De Hambre han Muerto 95 Niños de La Guajira, por un Concepto Extraño y Cruel denominado “Anormalidad Normal”

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Por: Eduardo Padilla Hernández, abogado, presidente de Redvigila.

El gobierno Petro expidió recientemente el Decreto titulado: Estado de Emergencia Económica y Social del Departamento de la Guajira, pero la Corte Constitucional, con base en el Artículo 239, Numeral 7, de la Constitución, tumbó ese proyecto mediante un despiadado concepto jurídico denominado “Anormalidad normal”.

Pero estas palabrejas jurídicas y paradójicas, no están asociadas al hecho de que ahora reposen en el cementerio 95 niños nativos de ese departamento de la costa Norte de Colombia.

Cabe anotar que los estudiosos magistrados de la Corte no tienen la culpa de la pobreza de La Guajira, pues ellos sólo se ocupan de calcar fielmente los fundamentos jurídicos. Como dice el principio romano: “Dura es la ley, pero es la ley”.
Otra paradoja se ve claramente en que el pobre pueblo guajiro está asentado sobre una enorme riqueza generada por el carbón.

Pero esta prosperidad que nunca ha tocado la puerta de sus hogares, ayudaría a que los niños guajiros no sigan muriendo por el hambre (maquinada de antemano por una élite que nunca ha mostrado ni una gota de amor por la población infantil).

El colmo de esta situación es que con los impuestos que tributa el pueblo, les desembolsan el sueldo a los políticos que fungen altos cargos en la nación. ¡Pero así le paga el “diablo” a quien bien le sirve!

No obstante, los miembros de la élite están tranquilos, pues ellos saben que a los padres de familia no les importan sus hijos difuntos; porque si les importaran, no siguieran votando por los partidos corruptos que apoyan el hambre y la muerte de niños en la Guajira.

¿O es que acaso creen que el billete de cien mil pesos (que vale un voto) es una varita mágica que va a resucitar a los menores muertos?

El letargo es tan terrible que el pueblo le agradece al mochilero cuando él le entrega los $100 “lucas” a cada persona, lo que equivale a cuatro años de hambre.

El Cerrejón, la élite que maneja el carbón, proyecta matar de sed a los niños, con el desvío del río Ranchería, que se haría entre los municipios de Barrancas y Hato Nuevo en La Guajira, sin importarle para nada que ese cambio de curso afectará a todo el departamento ya que es la principal fuente de agua dulce de la región.

El Cerrejón parece ignorar que El Ranchería no permite que La Guajira sea un completo desierto. No le importa que se vaya a cometer el mayor desastre ecológico, económico y social en la historia si esto prospera.

En los videos de animales que habitan en las llanuras africanas, veo la bravura de las madres que defienden a sus hijos. ¿Cómo es posible que, en este sentido, los humanos sean inferiores a las bestias del campo?

La extinción deliberada de niños no es nada nuevo. Desde tiempos remotos se ha realizado esta práctica macabra:

El faraón ordenó matar a todos los niños extranjeros después de que sus escribas le advirtieron del inminente nacimiento de una amenaza a su corona. Pero el padre y la madre de Moisés fueron avisados de que la vida del niño estaba en peligro y actuaron para salvarlo.

Herodes, al ver que había sido burlado por tres forasteros, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca. Entonces, José, su esposa y su hijo, huyeron y fueron exiliados en otro país.

El conquistador español Hernán Cortez, en un genocidio sin precedentes, mató a casi todos los niños aztecas, pero el colonizador engañó a la historia escribiendo que los padres nativos les habían ofrecido sus hijos, en sacrificio, al dios Quetzalcóatl.

En un estadio humillaron a una niña, pero la menor que, fue abochornada, sabe que si tratan de destruirla es porque ella está en la cima. El miedo se debe a que esa chica puede ser la futura Presidenta de nuestra amada República de Colombia, y eso no les conviene a los que le hicieron el bullyng.

El número de niños palestinos muertos por los bombardeos y ataques terrestres israelíes ha llegado 5.840, mientras que 31 niños israelíes han muerto por los ataques de Hamás. Estos niños murieron sin saber por qué los adultos pelean.

Antes yo tampoco sabía por qué la élite odia a los menores, pero ahora comprendo que entre los niños del pueblo se pueden estar gestando espíritus semejantes a los siguientes caudillos:

Espíritu Mandela: le pondrá fin al apartheid, traerá la paz a este país dividido racialmente y se colocará como líder de la lucha por los derechos humanos en todo el mundo.

Espíritu Gandhi: luchará contra el régimen colonialista.

Espíritu Gaitán: condenará el orden «convivialista», donde la política se practica en círculos cerrados, y sólo unas cuantas personas deciden el futuro del país; allí se concentra la oligarquía que mantiene dominado cada ámbito de la vida en Colombia.

Espíritu Jaramillo Ossa: pondrá en su sitio a la burocracia: «No se puede hablar de paz, ni ser consecuente con la paz, cuando no se castiga ejemplarmente a los miembros del Estado comprometidos con la violencia hacia la población civil».

Espíritu Galán: denunciará la corrupción en la que están involucrados algunos miembros de la sociedad colombiana, promoverá la sinceridad de los políticos, tendrá claro que es necesario denunciar el clientelismo y la corrupción al interior de las colectividades, y planteará la reforma de los partidos.

Espíritu Garzón: concientizará a la Zoociedad: “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su país, nadie vendrá a salvárselo”.

Espíritu Pizarro: planteará una política nacionalista en la cual la solución de los problemas del país partirá del estudio de la realidad colombiana, siguiendo los lineamientos bolivarianos respecto a una patria latinoamericana con la participación popular y en la que habrá equidad social y económica, que se centrará en la democracia entendida como la tolerancia y el respeto al pluralismo ideológico.

La élite teme que estos niños anden por ahí con apariencia normal, pero que en cualquier momento crecerán y mostrarán su ADN de manera sorprendente.

Como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte.

Semejante a él no lo hubo jamás. Como gente de a caballo correrán, a modo de estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes, con sonido de llama de fuego que consume hojarascas y rabos de paja. Delante de él temerán los corruptos y se pondrán pálidos los semblantes de todos los malévolos. Ese remanente, que saldrá incólume, marchará por su camino, sin torcer su rumbo, y no habrá quien de él escape. (Fuente: Joel 2).

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Eduardo Padilla Hernández
Eduardo Padilla Hernández

Abogado, Columnista y Presidente Asored Nacional de Veedurías


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