Por: José Félix Lafaurie Rivera
“Están muy…, muy interesados”. ¿Quiénes? “China, India, los turcos, los rusos…”. ¿En qué? En invertir en la nueva zona binacional entre Colombia y Venezuela. Esas fueron las declaraciones del dictador Maduro. Así que… ¿“por ahí va el agua al molino”? ¿Qué hay detrás de la zona binacional?
Los anuncios del presidente Petro y de Saade, su actual “hombre eco”, están marcados por la opacidad. Generan mucha suspicacia la reticencia a publicar el documento y la actitud de Saade ante los medios, su discurso aprendido, sus evasivas y su insulto a la inteligencia de los empresarios no consultados, invitándolos a limitarse, sin preguntas, a esperar el paraíso anunciado de los grandes negocios.
En cuanto a las declaraciones de Petro, en principio desconfío de todo aquello que se pretende justificar con LA PAZ, como sucedió con la “estable y duradera” de Santos para justificar hasta un ataque a la democracia y un Acuerdo de impunidad, verdad segmentada, COCA y víctimas estafadas…, de disidencias y reincidencias.
Desconfío de su obsesión bolivariana y grancolombiana. En la reciente Reunión Ministerial de Energía de la CELAC, esa OEA de izquierda y sin Estados Unidos que hoy preside Colombia, Petro proclamó que el proyecto de Bolívar “puede comenzar por la integración de la Gran Colombia en términos energéticos limpios…”. Así puede comenzar y… ¿cómo puede continuar?, ¿acaso con una zona binacional ensanchada hasta fusionarse en una Gran Colombia progresista?
No estoy delirando. Si las declaraciones de Petro son preocupantes, las del dictador lo son aún más, pues no tiene que andarse con eufemismos ni cuidarse de ataduras, porque ya la democracia recibió la estocada en Venezuela y Maduro puede exclamar, como el Rey sol: ¡El Estado soy yo!
El dictador no le importa si es Memorando de Intenciones o Acuerdo. Mientras el gobierno colombiano habla de un piloto con Norte de Santander y los estados Zulia y Táchira, Maduro marcó en el mapa un “gran círculo” que, además del Catatumbo, incluye al Cesar y La Guajira. Es más, continuó bajando por el mapa y afirmó que estaban estudiando otras zonas en regiones como Arauca, enfrentada al estado Apure, y nuestros departamentos de Guainía y Vichada con el estado Amazonas en Venezuela, una zona que “es importante para la conservación de la selva amazónica, rescatarla de la depredación de la minería ilegal”.
Ahora bien, más allá de si, en el plano de lo formal, un Memorando de Intenciones compromete o no, pues como su nombre lo indica, es un documento con una clara “intención”, con la que ambos gobiernos están “comprometidos”.
Frente a la realidad, vuelven las suspicacias. Nuestra zona piloto no solo es la de mayor concentración de cultivos de coca en el mundo, aunque Saade se haya atrevido a la mentira de que el 75% del Catatumbo ya está recuperado, sino que suministra la cocaína que pasa fácil a Venezuela para ser distribuida a los mercados de Estados Unidos y Europa principalmente. La realidad es la presencia también binacional del ELN como grupo armado ilegal en Colombia y paramilitar en Venezuela.
La realidad es que el Cartel de los Soles no es fantasía y que, entre Maduro, Diosdado y Padrino, suman 65 millones de dólares en recompensas ofrecidas por Estados Unidos por delitos de narcotráfico y, por lo tanto, a ese régimen le importan poco o nada la erradicación del narcotráfico y la minería ilegal.
Es el inició del sueño de Bolívar, Chávez Maduro y Petro, decía emocionado Saade. ¿Cuál sueño?, ¿el de una Gran Colombia narcoprogresista, donde florezcan las muy interesadas inversiones de China, India, los turcos, los rusos y los iraníes?
¡Dios nos libre!
@jflafaurie