Por: William Acero.
Querida madre Sara Sofía Arango, estarás en nuestros corazones hasta que El altísimo nos llama a rendir cuantas. De esta nadie se salva nadie es nadie, a todos nos va tocar este amargo momento.
Les pido a todos los que hoy escuchan estas palabras de un hombre que las ha vivido todas, a las personas hay que darles felicidad es en vida hoy y ya, no esperemos que sea mañana, las cosas hay que hacerlas ya, créanme lo que les digo, si le di algunos sufrimientos a mi madre no lo puedo negar, pero también la colme de muchas pero muchas felicidades, hoy recuerdo cuando partía a BOGOTÁ a buscar nuevas oportunidades, y mi madre me dijo; «si se me lleva a mi hija viviana, no se si cuando usted regrese yo este viva» me chantajeo, ya que Viviana mi hija se había quedado con ella mientras yo me instalaba en BOGOTÁ, desde allí le comencé a dar satisfacción y felicidad y hasta el día de hoy le di todo el amor y la salud hasta que la llamaste a tu reino.
Entiendan que cada uno de los momentos y las emociones son lo que cuentan para cada uno de los seres humanos que estamos que hoy nos escuchan.