¡Algo va de Pedro a Pedro!

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Con menoscabo de la solemnidad instituida -años ha- para la posesión presidencial, estropeada repentinamente, por el iletrado, irracional y montaraz Ernesto Macías, cánido sin bozal, al que solo le falta aullar, quien dirige -en mala hora- el Congreso; medianía que impensadamente aprovechó el acto de juramentación del presidente Duque, para proferir una afrentosa, deshonrosa, infamante y sulfurosa diatriba, contra el expresidente Santos.

Macilenta catilinaria -que no discurso- leída por encargo, que sonrojó al país decente, desconcertó e incomodó a los invitados extranjeros, obligados a escuchar dicha monserga, que amplificó el ignominioso memorial de agravios, divulgado en la prensa de ese día, cuenta de cobro del reconocido grupo de halcones del CD, desahogo,  de cuatro años de ostracismo, desafuero que los pintó de cuerpo entero, festejado en el templo de la democracia. Qué vergüenza.

Circunstancia en que el país esperaba oír la disposición del legislativo, de trabajar, armónicamente, con el ‘que dijo el patrón’, es decir, gobernar sin espejo retrovisor, con sentido unitario, dejando atrás la ‘atosigante’ polarización, anhelo contrariado por el injurioso consueta, analfabeta que hizo el oso internacional, al desdorar -además- la majestad del cargo, monopolizado para encadenar un rosario de insultos, que dejaron primeramente mal parado al Congreso, interfiriendo -de paso- la gobernabilidad; las herramientas necesarias para el buen suceso del gobierno. Sartal de infundios, sin sustento, que aguaron la fiesta, tan fuera de lugar, como la desafortunada frase de quien le recordó al país: “Duque es el que gobierna, pero Uribe es el jefe”.

Contrasta todo con los históricos, cuyas naturales diferencias políticas, nunca los alejó de guardar las formas. Rememoro -al respecto- las discrepancias de Gilberto Alzate con Laureano Gómez. Transcribo apartes del memorable discurso, pronunciado por el Mariscal, el 5 de noviembre de 1951, con motivo de la posesión de Urdaneta Arbeláez, que reemplazó a Laureano.

Auxiliado por el gran admirador del caudillo, el cálido exmagistrado, AUGUSTO TREJOS JARAMILLO, agudo crítico del acontecer nacional, paradigmático ciudadano, honra y prez del hombre de bien, quien me abrió su selecta biblioteca, para entresacar unos apartes, del recordado panegírico, para regusto (“fume y compare”) de los lectores:

Excelentísimo señor: A fuer de Presidente del Congreso de Colombia, tengo el insigne honor y grato privilegio de daros posesión de la más eminente dignidad del estado, con la breve fórmula habitual que os inviste de las prerrogativas y atributos del mando. Ese juramento solemne, con su fuerza mística y jurídica, apareja para vos graves deberes y os vincula al servicio integral de la república”.

La promesa contraída bajo el nombre de Dios tiene un valor fiduciario en la comunidad humana que le otorga el crédito como garantía moral”.

El país sabe sobradamente de vuestra vida íntegra, comparece y responde por vos qué al asumir las responsabilidades del poder ejecutivo, seréis fiel al compromiso jurado, consagrando devotamente al interés nacional vuestras esclarecidas dotes de estadista y ciñendo a la ley vuestra gestión de gobierno”.

…” a causa del transitorio retiro del ilustre presidente titular (su enemigo político), cuya salud se ha visto comprometida por su desmedida pasión de servicio público y la ciclópea tarea que se ha impuesto”.

…“restaurar la vigencia de valores morales en olvido y trazar el diseño monumental de la patria futura… En torno de su lecho de enfermo monta ahora guardia, con angustia y solicitud, la república, que lo reconoce como personero y campeón de su destino.  La súbita lesión orgánica del eximio presidente lo obliga al reposo y lo aleja pasajeramente de sus funciones”.

Exento de enconos sectarios y ajeno a los tumultos del ágora, vuestra presencia en la vida pública no se ha caracterizado por la virulencia pasional y el ademán zarpado, sino por la mesura, una propensión a la concordia y una voluntad de servicio al país.” “…sin trasegar el acre zumo de las viñas del rencor”.

yo transmito a vuestra excelencia la voluntad que tienen las cámaras de cooperar ampliamente con el ejecutivo y suministrarle cuántos instrumentos legales requiera, para el desarrollo de su gestión administrativa.” “Os corresponderá, excelentísimo señor, presidir los debates de las reformas del estado, que no han de estar transidos por pequeños recelos ni sórdidos intereses, sino inspirados en el servicio obligatorio de una Colombia mayor“… “nos esforzamos en que esta etapa pinacular no sea inferior a las anteriores”.

parodiando la frase de Cánovas del Castillo: Con nosotros la historia de Colombia continúa«.

¡Inmenso! Algo va de ¡Alzate! al rastrero Macías.

Por: mario arias gómez

Mario Arias Gómez

Bogotá, D. C. 05 de septiembre de 2018

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