería que vale la pena elogiar.
Con todo, me deja una inquietud: no habla de los afrodescendientes que venían procedentes de Cartagena y del Chocó. Algunos de ellos fueron profesores destacados.
Ni menciona el comercio de plátano, una actividad desarrollada por los indígenas que venían habitualmente del alto Sinú, en unas balsas construidas por los mismos Embera Katíos. Estas excepciones generan un aire elitista.
Un proverbio africano dice: “Mientras los leones no tengan su propio biógrafo, sólo conoceremos la historia de los cazadores”.
