Por: José Félix Lafaurie Rivera.
En la mesa de negociaciones o fuera de ella, seguiré alzando mi voz: ¡NO AL SECUESTRO!, ¡NI UNO MÁS!
A estas alturas ya no entiendo al ELN, no entiendo su lógica ni su sordera; pero eso no importa, lo grave es que el ELN no entiende al país, no lo escucha cuando le grita no más violencia, no más secuestro. ¡Ni uno más!
El discutible comunicado en que anuncian la reanudación de las “retenciones económicas”, indignó al país y generó el rechazo inmediato y unánime de la delegación gubernamental, de los países acompañantes, posibles donantes, y de la Conferencia Episcopal y el enviado especial de la ONU.
Dentro de las violaciones al cese al fuego no están expresamente las retenciones, pero no es menos cierto, y hay que repetirlo, que el Acuerdo adopta como marco de referencia el DIH, que prohíbe la toma de rehenes, entendidos como la “Persona retenida contra su voluntad por alguien -secuestrador o atracador- que supedita su liberación al cumplimiento de determinada condición…”, todo ello sin contar que el secuestro es considerado en el Estatuto de Roma como delito de lesa humanidad y crimen de guerra.
De otra parte, el cese al fuego no se limita a los enfrentamientos con la Fuerza Pública, sino a cesar el hostigamiento a la población, como condición para su libre participación, punto central de las negociaciones.
Ahora bien, en el acuerdo de Puerta del Cielo (1998), el ELN se comprometió a suspender las retenciones económicas “siempre que no se incurra en su debilitamiento estratégico”, pero es falso que en el quinto ciclo el ELN haya ratificado el Acuerdo de 1998. En las rondas se dicen muchas cosas, pero solo es oficial lo consignado en los acuerdos.
En el sexto ciclo el ELN se comprometió a suspender las retenciones económicas, pero es falso que dicho compromiso estuviera condicionado al funcionamiento del Fondo Multidonante, pues era claro que ni un peso se entregaría al ELN para su sostenimiento. Mientras tenga las armas en sus manos y no se firme un acuerdo final, es un insulto a la inteligencia pretender que el Presupuesto Nacional o un país donante financiaran a un grupo armado ilegal incluido en las listas del terrorismo internacional.
Finalmente, es inaceptable que, después del anuncio de reanudación del secuestro extorsivo, el ELN afirme sin empacho que continuará cumpliendo el Acuerdo de cese al fuego, pues semejante anuncio es una carga de profundidad a las negociaciones y a la credibilidad del proceso, que difícilmente podrá continuar con ese piano a sus espaldas, porque el cese al fuego y el secuestro son las dos caras de la misma moneda: permitir la participación de la sociedad con el pleno ejercicio de sus derechos y libertades.
Entretanto, Néstor Julio, un ganadero de 72 años, el 8 de mayo fue sacado por hombres armados de su finca en Paz de Ariporo, Casanare, y lo mismo le sucedió el 5 de mayo, a Uriel Libardo en Cravo Norte, Arauca. Ambos ganaderos no están “retenidos” …, están secuestrados.
No se conocen responsabilidades y espero que no recaigan sobre el ELN, pero si marco la diferencia entre retención y secuestro es porque el ELN insiste en ese eufemismo para maquillar un delito: el secuestro extorsivo, y ante el anuncio de reanudar tan horrenda práctica, conviene dejarnos de complacencias y llamar las cosas por su nombre.
En cuanto a mi posición como representante de los ganaderos, si se estableciera responsabilidad del ELN en el secuestro de siquiera uno de ellos, sería complicada mi permanencia en la Delegación. Es un asunto de ética personal e institucional, de talante moral.
Pero en la mesa de negociaciones o fuera de ella, seguiré alzando mi voz: ¡NO AL SECUESTRO!, ¡NI UNO MÁS!