La Corrupción en Colombia

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Por: Eduardo Padilla Hernández, abogado, presidente de Redvigila.

Los corruptos se opusieron a que el gobierno les otorgara media pensión de 500 mil pesos a los ancianos de Colombia.

Aquellos se burlan de las leyes y de la Constitución del país, pero las Leyes del Universo no pueden ser burladas: le tuvieron que pagar 80 millones de dólares a la justicia de los Estados Unidos.

La corrupción política es un modelo distorsionado y negativo que se refiere a los actos deshonestos o delictivos cometidos por funcionarios y autoridades públicas que abusan de su poder e influyen a realizar un mal uso intencional de los recursos financieros y humanos a los que tienen acceso, anticipando sus intereses personales o los de sus allegados, para conseguir una ventaja ilegítima que antes se hacía de forma secreta y privada, pero que hoy se hace a la luz pública como una práctica normal, pues todo el mundo lo sabe.

La corrupción se parece al antiguo tribunal de la Santa Inquisición romana: Si una persona se opone a esa industria abominable, la queman en la hoguera de la mentira y de la infamia.
Estamos en un momento donde se justifica al corrupto y se mata al justo. Ambos casos son igualmente abominables.

El término opuesto a corrupción política es transparencia. La corrupción se define como «toda violación o acto desviado, de cualquier naturaleza, con fines económicos o no, ocasionada por la acción u omisión de los deberes institucionales, de quien debía procurar la realización de los fines de la administración pública y que en su lugar los impide, retarda o dificulta».

Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o de transparencia de un Estado legítimo.
Muchos pagan sobornos en efectivo o en especie para poder recibir un beneficio, para acelerar trámites administrativos o para evitar pagar una multa.

La corrupción es la carencia de una conciencia social ante el cambio climático, la evolución demográfica, el desarrollo tecnológico y, de manera más general, la globalización.

Somos testigos de un proceso de transformación del mundo a un ritmo y a una escala sin precedentes, donde la corrupción ha socavado todas las esferas de la sociedad.

La falta de educación o de una cultura del compromiso genera formas de corrupción que varían, pero las más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada, patrocinio, sobornos, tráfico de influencias, evasión fiscal, extorsiones, fraudes, malversación, prevaricación, caciquismo, compadrazgo,cooptación, nepotismo, impunidad y despotismo, entre otros.

La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como narcotráfico, lavado de dinero, prostitución ilegal, trata de personas, minería ilegal, compra-venta de votos, desforestación y otros daños al medio ambiente.

La corrupción se define como «el mal uso o el abuso del poder público para beneficio personal y privado», entendiendo que este fenómeno no se limita a los funcionarios públicos.

También se define como el «conjunto de actitudes y actividades mediante las cuales una persona transgrede compromisos adquiridos consigo mismo, utilizando los privilegios otorgados y acuerdos tomados con el objetivo de obtener un beneficio ajeno al bien común».

Por lo general se apunta a los gobernantes o los funcionarios elegidos o nombrados, que se dedican a aprovechar los recursos del Estado para de una u otra forma enriquecerse o beneficiar a parientes o amigos.

UN LARGO CATÁLOGO DE LAS CAUSAS DE LA CORRUPCIÓN

Entre las muchas causas endógenas (las que tienen que ver con el pueblo) podemos enlistar las siguientes:

Carencia de una conciencia social.
Falta de educación o de una cultura del compromiso.
Paradigmas distorsionados y negativos.
Personalidades antisociales y megalomanía.
Percepción sesgada del grado de corrupción presente.
Infravaloración de la posibilidad de ser descubierto.
Como elementos exógenos de la corrupción (los que dependen de la sociedad), tenemos:
Impunidad efectiva en los actos de corrupción.
Corporativismo partidista.
Modelos sociales que transmiten una falta de valores, realizando una carencia de estos.
Excesivo poder discrecional del funcionario público.
Concentración de poderes y de decisión en ciertas actividades del gobierno.
Discrecionalidad y escasez de decisiones colegiadas.
Soborno internacional.
Control económico o legal sobre los medios de comunicación que impiden se expongan a la luz pública los casos de corrupción.
Salarios demasiado bajos.
Falta de transparencia en la información concerniente a la utilización de los fondos públicos y de los procesos de decisión.
Poca eficiencia de la administración pública.
Extrema complejidad del sistema.

JUSTICIA SOCIAL CONTRA LA CORRUPCIÓN

La búsqueda de justicia social, que ofrece a cada hombre y a cada mujer en el trabajo la posibilidad de reivindicar libremente y en igualdad de oportunidades su justa participación en las riquezas que han contribuido a crear tiene hoy tanta fuerza como cuando la OIT fue creada en 1919.

Ello es así, porque, al celebrar el centenario de la OIT en 2019, la importancia de la consecución de esa justicia social cobra cada vez más relevancia en 2023, con el agravamiento de la desigualdad y la exclusión que constituyen una amenaza para la cohesión social, el crecimiento económico y el progreso humano, ante el cambio climático, la evolución demográfica, el desarrollo tecnológico y, de manera más general, la globalización.

Somos testigos de un proceso de transformación del mundo del trabajo a un ritmo y a una escala sin precedentes.

Los corruptos colombianos han caído en la viscosidad gelatinosa de las arenas movedizas, y lo peor es que no hay agua suficiente para licuarlas. Para ellos todas las puertas están cerradas, menos una: la puerta de la JEP.

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Eduardo Padilla Hernández
Eduardo Padilla Hernández

Abogado, Columnista y Presidente Asored Nacional de Veedurías


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