Por: Eduardo Padilla Hernández, presidente de Redvigila.
Pitbull Terrier es la raza de perros más feroces del mundo, según el ranking de los expertos. Pero estos caninos son simples osos de peluche comparados con los Pitbull Terrier bípedos que tenemos en Colombia.
A nivel nacional, los miembros de la mafia narco-política de Colombia están colgando de un hilo.
El hecho de que el Presidente Gustavo Petro les está acabando todos los negocios dolosos, los ha puesto en una tesitura muy complicada.
Es inminente el fin de una dinastía corrupta. No sé si después del revolcón del siglo se levantará una nueva élite de bandidos, pero, sin duda, el gobierno tendrá más experiencia e inteligencia para combatirla.
Petro los llamó a reconciliación y les dio puestos burocráticos, pero los bandidos, en lugar de agradecer, como era de esperarse, arremetieron lanza en ristre contra el mandatario de los colombianos, volviendo a su antigua costumbre de comer su propio vómito.
Los partidos en Colombia son parecidos al Tren de Aragua, una organización criminal de origen venezolano.
El pueblo cree que en Colombia hay muchos partidos, pero la cosa no es por ahí, pues sólo existen dos partidos; por un lado, está El Partido Corrupto, el tradicional que opera basado en una terrible agenda: Roba, destruye, mata, extorsiona al actual gobierno, le pide contratos, ministerios, etc., pero eso no es para ayudar al pueblo, sino para fortalecer su propia corrupción y para solucionar los problemas de sus miembros y los de su familia.
Es decir, el partido de la vida o de conciencia (democracia) y el partido de la muerte, el tradicional, el traidor, compra votos, el que se alimenta del presupuesto nacional, del enriquecimiento ilícito, del narcotráfico, el concierto para delinquir, etc., etc., etc.
Los congresistas eligen Contralor y Procurador. Por eso los entes de control están al servicio del partido de la Corrupción.
La elección popular de estos organismos sería la solución.
Si el Congreso no aprueba el proyecto de gobierno del Poder Ejecutivo, entonces el presidente debería convocar a una constituyente para que el pueblo lo apruebe y, de esta manera, ponerles freno a los bandidos. Así Colombia gozará de una verdadera democracia (el poder del pueblo), para “vivir sabroso, felices, dichosos y en paz”. Porque resulta que el pueblo elige a unos empleados para que nos sirvan, pero el asunto está al revés, porque, entonces esos empleados creen que el patrón (el pueblo) debe hacerle la venia.
La Constitución tiene un vacío jurídico para la elección de candidatos a esas corporaciones de control. La Constituyente de 1995 debió llenar ese vacío, para que ahora existiera un tamiz legal que atajara a los corruptos.
Petro es víctima del chantaje por parte de las fracciones del Partido de la Corrupción, pues todos piden ministerios, viceministerios, y compran delegados y procuradores.
Todo esto significa generación de violencia. Las estructuras delictivas están dentro del Estado, el cual ha sido su mayor financiador.
Petro no ha podido darles la media pensión de 500 mil pesos a los abuelos, porque se opusieron los siguientes partidos politiqueros corruptos: Centro Democrático, Partido Liberal, Partido Conservador, Cambio Radical y el Partido cristiano Colombia Justa Libres, el cual es un bicéfalo que se pelea el becerro de oro (presupuesto nacional).
Un sector mayoritario de la sociedad sabía que darles mermelada a esos partidos políticos, enemigos del pueblo, no iba a funcionar, porque ellos jamás van transitar por el camino correcto.
Es algo sensato pedir la renuncia a los jefes de las Carteras que Petro les dio como cuotas de unos congresistas que nunca van a cumplir lo pactado.
El Estado no puede seguir dándoles a los corruptos herramientas, cargos y presupuestos.
No es buena idea continuar suministrándoles alimentos a las serpientes, porque todo lo que ellas acaparan lo convierten en veneno.
Desde los tiempos de Rococó, las mordeduras de esas serpientes venenosas han producido parálisis estatal y trastornos hemorrágicos del erario público potencialmente mortales.
En Colombia existen muchas especies de esas serpientes venenosas, símbolo de temor porque personifican el mal, entre las que se cuentan las siguientes: Squamatarife, Cristiaofidio, Radicalofidio, Conservaofidio y Liberaofidio, entre otras.
Todos estos reptiles están protegidos por escamas de impunidad.
Estas serpientes, dada su diversidad de especies, han llegado a colonizar casi todos los hábitats del Estado, a excepción de los polos, porque allí es como si les cayera un valde de agua fría.
La mayoría de esas serpientes viven en zonas “senadosas” y “camarosas”. El resto vive en lugares “gobernadosos”, “alcaldosos” y “concejosos”.
Unas cuantas víboras habitan en las cavernas de Cananea, donde se comunican con otras serpientes mediante su sistema “vomecelular”, con el cual también pueden rastrear presas, oler depredadores que se acercan y vigilar las rutas del fruto del arbusto farlopa eritroxiláceo.
Con la llegada de Petro a la presidencia, en asocio con Colombia Humana y el Pacto Histórico, así como la OMS ordenó la vacuna contra el Covid-19, Petro le trae al pueblo la vacuna antiofídica contra el veneno mortal de esa cueva de áspid.
Este es colmo de la desfachatez: Un sólo funcionario del Partido de la Corrupción tiene un esquema de seguridad exagerado, pues se moviliza hasta con siete camionetas blindadas, diez escoltas, un francotirador y dos policías.
Esta hipérbole, que deforma y degrada la realidad colombiana, la pagamos con nuestros impuestos, producto del sudor de la frente de cada colombiano.
¿De quién se cuidan, si ellos son los malos?
Es sumamente peligroso trabajar del lado del Partido Corrupto, porque sus miembros se traicionan entre ellos mismos.
Cuando ven que alguien de los suyos se está volviendo rueda suelta, lo liquidan o lo extraditan.
Uno de ellos que empezó a actuar como “rueda suelta” lo enviaron de vacaciones, luego lo mataron supuestamente para “robarle” el reloj de oro que la víctima llevaba puesto. Ese cuento trillado no lo cree nadie. Ya el mundo sabe qué fue lo que realmente aconteció. La excepción es Merlano, quien milagrosamente escapó de la muerte.
A otro que decidió ser una “rueda suelta”, lo extraditaron, para silenciarlo, pero esa vez la coartada no funcionó, pues el verdugo Mancuso viene pronto de los Estados Unidos con la guillotina afilada. No dejará ni un solo títere con cabeza. Los chicos malos pegaron el salto, pero van caer en su propio charco.
Si por otros lares del territorio nacional llueve corrupción, por los lugares del Sinú hay un diluvio regional.
En ese ubérrimo valle cordobés hay una letal mezcla sirio-libanesa con Romo-sinuano, que mediante prácticas fraudulentas han saqueado el erario público.
Y, por el otro lado, está El Partido Correcto, que se dedica a luchar en pro del medio ambiente, a denunciar la corrupción (narcotráfico, minería ilegal, contaminación ambiental, destrucción de la flora, aniquilación de la fauna y contaminación de humedales (mares, ríos, ciénagas), a darle tierra, educación y recursos financieros a los campesinos, en el marco de la Reforma Agraria, para que dentro de pocos años Colombia sea La Potencia Mundial de la Vida.
Lo más aconsejable es no buscar al rico ni al noble malo, sino al sabio bueno, aunque sea pobre, pues en este largo camino, se van conociendo a los verdaderos amigos.
La gobernanza del cambio está basada en la interrelación equilibrada del Estado, la sociedad civil, la reforma agraria y el mercado, para lograr un desarrollo económico, social e institucional estable, además de la libertad financiera.
Los hechos que están aconteciendo son amores y no buenas razones.
En el país hay que desenmascarar a todos los bandidos con credencial, y en Córdoba existen muchos politiqueros con presencia en comisiones constitucionales.
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En la segunda presidencia de Uribe, con Uribito de Min-agricultura, se produce una parcelación de predios para obtener los beneficios crediticios del programa Agro Ingreso Seguro, donde aparecen como socios beneficiarios del proyecto los senadores Fabio Amín, David Barguil y el representante Nicolás Barguil, además, una reina de belleza y otros politiqueros.