!SI SE PUDO!
Tras la fumata blanca del cónclave electoral, protocolar anuncio de que el curtido, equilibrado, renovado dirigente, GUSTAVO PETRO, ha sido ungido como nuevo presidente de Colombia -período 2022-2026-.para satisfacción de sus parciales, quien en su celebrada primera declaración, se mostró conciliador, dispuesto a cumplir al pie de la letra su programa de gobierno que cambiará -para bien- al país, atenderá prioritariamente las seculares: injusticia, marginación, exclusión, inequidad, desigualdad, pobreza, el hambre que según la Cepal acosa a 20 millones de compatriotas, que no ganan lo básico para subsistir, el guarismo más alto de América Latina (año 2022).
Resultado que deberá respetarse -como corresponde- pacífica, serenamente, tomada en cuenta la generosa mano tendida por el aclamado, señal indiscutible de madurez política, acatamiento, sumisión democrática.
Triunfo que materializó el inmemorial anhelo de tener en Colombia por primera vez, un gobierno alternativo, progresista, democrático, de avanzada, amplia base popular, que reduzca -por fin- la brecha entre ricos y pobres; que desactive la bomba social visibilizada en abril del 2021, que continúa aún latente, mediante el diálogo, la concertación, incluso con el tóxico, visceral, intocable uribismo, que detesta a PETRO, cuya inquebrantable, inextinguible prédica motora ha sido durante un cuarto de siglo-: «cualquiera menos Petro”, camisa de fuerza impuesta a su apéndice, el conservatismo, que igual lo considera un ‘ángel del mal, el antecristo encarnado’, al que le huye, como el diablo a la cruz.
Lo cual desnuda el antidemocrático, irracional -incluso peligroso- talante, contrarrestado en esta elección, por quienes sin ser petristas, ante la disyuntiva planteada y las excomuniones anunciadas, votamos -sin temor- por PETRO, echando mano de un mínimo sentido común, pensando básicamente en apacentar una paz duradera, hecha trizas por el intolerante, represivo Gobierno, cuyos intérpretes, a viva voz, incansables recuerdan: “bala es lo que hay”, cuyos aliados de cuello blanco, llevan años calumniando, insultando, estigmatizando a PETRO, y los paracos afines, mostrándose cada vez más dispuestos a incendiar el país, a asesinar a quienes no doblen la rodilla y se sometan a los dictados de todopoderoso líder, considerado hasta ayer imbatible.
Oportuno, lúcido, desprendido, espartano, notable, sublimado gesto, efectuado a nombre del triunfante ¡PACTO HISTÓRICO!, que lo enaltece, hecho con respeto por el vencido, privilegiando el interés patrio; el bien común de la paz. Encomiada, exaltada, ponderada, excelente manera de iniciar el mandato como presidente de los colombianos todos, sin distingos ni excepciones.
Gobierno del CAMBIO que, en 48 días, iniciará formalmente, y conforme a lo prometido, priorizará la incesante lucha a muerte, contra las penosas, cacareadas: corrupción, el hambre, el amiguismo, la miseria, la falta de liderazgo, de trabajo, el colapso del sistema de salud, el pago de favores, empoderamiento -en síntesis- del partido de gobierno, que haga realidad la anhelada ¡JUSTICIA SOCIAL!, estropeada hace un poco más de 74 años, con el magnicidio del caudillo del pueblo: JORGE ELIÉCER GAITÁN (45 años de edad), que partió en dos la historia de Colombia.
Encumbrado tribuno, cuya excelsa oratoria eternizó las máximas: «Yo no soy un hombre, soy un pueblo«. «El pueblo es superior a sus dirigentes«, enunciados que todavía erizan la piel de las desheredadas, famélicas, huérfanas, irredentas masas que, desde ese aciago, fatídico, infausto, patético, sombrío 9 de abril, congeló la simiente de la lucha popular, que desde entonces entró en cuarentena y que luego de paciente espera, acaba de germinar, florecer, gracias a décadas de amorosos, esmerados, desvelados cuidados, fertilización efectuada por el incomprendido PETRO.
Magnicidio cubierto por un manto de impunidad como las escandalosas masacres de La Granja, El Aro, la muerte de Jesús María Valle Jaramillo, defensor de DH y los 276 procesos que salpican al ‘innombrable’, entre ellos: las “chuzadas” del DAS; Agro Ingreso Seguro, la ‘yidispolítica’ -sinecuras entregadas a congresistas para la aprobación del ‘articulito’ de la reelección. Historia de nunca acabar, si se agregan los ‘falsos positivos’, delitos de lesa humanidad.
Valiente y comprometida lucha -la de PETRO, que al igual que GAITÁN, hace décadas empodera las miserias, penurias, urgencias, necesidades de los más humildes -de pata al suelo-; quien, en los audaces, sonados debates adelantados en su condición de senador de la República- develó los carteles de la contratación; el paramilitarismo, lo que le granjeó la hostilidad por parte de los denunciados, enlodados, aglutinados en torno al diabólico, sectario, hirsuto, incurable antipetrismo. Gesta reivindicativa que ayer domingo rindió sus frutos -duélale a quien le duela-, que tiene de plácemes al empobrecido pueblo, acostumbrado a que, de elección en elección, se le tome del pelo con una falsa, quimérica redención.
Bogotá, D.C., 20 de junio de 2022
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