Por Eduardo Padilla Hérnandez
Hoy, en lo que sería tu cumpleaños, querido Jaime Lara Arjona, siento tu presencia más viva que nunca. Hombre de amistad inquebrantable, compañero leal, amigo de todos, recordarte es celebrar la vida que compartimos contigo.
Recuerdo con claridad aquel día en Tierralta, cuando ganaste por primera vez como representante a la Cámara. La alegría era inmensa, las risas compartidas, los abrazos sinceros… y allí estabas, siempre con tu sonrisa, demostrando que el éxito no cambia al hombre que sabe valorar la hermandad y la camaradería.
Hoy, cada brisa que toca mi mejilla me recuerda a ti, y sé que eres tú quien viaja en el viento, acariciando nuestros recuerdos y dejándonos la fuerza de tu ejemplo. Gracias por enseñarnos el valor de la amistad verdadera, por tu lealtad sin condiciones, y por los momentos que hoy se transforman en recuerdos eternos.
Jaime, tu risa, tu entrega y tu espíritu permanecen con nosotros, y hoy, aunque físicamente no estés, celebramos tu vida, tu legado y la amistad que sembraste en cada corazón que tocaste.
Siempre en mi corazón
Su Hermano,
Eduardo Padilla Hernández