Por Rafael Nieto Loaiza
Sobre el atentado que querían cometer los elenos contra el Fiscal, planeado en Venezuela, coinciden varias fuentes: inteligencia militar, el CTI de la misma Fiscalía y un funcionario de policía judicial. Tiene sentido, Francisco Barbosa es incómodo para esa guerrilla por al menos dos razones: una, si la Fiscalía profundiza sobre los escándalos que golpean su círculo más íntimo, estará en peligro la permanencia de Petro en la Presidencia. Y hoy Petro es el aliado más valioso que tiene el Eln. Les regaló un acuerdo de cese del fuego que impide a la Fuerza Pública realizar operaciones ofensivas y confrontar militarmente al Eln pero que no le exige a esta guerrilla cesar sus otras actividades criminales. Así lo han dicho expresamente al menos tres comandantes elenos sin que nadie del gobierno haya salido a desmentirlos. Ese, por supuesto, es el mejor escenario para el fortalecimiento eleno. Y coincide con el Eln en que en las negociaciones hay que abordar “el modelo” político y económico del país, concesión que ni siquiera les hizo Santos, afanado por el Nobel, a las Farc. Petro tiene la esperanza de que, si no avanzan sus reformas en el Congreso, pueda hacer la revolución mediante un “acuerdo de paz”.
Dos, el Eln, que alguna vez manifestó reticencias éticas sobre el narcotráfico, está metido hasta el cuello en el negocio desde la firma del pacto de Santos con las Farc. Hoy, los elenos son otros mafiosos más. Así que eliminar a Barbosa les conviene. El Fiscal ha sido el freno para varias de las decisiones presidenciales que favorecen el narcotráfico e incluso ha manifestado que votará en contra de la política gubernamental sobre la materia en el Consejo Superior de Política Criminal. Sería la primera vez que tal cosa ocurriera desde que se creó ese Consejo.
Yo no recuerdo una ocasión en que el Eln se haya atribuido abiertamente un crimen. Habrán sido muy pocas. En cambio, sí han negado muchos que después se comprobaron de su autoría, como el bombazo en el Centro Andino o la matanza de cadetes de la Escuela General Santander. Ahora también el Eln sale a desmentir. No iban a confesar que negocian y al mismo tiempo planean la eliminación de contradictores políticos y que lo hacen además en medio del cese del fuego.
En la mejor de las hipótesis, el atentado estaría siendo planeado por una facción que no sigue los lineamientos del Coce. Si así fuera, sería en todo caso muy grave que ya haya disidencias y que la jefatura elena no tenga control sobre toda la organización. Por otro lado, con esa excusa podría justificarse cualquier violación a lo pactado.
El atentado contra María Fernanda Cabal tiene una arista más, la de la canallada de buscar la muerte de la esposa de uno de los negociadores del Gobierno, José Félix Lafaurie quien, además, está pagando un costo reputacional altísimo por sentarse en esa mesa.
Maduro también ha salido a sostener que nada tiene que ver con el atentado. Le creo. En nada convendría a Venezuela apoyar semejante tropelía. Eso no significa, sin embargo, que Caracas no tenga responsabilidad alguna. La tiene por cuenta de haber tolerado y seguir tolerando la presencia de grupos criminales colombianos en su territorio.
Los exabruptos de Danilo Rueda y de Álvaro Leyva merecen repudio. En una entrevista en la televisión oficial, Rueda sostuvo que “el saboteo de la paz tiene diferentes mecanismos, uno de ellos es desinformar”. Por su parte, Leyva dijo que “podría ser perfectamente una bomba contra el proceso de paz con los elenos”. La línea de ambos es la misma: defender al Eln, que en twitter dijo que el Fiscal “intenta un sabotaje al proceso de diálogo que se está desarrollando con el Gobierno” y sugerir que Barbosa miente. Mal vamos cuando el Gobierno se pone de entrada del lado de los violentos.
Peor, la posición de los dos tiene el problema de que una de las fuentes de la información es inteligencia militar. El MinDefensa se ha limitado a decir que van a proceder a “la verificación de las fuentes que han suministrado la información”.
Y tampoco habla, y es muy preocupante, el Comandante de Ejército. Debería explicar porque la información de que era un blanco eleno la recibió María Fernanda Cabal de parte de la Fiscalía y no de los uniformados y porque nadie dijo nada sino hace un par de días cuando inteligencia militar tiene información sobre los atentados hace más de un mes.