Daniel Coronell

Escuché cuando «El Bandi» le hablaba a su patrón Gilberto Rodríguez de su sociedad en NTC con Coronell

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Escuché en la oficina del fallecido César Villegas, «El Bandi», que le hablaba a su jefe Gilberto Rodríguez, patrón del Cartel de Cali, sobre su sociedad en NTC con Coronell:  «No Don Gilberto, Daniel no es amigo de Uribe, tranquilo» y además le comentaba que ya tenía la bendición del gobierno de Gaviria y contaba con otros socios importantes.

Por Fernando Álvarez Corredor.

Daniel Coronell

Un recordatorio a Daniel Coronell para que no se le olvide de dónde viene…

A raíz de una pasada columna titulada Coronel si tiene quien le escriba, con una sola L porque la segunda L de su apellido es otra mentira, el columnista de Semana volvió a mentir cuando trinó en @DCoronell que «quien eso escribe ha sido denunciado por mi en dos columnas. Ha trabajado y para los señores Ángel». Miente nuevamente. Lo desmentí cuando dijo que el exalcalde Gustavo Petro se alió con un hermano de un amnistiado narcotraficante para apoyarme en la elección como Comisionado Nacional de Televisión. Y tengo que ser categórico para decirle otra vez que miente. Ni he trabajado ni trabajo para los señores Ángel. Soy amigo del que tuvo problemas con usted pero no los ha tenido con la justicia. Sé, además, de dónde vienen sus problemas con él pero no estoy autorizado para contarlo. Lo cierto es que cuando le dañé a usted su negociado de 20 mil millones en la CNTV comenzaron sus famosas denuncias contra mí, pero siempre con mentiras. Al final, Coronell con extrañas presiones, me hizo sacar del portal Kienyke por haberle publicado esa nota «Coronel si tiene quien le escriba».

El día que derroté en las elecciones a la CNTV a su amigo y aliado Javier Ayala con el que pretendía tumbar al Estado, como lo prueba el fallido Tribunal de Arbitramento que gracias a mis denuncias en la desaparecida revista de Pedro Juan Moreno y Sixto Alfredo Pinto, conocida como La Otra Verdad, terminó en un mal menor para el erario público, me graduó como objetivo de sus columnas. Con mentirasSí yo trabajara para quien es mi amigo, no lo haría a escondidas porque es un hombre con empresas legales y que han sido hurgadas hasta la saciedad gracias a su persecución, y a las cuales, no les encontrarán nada diferente de su parentesco con alguien que no ha  sido ni siquiera investigado por las autoridades antinarcóticos, ni en Colombia ni en el exterior. Porque también miente al decir que es hermano de un amnistiado narcotraficante, ya que hasta un primíparo sabe que la amnistía se le otorga a quien ha cometido un delito y se le perdona. Y este tampoco fue el caso.

Si yo trabajara para mi amigo sería un empleo digno y nunca a hurtadillas como lo hizo usted con el expresidiario, asesinado en una vendeta entre mafias, César Villegas, alias «El Bandi» y con el extraditado narcotraficante Justo Pastor Perafán, con quienes se sentó a negociar el ingreso de sus dineros del narcotráfico a su noticiero antiuribista, Noticias Uno-NTC. Ver copia de constitución de la empresa NTC:

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De igual manera, negoció que sus equipos de televisión fueran el soporte técnico de la licitación y de sus primeras emisiones, a conciencia de que eran dineros del narcotráfico y que Imagen y Sonido era una empresa del narcotraficante Pastor Perafán, extraditado a Estados UnidosVer fotos de los citados equipos:

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Además su expresa alianza con el testaferro Marco Antonio Cañón. Escuche la grabación…

Entre otras cosas es bueno contar que usted nunca le devolvió la plata s su socio, «El Bandi» Villegas porque cuando estuvo preso por el proceso 8.000, le salió con el cuento de que ese dinero estaba a nombre de Villegas pero le pertenecía a Felix de Bedout, socio de Coronell. O sea que como me lo contó el propio Villegas en entrevista en la Cárcel, usted también lo tumbó cuando cayó en desgracia.

En 1994, cuando yo editaba la revista del equipo Santa Fe y preparaba una entrevista con el Tren Valencia, que era la portada, me citó el jugador en una oficina que resultó ser la de César Villegas, entonces socio mayoritario de Santa Fe. Allí tuve la oportunidad de escuchar cuando éste le pedía por teléfono dinero al narcotraficante Gilberto Rodríguez Orejuela para meterlo en el Noticiero de Coronell. Villegas le decía que ya había hablado con Mauricio Vargas, el ministro de la época de Gaviria y amigo de Coronell, que también él iba en el negocio y que además una de las socias era nada menos que Beatriz Sanín, hermana de Noemí Sanín. En ese momento pensé que Villegas estaba descrestando o pretendía impresionar a alguien que estaba en su oficina y no le di mucha credibilidad a su conversación. Nunca supe quién era el que estaba al frente de Villegas porque sólo escuchaba desde una oficina contigua que hacía de sala de juntas o de espera. Pero recuerdo que decía: «No Don Gilberto, Daniel no es amigo de Uribe, tranquilo» y le comentaba que ya tenía la bendición del gobierno de Gaviria y contaba con otros socios importantes.

En la columna del 2005 en la que supuestamente me denunciaba. Decía que yo era «un pobre hombre que primero escribía odas a Pablo Escobar y un tiempo después le recibía dinero a sus archienemigos los Rodríguez Orejuela». Mentiras. Ni lo uno ni lo otro. En lo que acierta es en que yo era un hombre pobre porque yo sí no me avergüenzo de haber nacido en un barrio humilde y no escondo a mis padres como él y mucho menos me voy a cambiar el apellido para pasar por judío, ni a ponerle otra L como si eso fuera un caché. Eso servirá por ahí para embaucar inenuos pero no más.

Lo que llama odas a Pablo Escobar es su forma sutil de mentir. Yo si fui el primero que en SEMANA y, junto con Felipe López, revelé las andanzas de Pablo Escobar con el artículo Un Robin Hood Paisa, y obviamente el título es peyorativo. Y además produje informes de carátula como El Prontuario de Escobar, La Contrarrevolución en Urabá y El Dossier Paramilitar, por los cuales tuve que salir del país cuando Escobar me iba a matar, no precisamente por escribir odas sino por denunciar el crimen organizado, que sí encontró en usted el socio perfecto. Y miente cuando habla de dinero de Rodríguez Orejuela, porque como lo supieron las autoridades en su momento y lo atestiguó el fallecido periodista Alberto Giraldo, él sí me entregó un cheque de un millón, que apareció en esas listas de la mafia, porque yo le alquilaba una cámara de televisión para su noticiero internacional. Aunque no voy a decir, como usted, que yo no sabía que él era relacionista del Cartel de Cali. Pero no fui socio, como usted, con “El Bandi”, ni me alié como lo hizo usted con Pastor Perafán. Le alquilé un equipo y eso pudo ser un error porque yo sí sabía sus andanzas.

Pero Coronell también dice verdades. Porque en esa columna decía que Gustavo Petro «justo una semana después de denunciar los vínculos de políticos y paramilitares, se pasa al bando de los denunciados a cambio de una platica. La única razón del vistoso volantín es el dinero…»  Y continúa: «Gustavo Petro, el hombre que consumó el contrato, ha sido valiente a la hora de denunciar la infiltración paramilitar, pero le han podido la ambición y la doble moral en otros episodios».

Además escribió sobre Petro. «El representante que critica -o por lo menos criticaba- el uso de recursos públicos para el proselitismo a favor del presidente Uribe, justifica las mismas conductas en la casa del lado. Detesta los ‘consejos comunales’ de Colombia, pero adora los ‘Aló Presidente’ de Venezuela. Reprocha el delfinismo en la diplomacia colombiana -que alcanza para Santofimio y para Holguín- pero encuentra normal que un hermano de Hugo Chávez sea ministro y después embajador», decía en esa columna.

Las verdades de Coronell a veces son premonitorias como cuando escribió en el 2010: «La Mesa de Santos»ver columna… en la cual habla de la traición y la desconfianza como ejes de Santos, míremos: «Todo indica que la traición es medalla en la campaña de Juan Manuel Santos… Casi todos los directivos de la campaña han dado saltos mortales en política. Hoy están con Santos, ayer con otro y mañana con quien toque». No es necesario hacer comentarios sobre esta verdad. Y no se equivocó cuando dijo: «Un sector importante del uribismo recuerda la larga lista de volteadas del candidato de la U».

Sería por eso que en la entrega de un premio Simón Bolívar a Daniel Coronell el expresidente Juan Manuel Santos, que ahora lo considera su mejor amigo y a quien le dio durante su gobierno el Canal 1 a dedo, le dijo: «Hay algunos comunes contradictores que no deben estar muy contentos con este premio, pero yo lo felicito de todo corazón»…

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Fernando Álvarez Corredor
Fernando Álvarez Corredor

Periodista y Columnista


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