Comerciantes de San Victorino denuncian abusos por parte de administradores de bodegas

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Reportan que les ofrecieron lavamanos portátiles, pero no los hicieron y hasta les cobran $800 pesos por el simple uso de lavado de manos, esencial en la pandemia del coronavirus.

Desde la semana pasada fue reabierto el popular sector de comercio San Victorino, en el centro de Bogotá, a través de una mesa técnica en la cual participaron la Alcaldía de la Capital y los comerciantes. Allí se estableció en detalle la reglamentación sobre las medidas de bioseguridad en cada uno de los establecimientos del lugar.

A la fecha son varios los vendedores asociados a diferentes bodegas de comercialización de mercancía que denuncian la falta de rigurosidad por parte de los dueños y administradores en la implementación de las medidas de bioseguridad. Mencionan que los administradores de la “Bodega Medellín”, dejaron que la implementación de los protocolos de bioseguridad estén a cargo de cada uno de los vendedores asociados.

Añaden que en la citada bodega tan solo existe un baño en pésimas condiciones para el uso de más de 400 personas, además, resaltan el cobro de $800 pesos por el simple uso de lavado de manos, acción que es esencial en medio de esta pandemia del coronavirus. De igual forma, manifiestan que según el plan de reapertura, dichos establecimientos debían implementar lavamanos portátiles, pero no lo han hecho.

Los comerciantes de la «Bodega Medellín», al igual que muchos en el sector han optado por guardar su mercancía en sus puestos de venta, un hábito que no es obligatorio pero que ellos han decidido hacerlo para evitar la contaminación de sus productos y también el traslado de sus mercancías a las 12:00 PM en una zona que ha aumentado su inseguridad por no tener la presencia continua de la Policía.

Dicha iniciativa ahora es cobrada por parte de los administradores de las bodegas de venta, los comerciantes denuncian amenazas por parte de los dueños de las bodegas si la suma de $170.000 pesos extra en la administración no es cancelada, denuncian que les han dicho que podrían llegar a perder el derecho a vender en un punto de venta que han comprado con anterioridad en más de $30.000.000.

El aforo en centros comerciales como el Gran San y Visto, es regulado y tienen una fuerte medida de control de las personas que acceden a sus instalaciones a diferencia de bodegas como la «Medellín», donde habitantes de calle ayudan a ingresar mercancías, a pesar de lo expuesto que estas personas están al virus.

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Deiber Avilés
Deiber Avilés


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