Katerine Andrea Martínez, alias «Gabriela», oriunda de Barranquilla (Atlántico) la joven de 19 años, capturada por las autoridades como cómplice del atentado al Senador y candidato del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay, ocurrido en el Parque El Golfito, en el barrio Modelia del Occidente de Bogotá, en un acto político público, el pasado sábado 7 de junio de 2025, le contó fríamente a la justicia en un interrogagtorio los detalles de cómo se planeó el crimen.
Uribe Turbay quedó gravemente herido, tras recibir dos disparos en la cabeza. Le han realizado cinco cirugías para salvarlo, su estado es crítico y lucha por su vida en la Clínica Fundación Santa Fe, en el norte de la ciudad.
FUE QUIEN ENTREGÓ EL ARMA
Según la investigación, alias «Gabriela» fue quien entregó la pistola Glock de 9 milímetros al menor de 15 años, Juan Sebastián Rodríguez, el cual finalmente disparó contra el congresista. El joven sicario también resultó herido en los hechos y fue capturado el mismo día del intento de asesinato del reconocido parlamentario opositor al actual Gobierno.
SU CAPTURA
Katerine Andrea Martínez fue capturada por hombres de la Policía Nacional el 14 de junio de 2025 en la ciudad de Florencia, capital del Caquetá, a donde huyó desde Bogotá, después del ataque a Uribe Turbay, para econderse de las autroridades que le seguían la pista. Allá hasta se cambió el color del cabello para confundir a los investigadores que al final la atraparon cuando departía en un bar de esa ciudad del sur de Colombia.
MODELO WEBCAM
En su descarada narración ante Martínez comenzó diciendo en una audiencia que no tenía gran experiencia en el mundo criminal y que vivía de ser modelo webcam en plataformas de contenidos para adultos, oficio que ejercía en su casa, un humilde lugar en el barrio Danubio Azul, en la localidad de Bosa, sur de la Capital de la República, donde residía con su pareja. De igual forma, está relacionada al expendio de drogas sintéticas como el tusi.
En el interrogatorio la mujer reveló que en el pasado había conocido a un personaje llamado Élder José Arteaga Hernández, alias «El Costeño» o «Chipi», en un bar en el centro de Bogotá y, según su relato, antes del atentado a Miguel Uribe ya había realizado un par de “vueltas” con él. Su misión era ser la “mensajera” de la banda sicarial y su rol consistía en llevar las armas a los sitios donde se desarrollaban los asesinatos.
LOS DELITOS DE LA MUJER
La audiencia de Katerine Andrea Martínez, se llevó a cabo ante un juez de control de garantías de Bogotá el martes 17 de junio de 2025 y durante esta diligencia, la Fiscalía le imputó varios delitos, entre ellos tentativa de homicidio agravado, porte ilegal de armas y uso de menores en la comisión de delitos. De ser condenada podría pagar unos 29 años de prisión.
El Juez del caso le impuso medida de aseguramiento en centro carcelario por su presunta participación en el atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay. La diligencia judicial se realizó bajo estrictas medidas de seguridad, y se ordenó su reclusión en las celdas del búnker de la Fiscalía General de la Nación.
Alias «Gabriela», en el atentado a Miguel Uribe, no solo llevó el arma y se la entregó al sicario adolescente de 15 años, sino que se quedó y presenció todo lo que pasó. En medio del caos de los diparos, luego huyó con «El Costeño» y dejó solo al gatillero menor de edad.
CUANTO LE OFRECIERON A «GABRIELA»
En su interrogatorio, la mujer contó cómo se vinculó a la banda. Dijo que conoció a «El Costeño» en un bar y este le reveló su macabro trabajo. “Me dijo que era sicario y me ofreció trabajar con él, me dijo que para llevar encargos, que yo no me iba a exponer, que me daban lo de los transportes y que me pagaban por esto”, afirmó «Gabriela».
«El Costeño» le ofreció por el atentado de Uribe Turbay, que “si moría, me pagaba diez millones. Si no se moría, me pagaba 600 o 700 mil pesos”.
EL MENOR SICARIO
La joven narró la forma como «El Costeño» seleccionó a la persona que iba a disparar contra el Senador Uribe. El cálculo siempre apuntó a que fuera un menor de edad, que en el desafortunado caso que fuera atrapado por las autoridades no respondiera ante la justicia penal.
“Me llamó y me preguntó que si no conocía a un menor de edad… que lo necesitaba para una vuelta. Yo le pregunto que para cuál vuelta y él me dice que necesitaba un menor suicida”, afirmó la mujer.
«El Costeño» le dijo a Martínez que “para esta vuelta estaban pagando más o menos 700 millones”.
«Me dijo que si lo podía conseguir, que le ofreciera 100 o 150 millones de pesos, que solo tenía que disparar y entregarse a la Policía… Me dijo que era mejor si tenía de pronto antecedentes, o no tenía padres. Que no tuviera a nadie que estuviera tan pendiente de él. Me dijo que debía tener entre 14 y 16 años, porque si estaba por cumplir los 18 podía sufrir cárcel, entonces que necesitaba que tuviera por ahí 14 años para que lo metieran a una correccional y de ahí lo dejaban en libertad», confesó alias «Gabriela».
Katerine Martínez narró cómo «El Costeño» le habló de la pistola que tenía que recoger, resguardar y luego entregar en Modelia. “Empezó a hablar del arma, que venía del extranjero y que era una Glock, que había costado como 15 o 20 millones, que era un juguetote”, contó «Gabriela».
El día del atentado, la joven metió el arma en una talega de ARA y luego, en la cintura, dentro del pantalón, en el abdomen.
TODOS LOS DISPAROS A LA CABEZA
«El Costeño» fue el encargado también de dar las instrucciones precisas del atentado contra Uribe Turbay. Katerine Martínez cuenta que cuando se encontraron en el carro spark, ya en Modelia el día del crimen, le pidió que le entregara el arma: «Saca a la niña», recuerda que le dijo.
“Élder le dijo al muchacho que no le fuera a oprimir nada porque él ya se la había programado para que disparara seguido, no tiro a tiro, sino seguido, como en ráfaga… Élder le sacó el proveedor, sacó las balas del proveedor y las empezó a contar y dijo la cantidad que había, pero no recuerdo cuántas [eran]. Volvió a meter las balas al proveedor y metió el proveedor a la pistola, ahí jaló la parte de atrás, la cargó, por decirlo así“, narró la mujer.
Katerine Martínez describió ante la justicia la emoción que tenía el menor de edad por participar en esa “vuelta”.
“El muchacho se encontraba de copiloto. A este muchacho, yo nunca lo había visto. Él estaba con un pantalón con calcomanías, con una chaqueta negra y una gorra roja. Tenía un celular en la mano, que era con un forro blanco; no sé qué marca era el celular. Tenía el pelo largo en la parte de atrás y corto en la parte de adelante. Tenía un porte como paisa, pero un acento rolo, de Bogotá”, cuenta ella.
«EL COSTEÑO» ENGAÑÓ AL SICARIO
Alias «Gabriela» confesó la forma cómo «El Costeño» engañó al menor de edad al decirle que una vez disparara, la banda se encargaría de extraerlo del lugar. “Élder le dijo: ‘Dios lo bendiga, ahorita lo recogemos’”, comentó.
“Le contó que había una moto que lo iba a esperar en la misma esquina donde estaba el Spark. Le dijo que si la moto no alcanzaba a recogerlo, una cuadra más adelante iba a estar el Spark y que tenía cinco minutos de escape, porque la Policía estaba con ellos, y que estos eran los que estaban de escolta del senador, que tenía estos cinco minutos para descargarle el proveedor en la cabeza y escapar». cuenta Martínez.
Al parecer no lo iban a recoger, pues le apostaban a que luego de los disparos al menor le dispararan de vuelta los escoltas del senador Uribe Turbsy.
EL CELULAR
Katerine Martínez en su declaración resuelve uno de los mayores misterios de la investigación. ¿Dónde quedó el celular que llevaba ese día el menor de edad y que se ve en las grabaciones de las cámaras de seguridad previas al atentado?
“Vi el celular de forro blanco, el que tenía el muchacho menor de edad que disparó. Estaba en el asiento del copiloto. Ahí también estaba la gorra roja de este mismo muchacho y la chaqueta negra que él llevaba, atrás. Esto fue como a las 6:30 o 7:00 de la noche”, aseguró la mujer.
En la investigación, las autoridades recuperaron otro celular, que tmabién era del menor de edad, en un allanamiento en su residencia el mismo día de los hechos. Allí encontraron 30 fotografías del Alcalde dcde Bogotá, Carlos Fernando Galán, y otras de la Fiscal General de la Nación, Luz Adriana Camargo.
CAMBIARLE EL COLOR AL CARRO
La joven manifestó la orden que había dado «El Costeño» para desaparecer el Spark que estaba en el lugar del atentado y en el cual habían cuadrado los detalles del crimen contra Uribe Turbay ese sábado.
“El que iba manejando llevaba una gorra, una camisa azul; ahí empecé a escuchar la conversación que estaban teniendo. Élder le dijo al chico que le cambiara el color al carro, que le cambiara placas, que le quitara el GPS y que fuera y lo vendiera donde fuera», dijo «Gabriela».
LA ESTRATEGIA ERA MATAR AL CONDUCTOR Y AL SICARIO
Katerine Martínez confesó que entre los planes de «El Costeño» siempre estuvo dar de baja al conductor del vehículo Spark, el venezolano Carlos Mora y al menor de edad Juan Sebastián Rodríguez. Hoy ambos están detenidos y resguardados por las autoridades.
De acuerdo con su versión, el jefe de la banda Élder Arteaga, «El Costeño», le contó eso después del atentado contra el congresista en una cantina, tomándose unas cervezas. “Ellos empezaron a hablar entre ellos y dijeron que iban a mandar al venezolano a vender el carro y que luego lo mataban. Dijeron que necesitaban acabar con la cola, que primero iba a ser el venezolano del Spark gris y luego el menor de edad”, sostuvo «Gabriela».
LA FUGA HACÍA EL CAQUETÁ
Cuando los medios de comunicación comenzaron a sacar los videos de ambos, después del atentado a Uribe Turbay, «El Costeño» le pidió a Martínez que huyera de Bogotá.
“Me dijo que no esperara a que buscaran mi cara, sino que me fuera, que me fuera para Florencia, porque allá no me iba a encontrar nadie”, informó la mujer.
“Él me dijo que no, que allá era más fácil que me encontraran, y me insistió que me fuera para Florencia, que allá podía estudiar lo que yo quisiera. Yo le pregunté qué podía estudiar allá. Él me dijo que un curso de drones o un curso de francotirador, que esos cursos iban a ser allá con la guerrilla. No me mencionó qué grupo de guerrilla, si eran de las Farc o cuál era. Me dijo que él tenía contacto con la guerrilla allá, que él conocía personas y que no me iba a faltar nada», relató «Gabriela».