La llegada de Gloriza Ramírez a Italia: Con avemarías ajenas

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Por Fernando Álvarez Corredor

En medio de los nombramientos que ha hecho el presidente Iván Duque, algunos de los cuales han causado curiosidad, por decir lo menos, cuando no malestar entre quienes se la jugaron al 100 por su aspiración presidencial; ya sea porque los nombrados pertenecían al gobierno de Juan Manuel Santos, el cual teóricamente saldría con su gente para otra parte, o porque no han sido nombramientos uribistas explícitamente o incluso porque a veces parecen más pertenecientes a las causas enemigas del expresidente Álvaro Uribe, ahora se suma la incertidumbre que generan ciertos reconocimientos inmerecidos.

El caso más insólito que se vive en el mundo que rodea a Duque es el de Gloriza Ramírez, una asesora de comunicaciones “de medio pelo”, como la califica un antiguo compañero suyo, que va a ser nominada como Consultora del Año en los premios Reed Awards, entregados por la revista Campaigns & Elections, especializada en asuntos de estrategia y comunicación política. Este premio normalmente se otorga a estrategas de renombre o a personas que le han pegado al tablero con una campaña exitosa o por alguna manifestación creativa que a todas luces la haya sacado del estadio.

Sin embargo, para asombro de muchos de los que conocen los intríngulis de la campaña de Duque, la nominación de Gloriza, como la conocen en el mundo de los asesores en comunicaciones, resulta casi una burla para los que realmente metieron la ficha y acertaron en relación con la estrategia de poner a Duque presidente. No sólo porque la Ramírez era algo así como la posición retardataria en la campaña, ya que insistía en que lo primordial era el manejo mediático Off Line sino porque el éxito de Duque se dio fundamentalmente por el manejó en el terreno de las comunicaciones On Line.

Gloria es la típica relacionista de las que se sabe meter y conoce la escalera como la que más. Siempre escala posiciones y logra llegar a lo alto aunque al final termina por pelar el cobre. Hoy ya es casi un refrito o un lugar común hablar de ella en los cocteles de comunicadores porque casi todo el sector le identifica sus argucias. La mayoría de las personas que se han encontrado en el camino con ella consideran que sus méritos los consigue no tanto por su capacidad comunicadora sino por su talento para hacerlo creer. Su principal característica es la de trepar saltándose los conductos regulares para lograr siempre quedar en la foto.

Algunos que han trajinado a su lado piensan que es más lo que se mueve hacia adentro que hacia afuera. Su arte comunicacional no radica tanto en promover o diseñar la estrategia para posicionar un candidato ante el electorado sino en saber hacerle creer al candidato que lo bueno que le ocurre mediáticamente se le debe a ella. «Es una experta en comunicaciones endógenas», así sea en contra de las necesidades comunicacionales exógenas, dice un experto en la materia que prefiere mantener su nombre oculto porque conoce la capacidad retaliatoria de Gloriza.

Gloriza Ramírez quien aparece como la estratega de la campaña de Iván Duque quedó nominada extrañamente como Consultora del Año cuando en realidad para muchos de los protagonistas en la estrategia presidencial de Duque resultó más un estorbo que un aporte. Gloriza, dice un consultor, ha participado en casi todas la campañas de los últimos 30 años y siempre es una protagonista que en algunos medios hasta le sacan el cuerpo por parecer la típica lagarta, melosa e hipócrita. Quienes la han sufrido, porque pocos quieren contarla entre sus compañeros, aseguran que es la campeona de la intriga.

Es especialista en cobrarse los méritos de los demás y en conseguir que sus jefes terminen creyendo sus fábulas. Siempre ve conspiraciones y encuentra infiltrados donde no existen y es probable que tenga el récord de sacrificar personas valiosas por conquistar posiciones en las esferas del poder. No son pocos los que han tenido que ver con ella que no terminen odiándola por su capacidad de sembrar cizaña y de dejar cadáveres políticos en el camino. Sus prácticas incluyen el desprestigio de quienes puede ver como potenciales rivales y la difamación a los que ve como competencia.

En el mundo del marketing político son numerosos los casos en los que expertos como Germán Medina, Ricardo Galán, Ramón Jimeno o María Alejandra Trujillo, para mencionar solo unos han vivido anécdotas sobre el talante de “codera” y zancadillera de la famosa Gloriza. En épocas de Andrés Pastrana, se asoció con la más cercana y fiel de sus colaboradoras, María Helena Álvarez, quien llego a ser ministra plenipotenciaria en Alemania durante su gobierno.

Con ella montaron una empresa de asesorías en comunicaciones y en menos de nada la que era cercana de Pastrana quedó relegada a segundona y Gloriza pasó al primer plano. Este salto triple se llevó por delante a Efraín Marín, que aún se pregunta cómo puede irle bien a quien actúa tan mal. No entendían cómo Gloriza lograba el salto triple y siempre quedaba en el trípode de los campeones sin haber hecho el más mínimo mérito. Es de las que caen para arriba dice alguien que juró no volver a trabajar con ella, ni para ella. ni mucho menos a contratarla como subalterna.

Se cuenta incluso que un año y medio antes del triunfo de Duque el propio Luigi Echeverry, a quien todo el mundo reconoce como el verdadero estratega de esta candidatura, la echó de la campaña de Duque presidente. Según algunas de las personas que estuvieron al frente del cañón, Luigi lideraba la estrategia digital de la candidatura en la que nunca creyó Gloriza, porque ella no confía sino en hablar con los directores de medios, ya que todavía le salen un par de ellos. Sin embargo ella regresó porque como dice un cercano a la campaña que pide que no lo mencionen porque le tiene pánico a la Ramírez, “irónicamente ella es como las cucarachas, mientras más las barren más se meten por debajo.

El caso es que son muchos los asombrados con la capacidad escaladora que tiene está menuda y desgarbada mujer a la que casi nadie quiere pero a la que todo el mundo teme. Personas de la talla de Bernardo Álvarez, Juan Carlos Ortiz, Juan Luis Isaza, Jehudi Castro, Mateo Peralta o Luis Martín Uribe, quienes de verdad pusieron el lomo en la campaña no salen del impacto que produce una lagarteada del premio tan de frente. Aunque ninguno de ellos querrá hablar porque la descabezada puede ser letal. Algunos recuerdan lo caro que le salió a la propia Alicia Arango haber discrepado con Gloriza. Por poco y la deja en el asfalto, ya que si no es porque Duque es agradecido, la Arango andaría buscando qué hacer con una carpeta y detrás de un contrato en un ministerio.

Aunque algunos creen que el nombramiento de Gloriza como embajadora en la Santa Sede es como un castigo o una maldición porque allí como por obra y gracia del diablo envían a las personas que no saben dónde poner o que han caído en desgracia. Los más optimistas piensan que los presidentes colombianos mandan a las ovejas descarriadas a ver si la cercanía con el pastor las hace entrar en una dimensión de propósito de enmienda y contrición de corazón.

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Fernando Álvarez Corredor
Fernando Álvarez Corredor

Periodista y Columnista


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