Por: Ariel Peña.
Las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia, en un comunicado del 15 de mayo, amenazan a algunos miembros del Comité Ejecutivo de la CGT (Confederación General del Trabajo), pretendiendo una nueva situación de amedrentamiento, puesto que en otras ocasiones lideres de la central obrera han recibido amenazas de grupos paramilitares y de las guerrillas marxistas, por lo que hay que condenar cualquier intimidación venga de donde venga; de modo que el Gobierno Nacional debe de brindar la máxima protección a los dirigentes sindicales, que menciona esa organización al margen de ley.
Durante sus 51 años de existencia, la CGT ha sido una organización de trabajadores democrática, autónoma, solidaria y pluralista, que conserva su independencia frente a los gobiernos, partidos políticos, credos religiosos y patronos, fundamentándose en un sindicalismo de valores, que respeta las posiciones individuales de su militancia, ya sean ideológicas, políticas o de cualquier otra índole, pero sin dejar a un lado el debate fecundo de las ideas, que fortalece dialécticamente el quehacer diario de la central, en busca de las reivindicaciones que beneficien a los trabajadores y al pueblo colombiano en general.
De acuerdo a las anteriores consideraciones, cualquiera que sea el gobierno que se posesione el 7 de agosto, la CGT debido a su talante histórico no va a hipotecar su autonomía, para convertirse en una central gobiernista, porque eso limitaría su capacidad de lucha que es necesaria en la defensa permanente de los trabajadores, además desde que surgió el sindicalismo en el mundo, se ha demostrado que únicamente en las dictaduras es en donde mediante la fuerza bruta desaparece el sindicalismo libre, dando paso a organizaciones dominadas por regímenes tiránicos, como sucede en Cuba, Corea del Norte y China, a lo que se pueden agregar los casos de Venezuela y Nicaragua.
Entonces sin lugar a dudas, la CGT seguirá defendiendo el pluralismo y la autonomía; de modo que no se pueden hacer ni señalamientos ni amenazas en contra de ningún dirigente cegetista, puesto que es norma dentro de la entidad el respeto a la militancia política de cada uno de sus miembros, que para nada compromete a la institución en su conjunto, dado que el Comité Ejecutivo, las diferentes federaciones y los sindicatos que la conforman, tienen absolutamente claro que el pluralismo es la carta de navegación de la central, pues de lo contrario se estaría negando el disenso que permite la unidad en medio de la diversidad.
Además la CGT, en vida del presidente y gran líder, Julio Roberto Gómez(1951-2021), buscó que la organización de tercer grado volviera a las fuentes que enseñaron los trabajadores en las dos Internaciones del siglo XlX y principios del XX, en donde el totalitarismo estatista, burocrático y embrutecedor fue repudiado por los obreros, ya que quería usar a sus organizaciones para llevar a las masas a una esclavitud política sempiterna, en donde el envileciendo de los pueblos era la condición necesaria para consolidar la tiranía; sin embargo esas fuerzas totalitarias no desaparecieron y permanecen agazapadas y latentes, entre los pliegues más oscuros del despotismo, para dominar a las naciones.
Durante toda su existencia la central obrera CGT, ha sido abandera del Dialogo Social y la Concertación, para que de una manera civilizada se tramiten las diferencias y de esa forma se alcancen los objetivos que redunden en beneficio de la población, teniendo también en la movilización social un instrumento de vital trascendencia, para las reivindicaciones inmediatas y de más largo plazo que necesita la ciudadanía, lo que catapulta a la Confederación como una colectividad completamente democrática.
De manera que hay que rechazar sin rodeos, las amenazas proferidas en contra de miembros del Comité Ejecutivo de la CGT, pues es de conocimiento público que desde sus orígenes ha estado al servicio del movimiento de los trabajadores, en atención a lo cual, eso ha sido su razón del ser, y como parte del sindicalismo colombiano ha sufrido los embates de actores armados, que lo han martirizado para destruir su autonomía, que es el activo principal del sindicalismo democrático, especialmente en la CGT.