Por: mario arias gómez.
Acontecimientos.
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P
rimera-. El presidente Donald Trump, ha despedido a su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, el tercero desde que comenzó su mandato. Un verdadero halcón en materia de seguridad internacional, el principal proponente de mano dura en los principales conflictos geoestratégicos del mundo, desde Afganistán a Venezuela. El mandatario opinó ayer que su exasesor se «pasó de la raya» en la política hacia Venezuela, y agregó que sus declaraciones sobre Corea del Norte «perjudicaron» sus esfuerzos de diálogo con el líder norcoreano. Por tanto no ha dejado lugar a dudas sobre las causas de su despido: “No estuve de acuerdo con muchas de sus sugerencias”. La noticia cogió por sorpresa, sobre todo, después de que el fin de semana se anunciara la cancelación de una reunión secreta para tratar de firmar la paz con los talibanes, una cita que para nada gustaba a Bolton. También se le atribuyen la política de sanciones sobre Irán; el apoyo a Guaidó en Venezuela, como su oposición a las conversaciones con Corea del Norte. La CIA sacó a su principal agente en Rusia, porque temió por su seguridad. Ahora está con paradero desconocido, atribuyéndose a él la confirmación de que Moscú interfirió las presidenciales estadounidenses de 2016. Su destitución se produjo debido a los constantes enfrentamientos con Pompeo, y a su oposición a varios de los movimientos de política exterior del presidente. La próxima semana -se anunció- el Presidente nombrará a un nuevo consejero de Seguridad Nacional.
Segunda- Un medio periodístico próximo al Gobierno turco reveló la presunta transcripción del audio del asesinato del periodista opositor saudí Jamal Khashoggi, el pasado octubre dentro del consulado de Arabia Saudí en Estambul. La grabación, obtenida, empieza con una conversación entre dos altos funcionarios saudíes involucrados en el asesinato, minutos antes de que Khashoggi entrara en el edificio diplomático. En ella el alto oficial de la inteligencia saudí pregunta si ya “ha llegado el animal para ser sacrificado” y si deberían meterlo en una bolsa. El forense le responde que Khashoggi es demasiado alto y pesado y recomienda descuartizarlo para sacarlo del edificio en varias bolsas. «Siempre he trabajado con cadáveres. Sé cortar muy bien. Sin embargo, nunca he trabajado con un cuerpo caliente, pero también lo lograré fácilmente. 
Un alto oficial de la inteligencia saudí Maher Abdulaziz Mutreb pregunta si ya “ha llegado el animal para ser sacrificado” y si deberían meterlo en una bolsa.Normalmente me pongo los auriculares y escucho música cuando descuartizo cadáveres. Mientras tanto, bebo mi café y fumo. Después de desmembrarlo, envolveré las piezas en bolsas de plástico, las colocaré en bolsas y las sacaré (del edificio)», afirma el forense, según la transcripción del diario turco. Ambos funcionarios saudíes están entre los cinco que se enfrentan a la pena de muerte por “ordenar y cometer el crimen”, de un total de 21 sospechosos que están siendo juzgados en Arabia Saudí.
Tercera-. Cuando el periodista ve una toalla, pregunta a sus captores si van a drogarlo, y estos le responden que van a hacer que se duerma. Tras haber sido drogado, Khashoggi pide que “no le dejen con la boca cerrada” antes de perder el conocimiento. “Tengo asma. No lo hagas, me asfixiarás”, fueron las últimas palabras de Khashoggi. Después de un rato comienza a escucharse el sonido de una sierra de autopsia durante una media hora, tiempo en el que, supuestamente, el forense descuartiza a Khashoggi.
La relatora de Naciones Unidas para las ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, señaló que el Estado saudí “debe ser visto como responsable” del asesinato y apuntó a “evidencias creíbles” que vinculan al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman con la muerte de Khashoggi. Finalmente, el gobierno saudí admitió que el asesinato fue premeditado pero negó cualquier vínculo de los autores con la familia real.
Cuarta-. Desde el accidente de la planta atómica Fukushima Daiichi, en el 2011, la compañía propietaria de la central, Tokyo Electric Power Company (Tepco), ha acumulado más de 1 millón de toneladas de agua altamente radiactiva usada para refrigerar los reactores dañados.
Preguntado el ministro de Medio Ambiente de Japón, Yoshiaki Harada, por el agua contaminada, en el momento de hacer balance de su tiempo al frente del ministerio, un día antes de que el primer ministro japonés, Shinzo Abe, reforme su Gabinete, respondió:
“Creo que no hay más opción que verterla al mar”. De mantenerse el ritmo actual de almacenamiento, Tepco calcula que se quedará sin espacio para 2022, lo que ha llevado a la compañía y al Gobierno central a debatir medidas para gestionar el problema. Tepco baraja el vertido al océano como una de esas opciones, una medida que todavía está siendo debatida por el panel gubernamental que supervisa el desmantelamiento de la central, pero que ya obtuvo el visto bueno del organismo regulador nuclear nipón.
Sobremesa
Bogota, D. C. 12 de septiembre de 2019.
